ALMOST BOYFRIEND [KiriDeku] +18 || FINALIZADO

Capítulo 4

Kirishima pensaba que los celos eran para hombres inseguros y poco masculinos.

Tenía toda la razón.

Porque ahí estaba muriéndose de ganas por separar a Izuku de su bro.

Se sentía mal por estar celoso pero era una emoción que no podía evitar, no después de haber tenido intimidad con Izuku y sí, lo aceptaba, estaba inseguro. 

Una parte muy profunda de su corazón no quería que Izuku volviera a los brazos de Katsuki, sabía de los sentimientos del pecoso, a pesar de ello tenía la esperanza de enamorar al chico pero ahí venía su agencia formando una alianza con las agencias del rubio y el pecoso para una misión y poniendo a su crush junto al ex en el mismo equipo.

Confirmado, el universo estaba en su contra y se reía a carcajadas de su sufrimiento.

Estaba desesperado porque Izuku no era nada de él y se echó la soga al cuello con ese trato de ser su maestro del sexo, agonizaba lleno de dudas y si Izuku volvía con su bro estaba seguro que se tiraría de un puente para acabar con su dolor.

No podía quitar sus ojos de todos los movimientos y reacciones de Izuku, lo vio sonrojado por fugaces segundos cuando su mirada esmeralda se chocaba con la del rubio y la desviaba avergonzado hacía sus apuntes de los últimos detalles de la misión.

Kirishima se ahogó con sus celos hasta la hora que terminó la reunión. 

Estaba dispuesto a largarse para llorar en su oficina por ser un imbécil enamorado, pensando con seguridad que Katsuki ya había recapacitado y pedido perdón al pecoso por dejarlo. 

De pronto todo pasó en cámara lenta, pareciendo tan irreal.

Katsuki salió disgustado de la sala de reunión junto al resto de héroes que participarían en la misión, pasando por un lado del pelirrojo, Izuku venía hacía él, kirishima se quedó estático pensando que se iría tras su bro, parecían haberse peleado, pero no fue así.

Izuku se quedó de pie frente al pelirrojo jugando con sus dedos bastante nervioso.

—Bueno, yo me preguntaba, es decir no quiero obligarte, pero me pu-pu-puedes seguir enseñando.

El sonrojo en sus mejillas era adorable, resaltaban sus pecas en medio de su rostro lleno de vergüenza.

—Claro, Midoriya. Me muero de ganas por enseñarte. 

El rostro de Eijirou se iluminó de alegría.

—¿Ah?

El sonrojo en ambos aumentó a niveles extremos, hasta las orejas.

—¡No quise decir eso! ¡Solo quiero ayudarte!

—Gracias, Kirishima-kun. Te espero en mi departamento esta noche.

Eijirou quería gritar y convulsionar de alegría ahí mismo.