El cocinero y la arquera

Capítulo I

En la hermosa Verona. En donde el sol acaricia las montañas y los lagos reflejan historias del pasado es donde ocurrió la historia que esta humilde trovadora escribe en este viejo papiro. Te la relataré a cambio de una estrella.

El antiguo odio de dos castas que entran en civil disputa y que no temen de sangre ensuciar sus nobles manos.

De esta raza funesta de ambos rivales nació con suerte desatina una pareja de amantes desgraciados, cuyas desdichas y cuyo funesto final relampaguea en la memoria  de sus tutores.

Ven lector mío. Empate de trama y de entuciasmo. Tómame de la mano y te guiare a dónde los sueños se hacen cancion.

Cruel muerte que toca la puerta y atienden los enamorados. Tristeza y desánimo se apoderan de las almas.
Déjame contarte esta historia antes de marcharme acompañada de tu mano huesouda mi muerte amada.

La triste historia de este nuestro cosinera y su tan amada arquera.

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¿Estás seguro de que ya no nos falta nada?-
el moreno revisaba la canasta y la lista de compra.

Que no Berthold!!!!- el rubio cargaba la canasta un poco molesto. El ama de llaves estaba lavando. De modo que ahora le tocaba a ellos ir por las.cosas de la casa.

Ya está todo??...seguro???...no quiero que Zeke-

Que no Berthold...entiend que ya no nos falta nada!!!-

El rubio no permitió que su amigo terminará la frase antes de sentenciar sus palabras. Si jefe les había dejado bien en claro que sí les faltaba algo te darían que ir por ello nuevamente....sin zapatos.

Por el otro lado de la plaza dos amigos escojian una gallina que sería cocinada en un delicioso caldo. Ya llevaaban tres.

Estás seguro de que aqui dice pollo Armin? ??-

El rubio volteo los ojos de manera sobrehumana dejándolos casi en blanco. Era la quinta vez que su amigo preguntaba la mismo. De modo que ya lo había cansado.

Si Eren...si dice pollo.-

O...oye Reiner...mira ahi- el moreno señaló un paraje de la plaza. Precisamente a la pollería.

Por un demonio Berthold...esos malditos  otra vez.-

-Reiner por favor no vallas a armar algún alboroto el príncipe Jean nos ha dicho que....-

-Callate Berthold. Sabes perfectamente que lo que ese cara de caballo me diga me importa poco, estoy dispuesto a ser desterrado a Mantua si ese es el presio por dar honor a mi casa.-

Berthold volteo los ojos. Ese rubio puede ser odioso muchas veces.

E...Eren...será mejor que ya nos marchemos- Armin tomo del hombro a su amigo.

Ohhh....de que hablas? Aún nos falta comprar pan para... ohhh!!! Son esos idiotas.-

Los dos erdianos se mantuvieron firmes en sus respectivos lugares. Reiner se acercaba con paso firme ante ellos y dejando un espacio razonable saco su espada.

-Bien Jeagar una vez más nos vemos. Quién diría que hace apenas unas lunas-

-Deja de decir estupideces Reiner. Hoy no tengo ganas de ganarte-