Recomendación musical: "Possibility", Lykke Li.
Capítulo 2:
Día 5.
No sabía cuánto tiempo llevaba sin levantarse de la cama. Se había sumido en un profundo sueño del que no tenía ganas de despertar... aunque lo único que viera fuera oscuridad. Pero su estómago había empezado a despertarla con demasiada frecuencia. Le dolía. Cada vez que se revolvía en su interior, Hermione se doblaba sobre el colchón con una mueca de angustia en el rostro. Estaba mareada. Su ropa olía mal.
Se obligó a abrir los ojos poco a poco. La luz del día entraba por la ventana, pero ella recordaba haberse visto envuelta en penumbra más de una vez. No quería levantarse. Un profundo dolor en el pecho le animaba a quedarse tumbada, a esperar a que todo pasara. Le prometía dejar de sufrir si se abandonaba entre las sábanas. Y la idea le atraía más de lo que debería. Al fin y al cabo su madre no había entrado en su habitación para despertarla con un beso. Su padre no había puesto su disco favorito en el reproductor de música del salón como de costumbre. Ron no había vuelto a dedicarle una de esas sonrisas suyas y ella no había tenido la oportunidad de volver a estar con él después de aquella noche. No quedaba nada, no quedaba nadie.
"Malfoy", se obligó a recordar.
No sabía dónde podía estar. Tal vez se había quedado encerrado en su mansión como ella había hecho en su casa. No había parecido tan preocupado cuando se encontraron en el aula de Pociones, aunque estaba segura de que todo ese silencio que les rodeaba llegaría a asustarle en algún momento. Hasta donde tenía entendido Draco no sabía hacer más que ponerse la ropa limpia que los elfos le habían planchado anteriormente y sentarse a la mesa a esperar que le sirvieran la comida.
Ella no comía por falta de ganas, pero tal vez él no lo hacía por falta de conocimiento.Un atisbo de cordura atravesó su mente de repente. Debía levantarse. No podía quedarse encerrada para siempre.
Su cuerpo se resintió cuando se incorporó en la cama. Estaba agarrotado y dolorido, y aunque lo más sencillo hubiera sido volver a dejar caer la cabeza en la almohada, Hermione reunió cada ápice de fuerza que quedaba en ella para poner los pies en el suelo y empezar a caminar... pero un mareo la hizo tambalearse. Su visión había empezado a nublarse y en sus oídos había aparecido un molesto pitido que taladraba su cerebro con cada segundo que pasaba. Se llevó las manos a la cabeza, pero ya no tenía tacto en las yemas de los dedos. Todo se volvió oscuro, mucho más oscuro que esas noches solitarias y ese agujero en su alma. Y de repente ya no sintió nada más.. . . . .
La frustración fue la culpable de que Draco agitara su varita con fuerza y echara abajo la estantería de la habitación en la que se encontraba. ¿Qué diablos había pasado con todos? Infinidad de pensamientos iban y venían en su cabeza provocándole un terrible dolor en las sienes. Se llevó los dedos a ellas, cerrando los ojos y concentrándose en volver a recuperar una respiración acompasada. No lograba encontrar una solución a aquello y todo se volvía más y más frustrante con cada día que pasaba.
. . . . .
Un leve hormigueo empezó a recorrer el cuerpo de Hermione cuando ésta fue recuperando la consciencia. Tenía la mejilla izquierda pegada al duro y frío suelo de mármol, su labio parecía haberse roto justo en la comisura y sus pechos dolían bajo el peso de su cuerpo. Genial. Se había desmayado. Era de esperar.
Levantándose con cuidado y esquivando las pequeñas gotitas de sangre que había dejado su labio roto en el suelo, Hermione agarró el picaporte de la puerta de su habitación y la abrió. Estaba segura de que habían pasado días... y el exterior seguía igual de frío y vacío que cuando llegó. Tiritando de frío, deslizó los dedos por el pasamano de la escalera a medida que bajaba a la planta principal, pero cuando llegó a la cocina se quedó plantada en el suelo. Las rebanadas de pan del suelo no parecían mohosas. Tampoco habían entrado hormigas como hubiera sido lo normal viviendo en una casa con jardín. Hermione se acercó a la encimera y sorteando el pan del suelo se inclinó sobre el paquete de fiambre abierto. No olía mal a pesar de que lo lógico hubiera sido que se hubiera puesto malo de estar tanto tiempo fuera del frigorífico. Tomó una loncha y se la metió en la boca. Estaba bueno. Algo caliente al haber estado a temperatura ambiente, pero bueno al fin y al cabo. Se preguntó por qué no le sorprendía el hecho de que pareciera que la comida no se estropeaba. Tal vez fuera porque quizás se estuviera acostumbrando a que nada volviera a tener sentido. Sí, quizás fuera eso.
Se giró y cruzó la cocina hacia el armario de las galletas. No tenía ni ánimo ni fuerzas para ponerse a cocinar, así que cogió su paquete de galletas de chocolate preferido y se sirvió un vaso de agua. Luego se dejó caer en una de las sillas que rodeaban la mesa de cocina. Abrió el paquete con pesadez y cogió una de ellas. Era sorprendente como, a pesar de estar más hambrienta de lo que lo había estado nunca, no tuviera ganas de comer. Le dio un bocado y masticó unos segundos antes de dar un sorbo al vaso de agua para bajar la comida por su garganta. Se preguntaba dónde estarían sus padres. Otro bocado. Ron debía estar en alguna parte, ¿por qué no la buscaba? Más agua. Y si aquel era un mal sueño, ¿por qué no despertaba? Unas migas cayeron sobre su regazo. Y si se suponía que ella era tan inteligente, ¿por qué no entendía nada?
Hermione se encontró terminándose la tercera galleta, pero su estómago se había cerrado por completo con sus pensamientos... y sus ojos habían empezado a derramar lágrimas de nuevo.

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Just the two of us
FanfictionHogwarts está vacío. En Hogsmeade tampoco hay nadie. Londres entero parece desierto. Todo el mundo ha desaparecido de la noche a la mañana, y parece una cruel ironía del destino que Hermione Granger y Draco Malfoy se encuentren entre tanta soledad.