Un viejo amigo

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-Sakura date prisa -Ino corría por el hospital de Konoha seguida por su mejor amiga, ambas se habían convertido en ninjas médico y justo ahora estaban siendo solicitas para atender a un par de aldeanos que habían sufrido un accidente, al parecer debido a una explosión.

-¡Ya voy!- Sakura rápidamente emparejó a su amiga y en cuestión de segundos llegaron hasta dónde se encontraban los heridos.

Después de varias horas de revisar, curar y recetar ambas se encontraban realmente agotadas.

-Ino creo que ya es hora de ir a casa -suspiró la pelirrosa limpiando con su antebrazo el sudor de su frente -en verdad necesito un baño y descansar -.

-¿Acaso estás loca frentona? Hoy es viernes y quedamos en salir esta noche, una noche de amigos ¿recuerdas? -la Yamanaka miraba con reproche a su amiga, Sakura siempre se negaba a salir y ella siempre le debía rogar para convencerla.

-Lo siento Ino, lo olvidé por completo, pero creo que esta vez yo... -

-No quiero pretextos -fue interrumpida -vas a tu casa, te cambias y te veo a las 8:00 pm en el bar -ordenó dando media vuelta y dejando a Sakura con la palabra en la boca. No le quedó más remedio que aceptar.

La ojiverde caminaba distraídamente rumbo a su casa, pensando en muchas cosas, el trabajo la distraía la mayor parte del tiempo, pero sin importa qué, ella siempre terminaba recordando a Sasuke. Tocó con la punta de sus dedos índice y medio su frente recordando su despedida, la cual interpretó como una promesa de que regresaría por ella. Aún con ambos dedos sobre su frente cerró los ojos y soltó un gran suspiro, siguió caminando así unos minutos.

-Yo... lo siento -Sakura se había estrellado contra la espalda de un joven. Por un segundo su mente le jugó una mala pasada y se imaginó a Sasuke, pero cuando el muchacho dio media vuelta pudo comprobar con tristeza que no se trataba de él. Se reprimió a sí misma por permitirse tener una idea tan absurda.

El muchacho le dedicó una sonrisa apenas visible, mientras un ligero rubor cubría sus mejillas. La pelirrosa no fue capaz de percibir el nerviosismo que notablemente mostraba aquel joven, ni tampoco pudo escuchar los latidos acelerados de su corazón. Sakura le brindó una breve reverencia y continuó con su camino distraídamente, hasta que alguien sujetó su brazo con delicadeza, era aquel joven quien sujetaba con su mano temblorosa él antebrazo de la ojiverde.

Sólo entonces la Haruno se permitió observarlo detenidamente. Tenía el cabello color negro y liso, como el de Sasuke, pensó inmediatamente, pero sus ojos eran de un color azul cielo, un poco más claros que los de Naruto.

-Sa... Sakura-san yo... ¿Cómo estás? -se atrevió a preguntar con un claro temblor en su voz, que una vez más la chica no fue capaz de reconocer.

-¿Nos conocemos de algún lado? -preguntó con intriga, sin duda había algo en él que le resultaba familiar.

-Eeh... sí -contestó tímidamente, Sakura lo observó con sus grades orbes color jade y parpadeo repetidamente tratando de recordar.

-Soy Yamada Yuki -dijo el joven con un rubor en sus mejillas causado por la mirada fija que la pelirrosa le ofrecía. La Haruno meditó por uno segundos con el puño de su mano derecha sosteniendo su barbilla, de pronto sus ojos se iluminaron y una gran sonrisa se formó en sus labios.

-Aaaah... Yuki-san -gritó al fin la chica -hace tanto tiempo que no sé nada de ti ¿Qué te trae por Konoha? -soltó de pronto la pelirrosa.

Yuki le devolvió la sonrisa, aliviado porque al fin Sakura había sido capaz de reconocerlo.

-Bueno... el día de hoy me trasladaron al hospital de Konoha -contestó.

-¡¡¿Al hospital de Konoha?!! -se sobresaltó-¿Acaso te sientes mal?-

A tu ladoWhere stories live. Discover now