Mi hora

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Me levanté del suelo agarrada de la mano de Edgar. Y fui hacia donde estaba Camille. 

Estaba ahí tirada en el suelo con mi madre colocándole el hombro, tenía la cara llena de cortes curandose solos. Su frente estaba sudando. Me agaché a ayudar a mi madre. Esta estaba llorando. 

-¡Haz algo Zaira!-me chilló.

-Ven Ekatia, vamos -dijo mi padre llevándosela.

Me coloqué al lado de Camille y le casi llorando le dije:

-Lo siento, esto va a dolerte.

Empujé con todas mis fuerzas el brazo de Camille hacia arriba. Esta chillaba de dolor y decidida lo empujé hacia dentro. Ya estaba colocado. Se retorcía del dolor. Edgar la cogió en brazos y se la llevó dentro. Yo iba abriéndole puertas. Me quedé con ella mientras dormía. 

Horas más tarde, entraron los señores de la Vega seguidos de mis padres.

-Que agradable sorpresa -exclamó Denís.

-Señores de la Vega -dije con sorpresa.

-Zaira van a ayudar a Camille podrías salir conmigo un momento -dijo mi padre con ternura.

-Cuando terminen padre, quiero quedarme con ella.

- No Zaira, vamos. -dijo firmemente.

Salí de la habitación y bajé al salón. En apenas unos minutos estaban todos abajo. Cristian, Ekatia, Denis, Elisa y Camille.

-Bueno.... Zaira, me han dicho que es tu cumpleaños-dijo sonriendo Elisa.

-¿Ya? ¿Tan pronto?-los días se me habían echado encima. 

-Sí -dijo mientras todos reían-tengo una sorpresa.

Una voz tímida y simpática dijo:

-Hola 

Me gire y era Caroline. Fui corriendo a abrazarla.

-¡Cuanto ha pasado Zaira!-dijo mientras nos abrazábamos.

Mi cabeza estaba entre su hombro y su cuello. Y entonces sentí las venas por mi cara, las venas de mis ojos y los colmillos. La aparte de mi de un empujón. Y sus padres se interpusieron entre nosotras. Y delante de Elisa se puso mi padre. 

-Zaira, no hagas nada-dijo mi padre con voz conciliadora pero nerviosa.

Fui corriendo hacia él lanzándole así hacia la mesa. Cogí a Elisa y la tire al suelo mientras que Denis y Ekatia se llevaban a caroline. Mientras observaba todo a mi alrededor, Elisa se levantó. Le agarré del brazo y me lancé directa a su cuello. Le rasgue la vena cariotide y comencé a beber. Cuando el cuerpo inerte de la bruja cayó al suelo sentí como rompían mi cuello desde atrás.

Mis memorias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora