the beauty and her beast ; lipsoul

IV

Debido al incidente del pueblo, Jinsol estaba un poco alterada, así que Jungeun decidió llevarla a casa. Más tarde eso también le afectó a ella, en general pasa eso.

Porque no es secreto que Bella y su Bestia tenían una conexión especial, si la mayor era lastimada, Jungeun podría sentir ese dolor y viceversa, si una de las dos sentía algo, la otra también lo sentía, así sucedía con todo y era algo a lo que se habían acostumbrado.

Jungeun era la única que podía controlar a Jinsol y Jinsol era la única que podía hacer perder el control a Jungeun, se complementaban y se necesitaban, sin una la otra no podría existir.

La joven Jungeun siempre juzgada en en pueblo por ser diferente, solía ser duramente rechazada por los demás pueblerinos, era considerada una niña inquieta y soñadora la cual no podían controlar. Cuando Jungeun paseaba entre las calles de la ciudad era imposible no escuchar los susurros de todos opinando acerca de ella sin saber absolutamente nada de su vida, aunque algunos de ellos estaban seguros de algo, Jungeun estaba loca. Sí. Ella estaba loca.

Después de todo, los ciudadanos aseguraban haberla visto hablar sola. —Inaudito. Enferma. Marginada.— Murmuraban casi todos al verla pasar.

Es entendible, nadie cuerdo aguantaría estar tanto tiempo solo en un castillo tan enorme y desconsolado.

¿No lo crees?

~ FIN ~

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