Depresión Atípica. (Fredded)

Cap. 14

Freddy bebió su zumo de naranja.

- ¿Y tanto se nota mi amor hacia Fred?- sonreía de lado.

- Pues, ¿qué quieres que te diga?, sí, lo supe inmediatamente después que me dijeras tus gustos.- rió ella.

- Bueno, solo espero que Fred no se de cuenta. Y...creo que por ahora no...- dijo.

- Tranquilo, Romeo, estoy segura de que tu Julieta no tiene ni la más remota idea.- Bonbon soltó una carcajada.
Observaba su rostro rojo.
Trató de darle una patada.

-Ni lo intentes, sé taekwondo.- dijo la chica.

- ¿Sabes de todo o qué?- sonrió Freddy.

- No es algo que me guste pregonear por ahí debido a los desmesurados prejuicios humanos pero sí, sé muchas cosas porque soy superdotada. ¡Pero no sé de todo, eso es físicamente imposible! Si supiera de todo sería adivina y eso es algo completamente diferente...- dijo.

- Vaya, no lo sabía...¿y por qué estás aprendiendo castellano si eres superdotada? - preguntó Freddy.

Puso los ojos en blanco.

-¡Ash! ¿Otra vez? ¡No soy adivina! n-o ¡NO! Antes de que vuelvas a abrir la boca la lengua no es una ciencia exacta así que cambia constantemente; palabras como fantabuloso o estupendioso no están en el diccionario. Es un vocablo que es muy difícil de aprender si no estás aquí. Es humanamente imposible aprender palabra por palabra, da igual que sea tu lengua natal.- explicaba.

- Pero hay libros, pocos, sí pero hay en los que salen palabras así.

- ¡Pero yo leo libros en mi idioma! Que sea superdotada no significa que me sea igual leer una lengua que otra. Para la lengua materna no se requiere tanto esfuerzo puesto que biólogicamente nuestro cerebro está preparado para manejarlo con soltura en tan poco tiempo. ¿Nunca te has preguntado por qué nos cuesta más aprender idiomas ahora que cuando aprendíamos a hablar? Pues bien, eso se debe a nuestro maravilloso cerebro que el primer idioma que oigamos, o mejor dicho,  la primera forma de cumunicarnos que escuchemos se aprenda con asombrosa facilidad. Ya que somos un ser sociable que necesita  comunicarse con los demás seres de nuestra especie para sobrevivir, y mi querido Freddy, no solo estoy hablando de pedir comida y protección sino también de emociones, sí, efectivamente  se puede morir de soledad,  no podemos sobrevivir, por lo menos cuerdos. Y esto es biológico, no psicológico,  bueno psicológico también pero tú ya me entiendes.

- También ocurre si el bebé escucha varios idiomas a la vez.- acotó.

-¡Sí!  ¡Por eso el cerebro es maravilloso! - exclamó Bonbon.

-¿Te gusta mucho el cerebro humano, cómo  funciona y eso?- inquirió él.

-¡Por supuesto!  Por algo quiero ser psicóloga.- Sonreía.

- Como Chica.- dijo Freddy.

Bonbon lo miraba.

- Como Chica, una rubia con mechas verdes,  una bajita. Imagino que la viste cuando fuiste a conseguir mi número  de teléfono.- aclaró.

-Ah, ella.

-Sí, aunque si soy sincero yo no la veo como psicóloga. Es muy...- ella interrumpió.

-¿Bruja, arrogante, bravucona,  cerda, secreelagrancosaperoenrealidadnoesnadie?- enumeraba.

-Emm...sí, algo así.-dijo.- Se nota cuanto la aprecias.

-¡Es que no entiendo por qué es tu amiga!  ¡A-alguien como tú con alguien  como ella!- Bonbon suspiró. - No sé...

-Te juro que al principio tampoco me agradaba, pero ella fue la primera que se dignó  a hablarme en primaria. Era muy mandona pero más  tarde descubrí que tenía  una lealtad y fidelidad inquebrantable.  ¡Es más!  Me acuerdo que en quinto de primaria alguien esparció el rumor de que yo tenía  un problema mental y ella con todos sus cojones iba caminando con el infierno en vez de ojos mientras me agarraba del brazo.  Nadie nos miraba porque ella tenía cara de perro rabioso y la mayoría  le tenía  miedo. Un mes más  tarde me enteré que el originador del rumor acabó en el hospital  con un traumatismo cerebral.  Según  los testigos,  unos críos de primero temblorosos, se cayó del edificio al tropezarse con el pie. Obviamente sospeché de ella al ver su expresión radiante al contarme eso. Yo le interrogué y me lo confesó. Admito que al principio estaba agradecido con ella porque le tenía rencor al niño. Unos años después empecé a pensar que se había  pasado cuatro pueblos.- narraba.

- Está  loca.