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El agua gélida hizo a V temblar, encogiéndose al mismo tiempo que abrazaba sus extremidades. Sus brazos se sentían entumecidos y sus piernas parecían recias a coordinarse por los temblores que eran provocados por el agua que aún caía con ímpetu sobre él.

Aquellos Delta dejaron de aventar agua cuando fueron convencidos ante haber limpiado adecuadamente al nuevo esclavo del general, sin dirigirle una mirada al devastado chico,  partieron, dejando solo al joven

Cuando V calló en cuenta que estaba solo en aquel lugar, suspiró, su corazón latía con brusquedad, aún su cuerpo sentía espasmos y su herida ardía como si aún estuviesen quemando su piel. Aún pudiendo sentir aquel ardiente objeto impactar contra su piel quemado todo a su paso, lo último que recuerda es haber caído inerte después de aquella toma de posesión tan agonizante.

Los ojos del joven comenzaron a sacar lágrimas de sangre al recordar su desdicha, caían libremente sobre su rostro volviendo a manchar su cuerpo desnudo.

El chico se sentía miserable, al haber sido capturado, él solo quería salir por una sola vez, quería contemplar aquel cielo que siempre hablaban maravillas de él.

Él solo ansiaba ser libre por una vez en su miserable vida.

Con dificultad quitó aquellas lagrimas , y subió su mirada al cielo, aquel cielo que nunca cambiaba, aquel que, aunque más lo deseara, nunca lograría alcanzar.

Este le devolvió la mirada, aquellas nubes siempre se encontraban teñidas de aquel anaranjado y amarillo que danzaban sin fin, el cielo bailaba en tonos carmesí, siendo acompañado con matices rosadas.

Abstraído en aquel cielo no sé percató de la entrada de un chico quién caminaba cabizbajo.

- Dis- disculpa... T... Ten...- ofreció aquel chico el cual tenía su cabello alborotado y su labio partido, sus ojos carecían de brillo.

El peli rubio tomó aquella capa negra que yacía en las pequeñas manos del chico.- Gracias.- murmuró.

- Procura... procura que no oculte tu marca... Si no serás castigado.- musitó con penuria su voz apenas audible.

Con cuidado el menor con labios abultados sacó de los pliegues de su túnica un pequeño pañuelo color naranja, con sus manos temblando llevó aquel pedazo de tela al rostro del nuevo esclavo, limpiando con sutileza la sangre que derramó los orbes del hombre.

- S-se... Se que debe de estar triste y... Perdido... Pero ahora este es su destino...del cual nunca podrá escapar...¿Cómo te llamas?.

El peli rubio miró con aflicción al joven quien parecía haber perdido y olvidado su felicidad.- V, me llamó V.

El menor frunció su ceño, al mismo tiempo que alejaba su pañuelo del rostro del nuevo.- No me refiero a ese nombre, al... Ya sabe el verdadero.- parándose le quitó la capa al hombre que la abrazaba, para enrrollar el cuerpo del chico en esta.- El Mío es JiMin... Ahora soy Yoon.

- Yo no tengo otro nombre, solo V.- aseguró, tomando entre sus dedos la rasposa tela.

- ¿Pero que dice?... Todos tenemos un nombre...- musitó confundido, agachándose para estar una vez más a la altura del otro chico.- Mis padres me llamaron así... Al menos es el único recuerdo que tengo de mi familia...- murmuró con nostalgia.

-¿ Por qué estás aquí?.

JiMin alzó sus orbes que mantenía hacia abajo, dirigiendo una mirada llena de dolor y sufrimiento.- Soy un Sigma, este es mi destino... Esperar que mi alma sea consumida por el general y simplemente caer es esta oscuridad que aguarda por mi... Somos uno entre cientos que esperan con resignación este destino que siempre estuvo escrito para nosotros. No es como si realmente tuviésemos elección... Bueno... En verdad aquí no hay esperanza... Es hora de que regrese... - volteo su mirada hacia aquella puerta colosal, llena de fierros y decorada con aquella madera vieja que parecía estar a punto de pudrirse; antes de partir levantó su mano al nuevo, ofreciendo una mascara blanquecina, con matices dorados y acabados realmente preciosos.- Toma, al general le desagrada ver tu rostro... Debes de utilizarla siempre, al menos cuando esté el general.- sin más el joven se fue corriendo para adentrarse al palacio del general SiWon.

V quedó absorto a todo, su mirada recaía en la mascara que aún tenía entre sus manos; lleno de impotencia, comprendió que solo aquello era un recordatorio de que el mero hecho de ser libre sería impensable. después de unos largos minutos llevo aquel objeto a su rostro cubriéndolo.

Aquello era todo, este era el inicio de su fin.

[♣️]

- JungKook necesito que estés al frente liderando mis tropas.- Ordenó el general quién permanecía sentando en su enminente trono.

Jungkook asintió, posando su mano en su espada.- Si señor.

- Este es el momento en el que acabaremos con estos bastardos que invadieron mi mundo.- escupió SiWon con furia.

El azabache cerró sus ojos, sonriendo al no poder hacer realmente nada ante las órdenes del General.- ¿Tiene miedo a que puedan ser más fuertes que usted?.- musitó con incredulidad.

SiWon golpeó con fuerza su trono haciendo que este crugiese por el golpe propinado por él mismo.- Te recuerdo que yo mismo acabe con esos asquerosos Gamma, No poseo miedo ante esos malditos dragones.- farfulló, el generar matizando de rojo sus ojos al ser insultado por su Hijo.

- Ya, si me disculpa señor, tengo que enlistar a las tropas que atacarán.- haciendo una reverencia salió del salón.

Jungkook estaba realmente cansado de combatir aquellos dragones quienes resistían ante los ataques del general, siendo un dolor en el trasero para él, trece años no eran suficientes para acabar con esas criaturas que surcaban los cielos con aquellas prominentes alas y aquella piel que poseían una armadura incrustada. Aquellas criaturas que su mera existencia parecía quimérica.

- Entonces... ¿Preparo las tropas?.- comentó el chico que yacía reposando sobre la pared con sus brazos cruzados y su mirada llena de incredulidad con aquellos ojos penetrantes.

- Sí, nos vamos ahora, quiero terminar con esto.

El hombre alzó una ceja, tratando de evitar sonreír al escuchar aquello como si sonase estúpido ante los oídos del chico pelinegro.- ¿Sabes cuántos hombres hemos perdido por esta lucha por el poder?, Él mundo es demasiado grande, esto no tiene sentido.

- Al igual que no tiene sentido acabar con una raza, recuerda que este mundo es del General.- bramó, tratando de calmarse al darse cuenta de lo tenso que estaban sus músculos.

- tsk... Esta bien, pero recuerda JungKook, si no los vencemos tu cabeza y la mía serán ofrecidas en bandeja de oro para el general.- sin decir más el hombre se fue, perdiéndose en el extenso pasillo.

- Esto es ridículo.- Bufó siguiendo al hombre que segundos antes estaba a su lado.

 Gamma- KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora