Capitulo V

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Teniendo en cuenta que un dragón literalmente me secuestró y me trajo a un lugar desconocido, me encuentro bien.

Sin contar la parte en que el dragón me lanzó contra una pared (apropósito) de piedra, que me golpeé la cabeza y que ahora tengo un gran corte que cruza mi frente al haber caído contra un piedra en punta.

Tuve que romper una manga de mi ropa para poder limpiar mi herida.

El dragón se quedó a mi lado desde que caí, me ha estado observando en todo lo que hago, cada movimiento.  Me levanto al rio que hay cerca para mojar el trozo de tela y él va conmigo.  Luego regreso a sentarme junto a la roca y él vuelve conmigo.

Al menos no me trajo a un lugar tan malo.

El lugar es un lindo paisaje. Hay un bosque, un rio y una montaña.

Hermoso.

Lo único que lo contrasta, es una tumba.

Desde donde me encuentro no puedo distinguir bien las letras en la lápida.

Terminando de limpiar la herida, me levanto y camino lentamente hacia donde está. Me duele la cabeza y un poco la espalda por los golpes.  Fulmino con la mirada al dragón cuando paso a su lado. Se levanta también y me sigue.

Cuando llego a estar en frente a la lápida, miro sorprendida el nombre que está inscrito.

Es el de la madre de Inuyasha.

Su nombre estaba escrito con el lenguaje antiguo (obviamente), pero pude reconocer su nombre.

Inuyasha me contó su historia una vez.  Ella murió cuando él nació, pero luego su padre la revivió con la espada que ahora es de Sesshomaru.  Y que él sabía todo  porque el anciano Myoga le contó.

Inuyasha dijo una vez que no quería parecerse a su padre.

Aparte de que no lo conocía.

Pero que no quería ser como él, cuando dejó a su madre y  a él solos.

Puedo sentir la presencia del dragón detrás de mí. Me volteo lentamente a mirarlo.

El dragón era hermoso, a pesar de ser un dragón. Obviamente, era mucho más alto que yo, tenía escamas por todo su cuerpo, dientes afilados que sobresalían de su boca, patas como las de un ave con garras grandes y unos ojos azul zafiro que hacen que quedes hipnotizado con verlos detenidamente.

Todo su cuerpo era una mezcla entre colores cafés y rojos.

Me acerco con mi mano estirada hacia él, para acariciarlo, pero aleja su cabeza gruñendo.

“Bueno… el extraño dijo que tenía que domarlo… para que me entrenara” pienso bajando mi mano.

Exactamente, no sé a qué se refería al decir que iba a entrenarme, pero si ayudaba a olvidarme un poco de todo, lo haría.

Me volteo a mirar de nuevo la tumba de la madre de Inuyasha, un sentimiento de nostalgia me invade al recordar la historia de su muerte.

Inuyasha dijo que ella había muerto en manos de un demonio y protegiéndolo a él.

Inuyasha también murió en manos de un demonio. Pero luego yo vengué su muerte en cierta forma.

El pensar en Inuyasha como un pequeño niño desamparado, solo en el bosque, pasando quizás qué tipo de cosas; me hizo querer ayudarlo y estar incondicionalmente a su lado. Protegerlo como él lo hacía conmigo.  Quería ayudarlo.

Pero solo le traía problemas.

Me levanto rápidamente, queriendo salir de aquí.  Es el lugar él que me trae malos recuerdos.  Dándole la espalda a la tumba y al dragón, me alejo corriendo. Atravesando el bosque y parte del rio. Llego a un claro que estaba rodeado por árboles y algo cae sobre mí.

Gruño e intento levantarme pero lo que está encima de mi espalda me lo impide y me mantiene pegada al suelo.

Volteo mi cabeza y veo una pata con garras sobre mi espalda. El dragón gruñe más fuerte sobre mí y aumenta su presión sobre mí.

No sé qué hacer y me quedo ahí. Esperando a que él se aburra y me deje ir. Después de un rato levanta su pata y yo me levanto limpiando mi ropa toda sucia con tierra. Él me mira haciendo una mueca que parecía una sonrisa, sus dientes se habían hecho más pequeños y sus ojos estaban mirándome divertidos.

Kagome: ¿Acaso te burlas de mí?- le digo mirándolo sonriente.  Él hace una mueca y me empuja con su cabeza, pierdo el equilibrio y espero caer, pero agarra mi ropa entre sus dientes y me sujeta devolviéndome a mi lugar.- Está bien…- digo cuando me suelta y acomodo mi ropa.- me volteo para empezar a caminar retomando mi camino, pero él me rodea y se sienta enfrente mío.  Lo rodeo yo también pero él vuelve a interponerse en mi camino. Intento dando un paso al lado y el hace lo mismo.- ¿Qué? No creo que tú te ofrezcas a llevarme devuelta a la aldea.- digo y saco mi lengua hacia él. Gruñe y se acerca a mí acomodándose de tal manera que su costado quede enfrente de mí. Como diciéndome que lo monte.- ¿E-enserio?- abro los ojos sorprendida hacia él.- ¿Quieres… que…?- me acerco a él con mis manos extendidas  dispuesta a hacer lo que he pensado.

Cuando ya estaba por subirme de un salto él se aleja volando hacia arriba, y yo caigo de cara al suelo. Me levanto fulminándolo con la mirada y gruñendo también hacia él. Vuelve a bajar y se sienta en frente mío.

Ya no se me ocurre nada.

Llevo un montón de veces tratando de que me deje seguir con mí camino, pero se interpone como si estuviese jugando con él.

Me da la posibilidad de montarlo, pero justo cuando estoy por subirme él se aleja  haciendo  sonidos -extraños, los que ahora he definido como risa pero en versión dragón.

Finalmente opté por quedarme sentada  con mi espalda apoyada en un árbol. Ya está anocheciendo y debería hacer una fogata y comer algo para mañana intentar volver a la aldea.

Hola!!! Como están? Yo bien aquí con un nuevo capitulo :D

Puede que esté un poco corto pero esque he estado contra reloj estos días :c

Esta semana estaré llena de pruebas en el colegio y con algo de suerte subiré nuevo capitulo el fin de semana.

Espero que les haya gustado :3

Promesa: Nueva vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora