Mi cuerpo tendido en sobre el deseo del tuyo.
El sonido de tus besos se repiten en mi aliento,
la melodía de tus caderas no me dejan dormir.
La noche no reposa,
se dilata en suspiros fríos que recuerdan tus manos sobre mi pecho y el ulular de tu mirada que
va y viene al compás de los movimientos que tus caderas estampan sobre mí.