#Wigetta; Noches heladas.

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Las calles estaban llenas de transito y personas que caminaban sobre las grises aceras repletas. Los focos de los postes de luz estaban encendidos y el reloj sobre el enorme edificio de la compañía de luz marcaba cerca de las siete en punto de la noche.

Personas de todo tipo y clase caminaban en silencio, o algunas charlando. Otras con el teléfono celular en la oreja.

Personas que salían de los trabajos.

Personas que se encaminaban a disfrutar del inicio de la noche.

Y entre todos ellos, Guillermo, caminaba con la vista en el oscuro cielo nocturno, vacio y simple. Sin estrellas para observar. Sin nada que admirar.

Su abrigo oscuro se perdía en la noche y le daba cierto toque ambiguo a su apariencia. 

En su mente solo reproducía pensamientos sin sentido y muy poco coherentes.

Miró a la izquierda casi por inercia.

Una juguetería daba la bienvenida con los brazos abiertos a todos aquellos niños que caminaban de la mano de sus padres y les rogaban por entrar. Era un amplio establecimiento de ventanas de cristal que dejaban a la vista la mayor parte de la mercancía que descansaba en los estantes. Estaba pintada de color rojo, pero dicho tono se veía decolorado por el sol.

Los pies de Guillermo se fijaron al suelo.

Se quedo allí parado, con las demás personas pasando por su lado. Fue entonces que se atrevió a asomarse por la ventana. Se encontró con algunas muñecas, que descansaban en sus cajas con falsas y enormes sonrisas; cabello rubio artificial y enormes ojos azules pintados.

Entonces lo vio, siempre tan hermoso y caballeroso con los pequeños. Samuel era un amor con los niños, quizás por eso mismo trabajaba en aquella juguetería clandestina en el centro de la cuidad.

El mayor de los dos chicos alzó la mirada, y justo ahí se encontró con la ajena.

Samuel le observó con expresión neutra. Tenía un par de ojos de un tono avellana que siempre lucían una chispa bromista y alegre; enmarcados por largas pestañas. Él tenía el tipo de ojos que despertarían las ganas de quedarse observándolos todo el día. Su rostro era suave y ligeramente detallado, con una mandíbula fina y una nariz totalmente perfilada. Parecía algún tipo de idol de las revistas para jóvenes adolescentes.

Sus cabellos castaños eran lisos y acariciaban su frente ligeramente, aunque siempre se quejaba con estarse quedando calvo. Alto y delgado, con una constitución ósea envidiable por cualquiera, además de una musculatura en sus brazos y abdomen (porque en la clase de gimnasia había tenido la pequeña suerte de observar tal cuestión), que demostraba con detalle lo mucho que le gustaba el ejercicio.

Después de casi un minuto completo compartiendo miradas Samuel sonrió, y por acto reflejo Guillermo bajo la mirada sonrojado. No, jamás podría hablarle. Giró sobre sus talones e intentó seguir su camino; si no llegaba temprano a casa su madre volvería a discutir con él.

DrabblesYT. { Varias parejas }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora