|Vacunas|

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Lentamente sus ojos fueron abriéndose, su vista se volvía más clara a pesar del fuerte dolor que sentía en sus brazos.

Intentó moverse, pero fue inútil, las vías que se encontraban incrustadas en sus venas impedían cualquier tipo de movimiento para el castaño.

Lloriqueo de manera poco audible, la habitación se encontraba vacía y la puerta entre abierta.

—alguien. . .por favor, alguien sáqueme de aquí. . .quiero irme—

Los susurros en suplica del chico no eran oídos, algo que él castaño odiaba era despertar en aquella habitación blanca, llena de "instrumentos de tortura" como él los llamaba, aunque en cierto modo se alegraba que no hubiera hombres y mujeres con bata, llenándole su cuerpo de agujas.

Sacudió sus finas orejas rayadas intentando percibir todo sonido fuera de la habitación, decepcionándose de manera inmediata al no conseguir éxito en esto.

Reposó su cabeza en la incómoda almohada blanca, no podía huir de ahí si unas horribles vías lo tenían prisionero.

Lentamente cerró sus ojos intentando tener la calma y reconciliar el sueño, pero éste no se concedía si tu estómago gruñía como lobo salvaje y tu cuerpo dolía a horrores.

Lo único que quería el niño de 8 años era jugar con su peluche Teo y pasar tiempo con Kookie, el niño de 10 años que sufría las mismas condiciones que él.

De forma lenta colocó sus manos en su estómago con la intensión de encontrar una posición cómoda y hacer menos pesado el rato en aquel tétrico lugar.

—¡oye,ni se te ocurra dormirte,te llevarán lejos y quitarán los órganos!—

Gritó una estrepitosa voz que hizo sobresaltar al chico castaño, dándole un fuerte puntazo en sus venas y haciendo retorcerse en la camilla, el chico de cabello azabache estalló en risas al ver como su amigo chillaba de dolor.

—dejame, yo te quito esas molestias,¡pero corre rápido,los científicos locos te sacarán el cerebro para experimentar con él! Claro, si es que tienes—

Volvió a reír ruidosamente mientras el menor lo miraba resentido debido al dolor y susto que le hizo dar, vio como el chico más alto se acercaba a él y tomaba el cable que pasaba todo el líquido por las venas de Tae, le recomendó respirar hondo mientras que en un tirón quitó la vía del brazo derecho, haciendo sollorar y chillar al menor, tomó uno de los algodones que yacían en la pequeña mesa de metal llena de aparatos de tortura y los guardó en su bolsillo con la intensión de curar a Taehyung más tarde, se dirigió al otro lado de la camilla y prosiguió a quitar la ultima vía.

—¡Kookie, me duele mucho, sangra, sangra!—

—basta de chillar o te golpearé, sólo camina y vámonos ¡si serás así de chillón todas las veces que te rescate, prefiero dejarte aquí con los hombres de batas!—

Hizo un pequeño puchero cuando el mayor comenzó a regañarlo como siempre lo hacía, pero sin quejarse siguió las órdenes de su conejito y abandonaron aquella habitación.

JungKook sin duda no tenía el mejor humor, pero a pesar de su mal genio, Taehyung amaba al chico de cabello azabache y adoraba cuando éste lo rescataba y cuidaba de todo.

Ambos corrieron a la habitación donde dormía el castaño, éste de inmediato tomó a su pequeño leoncito Teo y lo acurrucó en su pecho, viendo con miedo como JungKook se acercaba a él con el ceño fruncido y quitaba los algodones de su bolsillo.

—dame tu brazo,o te tiro a Teo en la habitación de los hombres con bata—

Taehyung sin más dio vuelta a su peluchito, abriendo de su espalda el pequeño cierre que éste tenía, sacando de su interior dos benditas con dibujos infantiles, Teo era su única reserva de benditas cuando los hombres de bata los llenaban de vacunas, importándoles poco si ambos sangraban o les dolía.

