Capítulo 1: Sombras

88 1 0
                                    

18 de julio del 2012

Podía escuchar su lenta respiración, podía sentir su suave y pálida piel rozando la mía. Ella tan  cautivadora como el primer día en que nuestras miradas se chocaron. Fue electrizante, algo nuevo para ambos. Ni ella, ni yo habíamos experimentado esto en nuestras relaciones anteriores, ninguno de los dos habíamos  pensando que llegaríamos tan lejos, si llegamos demasiado lejos, ahora éramos marido y mujer. Un sentimiento de alegría inundo mi ser al pensar eso.

Ella era mi esposa, mi hermosa Amanda. La dueña de todo. Mi señora esposa.

Por más que lo pensaba no podía creerlo todavía. Es como un sueño, un dulce sueño del que tengo terror de ser despertado. Despertar y darme cuenta de que ella ya no está más a mi lado.  Mis pensamientos se esfumaron cuando escuche su tímida risilla cerca de mi oído.

Me gire para verla mejor, allí estaba a mi lado completamente radiante, la luz de la luna la hacía ver más angelical de lo que ya era. Acerque mi mano a su cálida mejilla sonrosada y la roce suavemente.

—Podía quedarme toda la vida contemplándote—le susurre suavemente mientras la admiraba.

Ella me dedico una sonrisa sincera y extendió su mano hacia mí, la mire aterrorizado cuando vi como poco a poco su mano iba fundiéndose con la oscuridad, intente extender mi mano hacia la suya pero fue imposible, ella desapareció completamente dejando en su lugar un charco de sangre sobre las sabanas blancas que habíamos utilizado para darnos calor.

Tic, toc, tic, toc, tic.

Desperté  abruptamente al darme cuenta de que estaba completamente empapado  por el sudor y mis manos temblaban, no podía controlarme, mire la oscura habitación, pero sobre todo dirigí mi mirada hacia su retrato: Amanda. Pase mis manos frías  y temblorosas por mis cabellos. ¿Por qué tuvo que haber pasado?¿Por qué no intentaste llamarme? Las preguntas empezaban a atormentarme mientras mis labios se secaban.

Con mis manos temblorosas tomé su retrato, ella estaba sonriendo, se encontraba completamente feliz, recuerdo ese día, nuestra primera cita.

—Me haces mucha falta—musite mientras sentía una fuerte opresión en el pecho—si no te hubiera dejado sola ese día nada de esto hubiera pasado.

Seguía lamentándome de su muerte, un día tras otro. Deje a un lado su retrato y volví a acostarme en la vacía cama. La opresión en el pecho no disminuía. Jamás lo haría, no después de haber visto su rostro, aquel rostro angelical convertido en un rostro  perturbador.

—Connor, Connor ¡Connor, despierta maldita sea! —chilló  sobre mi oído una voz femenina.

—Camila, por favor déjame en paz, no estoy de humor—todavía seguía completamente dormido, ni siquiera se dé que me estaba hablando.

Between darkness and lightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora