4-Dulce y amargo

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Esa noche fue una mezcla de sentimientos para los chicos, por un lado la tristeza de sus amigas y por otro la inmensa alegría y la ilusión por lo que estaba por venir para ellos. Los dos intentaron disimular la enorme sonrisa que no parecía querer abandonar sus rostros pues no era el momento para qué Mimi o Miriam se alegrasen por ellos.

-Venga Mimi, lo solucionareis, ya verás-le comenta convencido el mallorquín, sabía que sus sentimientos eran mutuos pero que la gallega tenía miedo.

-No, no puedo ni quiero volver a mirarla a la cara Ricky...un momento ¿cómo sabías lo que había pasado?-pregunta curiosa cuando ya se ha desahogado largo y tendido, hasta ahora no había caído.

-Pues...me lo contó Miriam, he ido a casa de Roi-dijo sin darle más importancia pero no pudo evitar dibujar una sonrisa ilusionada- eso no importa...

Ella lo miraba con atención, sabía que algo había pasado y que el chico pretendía ocultárselo pero le conocía bien, aunque nunca le había visto.

-Tu sonrisa no dice lo mismo, venga cuéntamelo.

-Quizás no es el momento...

-Vamos, estás contento es evidente y lo que te haga feliz a ti me hace feliz a mí y ahora lo necesito...por favor- suplica la granadina.

-Pues...-sonríe tímido, era algo nuevo para él, solía ser seguro y lanzado pero esta situación sacaba su lado más inseguro- me he plantado allí y le he dicho que le quiero- suelta sin poder mirar a su amiga a los ojos.

-¡Joder!-exclama sorprendida, no por lo que siente su amigo, ella lo sospechaba ya, sino porque se atreviese a sincerarse con el gallego- y cuenta, ¿cómo reaccionó? Dime como fue-dice emocionada, cosa que animó al mallorquín a contárselo todo.

-Pues al principio se quedó callado, yo estaba temblando, me enfadé e intenté salir corriendo de allí antes de echarme a llorar- comenta sincero y emocionándose un poco- entonces reaccionó, no me dejó irme y...-sonríe al traer a su mente ese momento.

-¿Y qué? sigue que me tienes nerviosa.

-Pues...me dijo que él sentía lo mismo y ya.

-¿cómo que ya? quiero más detalles hombre.

-Me dijo que...-se le eriza la piel solo con volver a recordarlo- que me quiere como no ha querido nunca a nadie y...y que ha sido así desde el primer día que nos conocimos- sabe que esas palabras se quedarán gravadas en su mente para siempre.

-Dios...Ricky no sabes lo que me alegro por ti-se lanza a sus brazos-os merecéis el uno al otro muchísimo.

-Joder, estoy cagado Mimi-admite al borde de las lágrimas-pero estoy más feliz que en toda mi vida.

-Y nuestro drama os ha fastidiado el momento-susurra por lo bajo con la cara enterrada en el pecho de su amigo.

-No digas tonterías.

Lo que más le preocupa es su amiga, es la realidad, pero desearía estar con Roi abrazarlo hasta quedarse dormido, sentirlo cerca siempre porque ahora sabe que no quiere tenerlo lejos nunca más, le ama y sospecha que le amará siempre.

Apenas a cuatro calles de allí, en el pequeño piso de los gallegos, la cosa había sido bien parecida, una chica destrozada y triste apoyándose en el hombro de su amigo que le consolaba como podía, intentando disimular que aquel había sido el día más feliz que recordaba en años. Le echaba de menos, acababan de despedirse y ya lo echaba de menos.

-Quizás deberías ir a ver a Ricky-suelta la gallega más tranquila después de horas de llanto.

-¿Pero qué dices? yo no me separo de ti tonta, estoy donde debo estar- besa tierno su frente.

CONTIGO (Roicky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora