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Mi corazón estaba fuera de mi, no lo tenia nadie, simplemente no existía. Fue tan usado cual juguete que en un momento jugaron con el que se rompió y lo reemplazaron por uno nuevo.

Sin embargo, tu mi sol, llegaste. Nunca te espere, nunca te busque. Llegaste a mi como si fuéramos amantes de una vida pasada, destinados a encontrarnos. Y mientras tomábamos el té en mi mesa ya habías entrado en mi sin yo haberme dado cuenta.

Sin previo aviso ahora sonrio cuando me miras o me sonrojo con solo un roce. Me sorprende el como llegaste tan rápido y cambiaste todo a tu antojo. Cuando yo no necesito nada y mi soledad es mi mejor compañía. Irrumpiste mi paz llena de tristeza por días lluviosos de nosotros acostados en mi cama viendo por la ventana el cielo.

Ahora no estoy solo y por las mañanas me acompañas a tomar el sol en el filo de mi ventana. Me abrazas el alma y con solo una sonrisa me llenas. No pido nada más, no quiero nada más.

Todo lo haces como quieres, haces de mi caos algo hermoso y me ayudas a desenredarme a mi mismo cuando por las noches me pierdo en la tristeza de mi ser.

Lloro infinidad de veces por tu presencia e intento convencerme que lo merezco después de tanto sufrimiento.

Solo quiero que el momento se congele y siga en un bucle. Porque tengo miedo que esto sea un sueño y al despertar este de nuevo perdido en el caos que es mi mente.

(!!!!)
He vuelto, después de mucho. Espero que, aunque este libro se haya perdido con el tiempo, sigan disfrutando leerlo.

Miel AmargaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora