Sobre la mía [WheeSa]

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Hay algunos que nacen con todo lo necesario para triunfar en la vida, como la inteligencia, carisma, dinero o belleza... Ella contaba con todas estas cosas, era hija de un Rey poderoso, dotada de grandes conocimientos gracias a los ancianos del reino, y contaba con una belleza sobrehumana. Su nombre era Hyejin, tercer hija del Rey Ahn.

Cuenta la leyenda que la belleza de Hyejin era tan increíble que gente de diferentes lugares acudía al reino solo para verla y admirarla.Pero a ella poco le importaba su belleza, de hecho no le hacia feliz. Aunque los hombres, y algunas mujeres, se acercaban a ella de mil maneras, ninguna persona se atrevía a pedirle algo más duradero, algo realmente puro, ya que se consideraban inferiores a ella.

¿Y saben lo que sucede cuando alguien sobresale entre los demás? Si, Envidia. Pero la envidia no surgió de sus familiares, ni de las mujeres del reino, ellas la amaban... a su manera, claro. La envidia surgió de una Diosa, de una de las mas bellas Diosas que pudieran existir, de Afrodita, sus celos hacia Hyejin solo aumentaban con el paso de los días, cada vez más los hombres y mujeres se alejaban de la Diosa buscando la atención de la princesa.

Pero eso tendría que cambiar, no podía perder en cuestión de belleza ante una mortal, ni siquiera debería existir una comparación... pero la había y tenía que idear un plan.

Mientras su malvada mente comenzaba a trabajar a pasos acelerados, el Rey comenzaba a preocuparse cada vez más por el futuro de su pequeña hija. Sus demás hijas, las cuales eran inferiores en belleza a Hyejin, ya habían contraído matrimonio, tenían una relación estable y eran felices con sus parejas. ¿Por qué su hija más bella no? El Rey sabia que su tiempo en la tierra se estaba agotando, y todo gracias a una herida en guerra ¿Cuándo él ya no este, quién cuidara de su pequeña? Al parecer nadie, todos la amaban o deseaban pero nadie era lo suficientemente valiente como para confesar sus sentimientos.

Cansado de esperar, acudió a las Moiras, hijas de Nix, las que ven el destino de los mortales. Sus palabras habían sido claras... "Ella contraerá matrimonio si esta en las montañas, lo hará con un monstruo venido de otro mundo"... ¿Ese era el destino de su hija? No podía creerlo, pero tampoco podía negarlo, así que organizo todo, Llamo a su hija y le dijo que emprenderían un viaje al reino vecino, fue a mitad del camino, en las montañas, donde la abandonaron.

Hyejin lloraba desconsoladamente, sabía su destino pero nunca imagino tal cosa, ¿Acaso su padre se encontraba tan desesperado por deshacerse de ella? Ella no encontraba otra explicación a tal acto, dejarla sola, sin comida, sin nada para sobrevivir. La soledad no contribuida positivamente a su tristeza, estaba llegando al punto de quiebre, al de no retorno.

Se acostó bajo los arboles, en las hojas caídas por el tiempo y se dio por vencida, justo cuando estaba comenzando a desfallecer un suave viento rozo su mejilla, fue lo ultimo que sintió, una suave caricia que fue dada con toda la intención de consolarla.

Al despertar se encontraba cerca de un rió, en un amplio pastizal, al otro lado se podía observar una gran fortaleza. Se levanto y camino directo a las puertas, necesitaba algo de ayuda y comida, cuando entro al lugar, todos y cada uno de los presentes se inclinaron ante ella en un signo de respeto.

-Esta es su casa, y nosotros somos sus sirvientes, siéntase libre de pedirnos cualquier cosa- Habló una mujer. Hyejin sintió el ambiente realmente tranquilo, algo reconfortante.

Recorrió el lugar con la mirada, el jardín era grande, adornado con tan bellas como rosas y otras flores que ella jamás había visto, en el centro se alzaba una fuente, se acerco a ella seguida de las miradas de todos los presentes, ellos solo se limitaban a abrir el paso para Hyejin. La fuente tenía diversas figuras talladas, pero en la base tenia tallada múltiples veces una "W".

InfortunioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora