Capitulo IV

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La mañana escolar se paso volando, la lluvia por fin había estallado.

Arabella pensó un rato en su prototipo de "David Beckham en motocicleta", pero le restó importancia y siguió con su día normal.

Al llegar la noche, su madre la estaba esperando con la lasagna de pollo para los nuevos vecinos.

- ¡ Aquí esta !, te acompañare, nos presentaremos y después me iré al trabajo.

- Vale, me cambiare y enseguida vuelvo.

Arabella estaba ansiosa por conocer a los nuevos vecinos, después de todo eran los primeros en mucho tiempo. Se decidió por una camisa azul claro manga larga, pero le gustaba arremangársela hasta los codos, unos jeans oscuros, ajustados y sus converse blancas. Dejo su cabello suelto y se aplicó algo de rímel y brillo en sus labios.

-¡ Ya estoy lista ! - gritó mientras bajaba las escaleras.

Su madre saco la lasagna y caminó hasta la puerta. Arabella la abrió y las dos salieron hacia la casa de al lado.

Al llegar donde su nuevos vecinos, una mujer con una gran sonrisa y expresión algo sorprendida les abrió la puerta.

- Buenas noches, mi nombre es Ana Clarke y ella es mi hija Arabella - dijo su madre en un tono demasiado dulce.

- Hola Ana y Arabella !, mi nombre es Penny Turner, pasen, sean bienvenidas.

Arabella se sintió algo incómoda al entrar y ver al señor Turner con su periódico, pero en un instante algo la relajo. El sonido de una guitarra eléctrica tocando wonderwall de Oasis, una canción que le encantaba.

La chica miro alrededor de la casa, detallando cada rincón del sitio, le pareció un lugar acogedor y bonito.

Se concentró en el sonido que se hacía más fuerte cuando llego a los pies de la escalera. La señora turner se dirigió a ella:

- Es mi hijo, si quieres puedes subir a su habitación y saludar.

La chica se puso nerviosa pero aceptó, subió varios escalones y ojeó el primer piso, vio a su madre entregando la lasagna a la señora Turner y esta le agradeció.

"Es sólo un niño"- pensó mientras terminaba de subir las escaleras con indecisión. Los rasgueos de la guitarra eran cada vez más fuertes y nítidos al acercarse.

Cuando llegó al segundo piso, habían dos puertas una a la izquierda y otra a la derecha. Arabella se dejo llevar por la melodía de la puerta izquierda. Tocó tres veces, pero nadie respondió a su llamado.

Sigilosamente, abrió la puerta.

Arabella  { Alex Turner }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora