Introducción

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La música resonaba en la habitación a la vez que el estruendo de unos zapatos se unía a la melodía. Se empezaba a sentir lo sofocante del ambiente, mientras el grupo de chicos bailaba en completa sincronización. Repasaban los pasos para su siguiente vídeo y de momento parecía que todo estaba bajo control.

El gran espejo que recorría la pared devolvía la imagen de siete chicos no mucho mayores de veinte, quienes lo daban todo en cada uno de sus movimientos. El sudor empezaba a estar presente en su piel, al igual que sus respiraciones agitadas, mientras que el cansancio poco a poco llegaba.

Completaron la canción y se dejaron caer al suelo, exhaustos, agradeciendo que el suelo estuviera frío y cerrando los ojos para descansar mejor. El líder del grupo se levantó, dirigiendose hacia donde se encontraban las botellas de agua, pasándoselas una a una a sus compañeros de trabajo y amigos desde hacía años.

Se recostó en la pared y bebió con avidez, relajando los músculos, habían estado todo el día ensayando, como el día anterior, el otro, el de más allá... Casi no recordaba cuando habían tenido un tiempo de descanso y se sentían auténticamente destrozados.

Ninguno parecía querer romper el silencio en el que se habían sumido, es más, disfrutaban de la falta de palabras, acunándose en el suave arrullo que acompañaba a la calma y a la tranquilidad en la que acababan de lograr sumergirse. Pero al parecer sus superiores no estaban tan dispuestos a dejarlos descansar y eso lo descubrieron cuando uno de ellos entró en la sala, encontrándose con los chicos totalmente desperdigados por el suelo.

- ¡Vamos chicos! -dijo, acercándose al aparato de música, dispuesto a proseguir un rato más en la noche- Haced la coreografía una vez más para mí y veré si debo corregiros algo.

Sin rechistar, uno a uno se fueron levantando, dejando sus botellas de agua y colocándose en la formación nuevamente. El coreógrafo volvió a poner la música y ellos comenzaron a bailar, aunque se notaba que el cansancio aún perduraba en cada uno de sus movimientos desganados.

- Venga un poco de más ánimo -decía con una alentadora sonrisa- Sé que estáis cansados pero debemos terminar con esta coreografía lo antes posible.

Intentaron moverse con más energía, pero hasta el maknae sentía que sus músculos ardían. Llevaban una temporada de "esforzarse un poco más", lo que significaba quedarse hasta tarde a repasar todas y cada una de las coreografías. El coreógrafo se compadeció de ellos y se acercó a los altavoces, dispuesto a quitar la música, pero, momentáneamente, esta se detuvo sola, al igual que los movimientos del hombre.

Los chicos deshicieron la formación y se miraron entre sí, confusos. Se acercaron al hombre, agitando la mano frente a sus ojos sin resultado. Comenzaron a escuchar ruidos provenientes del pasillo que se extendía al otro lado de la puerta, haciendo que se alertaran más de lo que ya estaban. Su cansancio no ayudaba en la situación, sino que simplemente los asustaba más, la condición física que tenían en aquellos momentos no les iba a ayudar si había peligro de por medio.

La puerta de la sala de ensayos se abrió de par en par, haciendo que uno de los empleados con un rostro inexpresivo hiciera acto de presencia en la habitación. Los chicos se sobresaltaron, por lo que adoptaron una postura bastante singular en ellos, como si estuvieran a punto de practicar algún tipo de arte marcial contra el supuesto enemigo que iba a irrumpir en cualquier momento en la sala.

- Tenéis visita -dijo el empleado, con una voz que no era la suya, a la vez que se hacía a un lado y una persona de rostro encapuchado entraba en la sala.

- Veo que no habéis cambiado nada -replicó la figura que acababa de entrar, con una voz grave.

Durante unos instantes, los siete tensaron los músculos desde sus posiciones, pero después lograron relajarse, dejándose caer al suelo y pudiendo descansar a la vez que recibían aquella inesperada visita.

- No lo esperábamos aquí hyung -dijo NamJoon, mirándolo con curiosidad- ¿Qué te trae por aquí?

- Supongo que ya os habréis hecho una idea -dijo, sonriendo ladinamente a la vez que bajaba su capucha, dejando a la vista de ellos un cabello completamente oscuro y sedoso- Y habéis acertado.

Los siete se miraron entre sí, ante la mirada oscura del mayor de la sala, mientras sentían como los nervios crecían y como las preguntas que antes tenían sin respuesta ahora podían volver a formularse, pudiendo acabar de juntar todas las piezas de un antiguo rompecabezas.

- Entonces... ¿Tienes su ubicación? -se atrevió a preguntar SeokJin.

- Exactamente -respondió el contrario, mostrando el objeto que había estado ocultando en su puño cerrado.

Sacó las exclamaciones de los presentes, mientras ellos mismos se convertían en espectadores omnipresentes del orbe transparente que mostraba el hombre. Poco a poco, imágenes comenzaron a danzar dentro de aquella esfera, mostrando una historia de la que ellos mismos no tardarían en formar parte...

...o tal vez ya lo hicieran sin saberlo siquiera.

~ Azar [BTS] ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora