En esta noche soy el lobo que le aúlla a la luna,
recordando cuando no eran dos almas separadas.
Hoy vengo pidiendo otro deseo a la diosa fortuna,
anhelo que junte de nuevo nuestras almas,
ya que necesito deshacer este vacío que me desangra.
Ella con una cara despreocupada, contesto —Lo lamento, tu deseo fue ser libre
y el de ella que todos la admirarán,
ahora vive sin importar que sea tan horrible,
porque ella no quieres sentirse aprisionada,
sé que tu amor es puro,
pero ella de su deseo está enamorada,
pobre bestia que ama a quien no lo ama.
Hoy, tu alma no vale nada,
el sufrimiento de las almas es lo único que me hace sentir amada,
en esos momentos de sufrimiento es cuando más suplican, desean,
se arrepienten y atormentan.
Me gustaría que dure tu tormento,
pero no hay nada que no se curé con el tiempo,
más eso no me causa pena alguna,
ya que cuando tú turno termine, comenzara el de la luna,
buscará tanto el amor que tú le ofreciste,
pero muerto estará lo que lo que en algún momento sentiste,
serás frío como el hielo y tú amor pertenecerá a alguien más,
sin olvidar nunca la cicatriz que la madre fortuna te hizo tiempo atrás.
Lloren pobres almas destrozadas,
ya que nunca con el amor verdadero las dejaré estar,
haré que sufran en un gran desierto,
para que terminen junto alguien con quien no esperaban estar.
