Taehyung observaba la escena encantado, de vez en cuando apretando sus ojos ante el ardor causado por el cansancio de los mismos, pero definitivamente valía la pena el que sus músculos se sintieran tan agotados.
El moreno se había escondido nuevamente en su iglú de cemento, evitando ser visto cuando la sombra del tubo se había levantado valientemente, haciéndole frente a la tempestad con pasos tambaleantes. Había esperado en silencio con el runrún de la lluvia como tapadera a cualquier cosa, sin haberse esperado jamás el escuchar un grito fuerte que le puso la piel de gallina.
Asustado, se asomó, dispuesto a salir corriendo a ayudar al desconocido si así éste le necesitaba, pero jamás habría esperado encontrarse reconociendo amenamente las palabras (o lo que pretendían ser palabras.) que el extraño gritaba a todo pulmón.A Taehyung le resultaba similar a la voz de Taeyang, aquel artista que tanto admiraba, pero mucho más dulce, dentro de lo que sus gritos algo desafinados le permitían escuchar.
El extraño se balanceaba de un lado a otro sobre sus pies enterrados en barro y agua, girando levemente en su lugar, de derecha a izquierda, con una gracia particular y distintiva que sorprendía al más joven, que lo miraba fijamente.En algún momento, dejó de cantar, y en su lugar, se concentró en mover su cuerpo en una coreografía delicada, y algo curiosa, pues Taehyung estaba seguro que tambalear de vez en cuando no era parte de lo planeado en la trayectoria que el extraño estaba haciendo. Pero, a pesar de esos pequeños problemas técnicos, lo que el chico estaba haciendo se veía bastante bien.
Sin embargo, lo que más le sorprendía, era que casi podía seguir escuchando la música de fondo, aunque el muchacho hubiese dejado de cortar el sonido de la lluvia con su voz afilada las notas se veían claras en los movimientos definidos del desconocido, y el sentimiento era palpable. La melodía seguía estando allí.
El pecho de Taehyung se apretó un poco, acongojado y emocionado por el espectáculo que estaba presenciando. Tenía que confesar, estaba sintiéndose un poco como un perpetrador en un museo, y al mismo tiempo, quería ver más de cerca, para poder tomar al máximo lo que el desconocido estaba haciendo bajo la lluvia. Y eso lo hizo pensar un poco. ¿No iba a enfermarse si seguía allí, mojándose? El extraño no parecía para nada disgustado con la lluvia apelmazando su cabello y su ropa contra su silueta, ni mucho menos dosgustado con el barro que le estaba empapando hasta las rodillas con todo lo que había girado y bailado.JiMin, por su parte, todavía sostenía la última lata de cerveza en su mano derecha, sin percatarse de que estaba agitándola como todo un profesional, mientras giraba y daba pequeños pasos de la secuencia que había armado para la audición, dejando que su cerebro moviese su cuerpo por los caminos ya marcados en miles de prácticas. Por supuesto que el alcohol le estaba haciendo dar vueltas todo, pero eso lo hacía aún más divertido de lo que era repetir ese baile sin descanso.
Movía todo su cuerpo sintiendo la energía fluir desde su estómago, expandiéndose, enviando a volar sus extremidades, siendo consciente de cada situación por la que pasaba. Si su pie se despegaba del suelo, el centro de gravedad cambiante, si su mano se elevaba, si su cabeza caía, que su columna estuviera trabajando de la manera apropiada, incluso sentía su lengua suelta dentro de su boca, relajándose y dejándole mover el cuello con facilidad. JiMin era muy bueno en lo que hacía, porque se conocía y se juzgaba como nadie más se atrevía a hacerlo. Bailar era en todo lo que había podido apoyarse en momentos duros, representaba su vida entera, su esfuerzo, sus valores, era su modo de vida, su lugar seguro, su razón de ser... ¿De verdad no podía hacer nada más que eso?Se detuvo entonces su discurso físico, quedándose parado con la cabeza cediendo ante su propio peso. Abrió los ojos, encontrándose con el mundo dando vueltas, serpenteando de un lado a otro debido al alcohol, sin dejarle fijar la vista.
¿Era eso lo mejor que podía hacer?
Los recuerdos entonces se aproximaron a su memoria, rodeándolo de golpe, acorralando sus emociones en una esquina, donde siempre debía esconderlas para poder seguir haciendo lo que amaba.
Su pecho subía y bajaba alterado, comenzando a irregularizarse en sollozos y la respiración agitada por el esfuerzo físico.

ESTÁS LEYENDO
RAINDROPS | v.m. |
FanfictionDonde Taehyung y JiMin se conocen por casualidad, ambos ocultándose de sus problemas en un parque aislado de Seúl en medio de una lluvia, haciéndose silenciosa compañía el uno al otro sin decir una palabra. ¿A dónde los llevará el destino?