Eran los mejores amigos, vivían cerca, todas las actividades las realizaban juntos, la gente decía que parecían como hermanos, lo que no sabían es que entre ellos nacerían sentimientos mutuos.
Izuku Midoriya vivía con su madre Inko Midoriya, eran un...
Izuku era experto en el manejo de armas blancas y armas de fuego, era el arma secreta en las misiones.
Ya no sufría dolor al ser Inyectado por esos líquidos que hicieron peligrar su vida varias veces...
Ya no sufría dolor al ser atacado con la navaja cuando entrenaba con Toga...
Ya no sentía dolor cuando recibía una bala al entrenar con Dabi para manejarlas a la perfección...
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Izuku ya no sentía nada al ver como su cuerpo era llenado por cicatrices...
Solo existía una persona que lo hacía volver a su antigua actitud, ella era la pequeña Ochako de aún 7 años, faltaban pocos meses para que cumpliera 8, pero eso no era impedimento para que le siguiera enseñando las técnicas de combate.
Ochako se volvió el soporte que necesitaba para salir adelante, ella era la razón por la cual haría cualquier cosa para liberarla de esa prisión, gracias a ella aún tenía el vago recuerdo que había dejado Yamikumo en su mente.
"salva a todos, no te des por vencido Izuku"
La salvaría, pero en un descuido... todo se fue por la borda...
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.-¡¿DÓNDE ESTÁ?!.- gritaba furioso el peliverde quien tenía en el suelo a 6 personas muertas del clan mientras que él sostenía a uno contra la pared totalmente golpeado y con una navaja en su cuello.
.- Ella mató a dos personas de aquí y... fue llamada...- decía el sujeto con dificultad.
.-¿Qué...? .- fue lo único que alcanzó a decir Izuku antes de caer inconsciente debido a un golpe que le dieron en la nuca.
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Una semana pasó... una semana en dónde no tuvo noticias de la pequeña Ochako, en esos días el peliverde no dormía, no comía, nadie del clan quería acercarse a él... tampoco fue llamado ante Tomura.
Hasta que un día la castaña apareció...
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