Había un pequeño pueblo a las afueras de Turquía, era muy tranquilo, muy pequeño y muy agradable, prácticamente todos los vecinos se conocían, pocas personas sabían de su existencia por lo cual no tenía tanta publicidad.
Pero cierto día todo fue diferente, las noticias locales iniciaron con algo que preocupaba a los habitantes del pueblo, un hombre acusado de varios asesinatos, había escapado de la cárcel y al parecer se habría refugiado precisamente en este lugar.
Todos empezaron a tomar precauciones, ya no se veían a los niños jugando en las calles, muchos solo salían de sus casas a trabajar, la policía hacia rondas constantemente.
Entre muchos estaba jessika, una joven que hacía poco había cumplido su mayoría de edad, y estaba cumpliendo uno de sus sueños, vivir sola. Vivia a sólo unas calles de sus padres, estudiaba de día y en las noches trabajaba en una cafetería.
Pero con lo que estaba sucediendo no estaba segura de continuar con ese trabajo, pues en ocaciones debía regresar sola a casa a altas horas de la noche, así que estaba buscando otras opciones, sus padres le rogaba que regresara a casa, al menos mientras encontraban al hombre que se había escapado de prisión.
Jessika no sabía que hacer, aunque es cierto que sentía algo de miedo, no quería volver a depende sus padres, pero sentía que debía tomar una decisión pronto. Llamó a su madre y le dijo que iría después del trabajo para que hablaran de la posibilidad de regresar a casa, aunque le dejó claro que sólo era una opción, así que le pidió que por favor no la presionaran.
Mientras tanto, en las noticias se sigue informando sobre este hombre, los más amarillistas especulan de que tal vez esta en búsqueda de su próxima víctima, lo que genera aún más terror en los habitantes del pueblo
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