ALMOST BOYFRIEND [KiriDeku] +18 || FINALIZADO

Capítulo 3

Medianoche.

La ciudad estaba iluminada por luces multicolores de neón que brillaban como estrellas bajo la oscuridad de la noche, una vista espectacular desde la amplia ventana en el departamento del héroe Red Riot.

El pelirrojo daba vueltas en su habitación como un león enjaulado, Midoriya y él acordaron verse a las once de la noche en su departamento.

Izuku no llegaba, las dudas empezaron a torturar su corazón.

¿Por qué demora tanto?

¿Se arrepintió?

¿Regresó con mi bro?

Un ligero toque en la puerta acabó con sus inseguridades.

—Perdona la demora, de camino aquí ayudé a un par de personas —susurró nervioso.

—No te preocupes y pasa —con una señal le indicó que entrara y cerró la puerta. — ¿Por qué traes tu mochila? —preguntó mientras Izuku lo seguía hasta su habitación.

—Traje algunos cuadernos para hacer apuntes.

Se sonrojó y se sintió avergonzado al ver la mirada divertida del pelirrojo.

—No es necesario apuntar nada, mis clases serán full práctica.

Izuku ahogó un gemido de sorpresa.

—¿Co-cómo empezaremos? —preguntó dejando su mochila encima del escritorio. —No sé cómo iniciar.

—Quítate la ropa.

Siempre había deseado ver el cuerpo desnudo del pecoso, tenía que aprovechar la oportunidad de hacer real todos sus sueños húmedos con él.

—¿Qué?

—Es decir, tienes que provocarme. No tengas miedo, tómate tu tiempo, quiero ver cómo te desvistes, hazlo lento para aumentar la tensión sexual.

Izuku se sacó la remera con torpeza, sus manos temblaban por los nervios y bajó la mirada al sacarse el pantalón junto a los bóxer, estaba acostumbrado a que Katsuki le quitara la ropa y lo tomara sin piedad.

Esto era nuevo para él y la sensación de ser visto desnudo por otro hombre calentaba su cuerpo, Kirishima tenía razón, hacerlo lento aumentaba la tensión.

Al pelirrojo se le hizo agua la boca, su miembro se endureció en un suspiro, la perfecta anatomía de Midoriya parecía tallada por los mismos dioses, en cada centímetro de su piel solo podía ver perfección.

Izuku quedó al desnudo exponiendo su abdomen plano con músculos definidos adornados por sus pezones rosados, parecían los pétalos de una hermosa flor, su mirada avergonzada prendió los bajos instintos de dominación de su compañero.

Eijirou quería someter a ese precioso ángel y el pecoso se sintió orgulloso de ver el bulto tras los pantalones de su amigo solo por verlo desnudo.

—¿Alguna vez te tocaron aquí? —preguntó acariciando el miembro dormido de Izuku.

Su voz salió ronca por la excitación al ver la longitud del pecoso ponerse erecta y dura por el movimiento de su mano que subía hasta la cabeza y bajaba hasta impactar contra la base.

—No, nunca. 

Aquella respuesta le consumió la razón y encendió su cuerpo.

Midoriya no mentía porque su ex novio nunca pensó en darle placer y solo bebía de su cuerpo sin preocuparse por devolver toda la gloria que tomaba.

Eijirou estaba al límite del control, no podía más, necesitaba sentir el calor del pecoso y lo arrastró hasta la cama, recostando su cuerpo sobre la sábana boca arriba, con una gentileza que conmovió a Izuku, el pelirrojo se colocó encima abriéndole las piernas.

—¿Estás listo? 

Su mirada llena de lujuria se mezclaba con su voz desesperada por una afirmación para realizar su primer sueño húmedo con Izuku.

El pecoso movió la cabeza en señal de aceptación.

—Ahhh.

Izuku gimió suave, sus miembros se rozaban con delicia entre las manos del pelirrojo, abrazó con fuerza el cuello de Kirishima, sentía su cuerpo en las nubes, la sensación más placentera de su vida, mordió sus labios con fuerza cerrando sus ojos por inercia. 

Eijirou simulaba embestidas, sus testículos golpeaban la entrada del pecoso.

—Mírame. Midoriya, abre los ojos. 

Una punzada de celos atravesó el corazón de Eijirou al ver el rostro descompuesto de Izuku, pensó que tal vez imaginaba a Katsuki y no quería ser egoísta, sabía los sentimientos del pecoso pero necesitaba que Izuku no olvidara quién lo estaba llevando al paraíso en estos momentos.

—Me voy a...

Sus orbes verdes brillaban con auténtico deseo mirando los ojos del pelirrojo, ni siquiera lo había penetrado pero se sentía muy bien.

El roce de sus pieles erectas envueltas entre las manos del pelirrojo lo llevaba a la locura.

Kirishima aumentó el movimiento de sus manos, presionó con más fuerza ambos miembros, sentía el orgasmo correr por sus venas, estaba a punto de llegar.

Un movimiento más y la esencia de ambos salió disparada sobre el vientre y el rostro de Izuku como tantas veces había soñado.