JungKook tomó de manera brusca el brazo de TaeHyung y lo acercó a él, colocándole el algodón y apresándolo con una de las benditas, por parte del castaño sólo hubo una mueca de dolor, repitió la misma acción con el otro brazo.

—gracias hyung, por rescatarme de que me saquen los órganos y por curarme,¡eres el mejor del mundo,Jungkookie!—

Sin más se lanzó a los brazos del azabache, éste sólo sacudió las suaves orejas de conejo que caracterizaba y se dejó abrazar por el menor.

Porque, aunque él no quería admitirlo, Taehyung era todo su mundo, aquel pequeño tigre podía llegar a ser lo único bueno de ese maldito lugar.

Acarició los suaves cabellos castaños que poseía el más bajo y sonrió, no acostumbraba a sonreír, pero aquel chico lograba ablandar el frío corazón del azabache.

—Kookie, tengo hambre,¡quiero comer!

La aguda voz del menor hizo eco en su vacío dormitorio, sin más el más alto rodó los ojos y sin dar rodeos, siguió al castaño a la sala donde dejaban su comida.

Todo lo que les dieran venía en pequeñas bandejas, toda la comida era fría y sin gusto, pero lo necesitaban para vivir.

Al llegar allí pudieron percatarse de dos bandejas, sin más sigilosamente fueron hacia la mesa donde la comida estaba y la tomaron, volviendo a la habitación del castaño en forma rápida para no ser descubiertos.

Un simple arroz con pollo y pequeñas verduras no les llenaría mucho la barriga pero era eso, o nada. Comieron de manera tranquila y silenciosa, como le gustaba al azabache.

—Kookie, y si no estuviéramos aquí,¿dónde te gustaría estar?—

—Taehyung, me haces la misma pregunta 65 veces en el día,y siempre te responderé lo mismo, ni tú ni yo conocemos algo más que éste maldito lugar,¿qué quieres que te diga? ¡quiero conocer todo el mundo, ese es el sueño del niño conejo!,pues esas cosas no pasan—

—hey,tampoco seas tan cruel conmigo. . .lo veo bastante absurdo que nos separen del resto por ser especiales,pero eso no nos debe hacer sentir mal,¡nosotros saldremos y conoceremos muchas cosas nuevas!—

—deja de soñar despierto,nacimos aquí encerrados y moriremos aquí, simplemente para eso servimos, ser sus experimentos hasta que alguna vacuna nos mate.—

TaeHyung miró aterrado a su mayor, aunque él no quería admitirlo aveces tenía el feo pensamiento que atormentaba a JungKook, pero buscaba dar vuelta las cosas y pensar en lo positivo, en salir y disfrutar la vida, tener muchos amigos y conocer al súper héroe favorito de Kook.

—h-hyung. . .¿alguna vacuna nos matará?—

—puede ser,¿y qué con eso? Nadie que no seamos nosotros se daría cuanta de esa pérdida—

Terminó la frase y acabó con la presa de pollo que le quedaba,sin percatarse de que el menor había comenzado a lagrimear.

—no Tae, no llores, no dije eso con la intensión de que llorarás, yo so. . .—

—nadie nos quiere. . .—

—¡no digas eso! Nosotros nos queremos, él uno al otro, tú me quieres y yo a ti,¡con eso es suficiente!—

—vamos a morir aquí. . .yo no quiero morir por una vacuna, hyung, quiero vivir y conocer al lugar de afuera—

—¡no te dejaré morir por una vacuna,Taehyung! Prometo cuidarte, tigrecito, yo te cuidaré de los hombres con batas y las vacunas, sólo. . .deja de llorar—

JungKook dejó todo de lado para abrazar a TaeHyung en un intento de consuelo, éste se aferró al mayor y siguió llorando en su pecho mientras que él le acariciaba sus castaños cabellos.

Tal vez no estaba seguro de las vacunas, pero estaba seguro de que cuidaría a TaeHyung de cualquier persona, esa será su promesa.

híbrido |KookTae| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora