III

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El invierno me recuerda a ti. A tus manos frías y tu nariz colorada.

A tus sudaderas, pero más a tus abrazos.

En invierno me tapabas y me agarrabas las manos dentro de tus bolsillos y, a veces, debajo de las sábanas de la cama, dónde pasábamos las horas escuchando aquel vinilo de tu abuelo que tanto me gustaba y que te acabó gustando a ti también, o simplemente escuchábamos como la lluvia caía sobre el techo.

En invierno echo de menos tu voz ronca y el brillo de tus ojos al ver el primer copo de nieve caer a la vez que sonreías junto a mí cuando nos salía aquel vaho de nuestras bocas.

La Navidad llegaba y con ella nuestra ilusión por ver las calles y a los niños jugar entre ellos, como nuestras manos jugaban intentando entrar en calor.

Que ironía que el invierno me recuerde a tus ojos cuando eran la cosa más cálida que había visto nunca.

Y que cosas tiene la vida, que en un invierno, te marchaste de la mía.

algo de ti y de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora