Capítulo 3

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   Es un día nuevo, las cámaras de la casa de Développement se mantuvieron encendidas durante la noche. Obviamente no grabaron nada interesante más que a los cuatro chicos durmiendo. Pero, es apenas el primer día en el que duermen bajo el mismo techo estos cuatro desconocidos.
El programa está por comenzar, son las nueve y los presentadores llegan de a uno hacia los estudios. Los participantes aún no están despiertos, a excepción de uno; Soraru, quien se levantó antes que todos para tomar un baño.
Subió al piso de Mafumafu y Sou y pasó con cautela por aquel pasillo.
No hace falta remarcar que en el espejo del lavabo hay una cámara detrás. Al parecer Soraru no lo sabe, pues comenzó a sacarse las prendas, empezando por su camisa. Aunque solo enfoca de la cintura hacia arriba.
Los presentadores, recién llegados, están viendo aquella escena sorprendidos por el físico del participante treintañero. Todos opinan; Dasoku asiente como si de quien estuviera orgulloso fuese su hijo; Neru se encuentra ruborizado, pero se lo toma con calma y hace chistes con Araki. Por otro lado, Piko y Kashitaro están alardeando y preguntándose si Soraru concurre al gimnasio cada cierto tiempo.
   Soraru miró fijamente el espejo, los presentadores no sabían si él podía ver la cámara detrás de su reflejo o solo se veía detallado. Soraru al parecer no se percató de la cámara, pues se fijó que tenía una basurilla en la ceja izquierda.
Ya sin prendas, el treintañero pasó a ducharse. Podría sonar extraño, pero hay una cámara en la bañera también. Pero para este programa, lleno de cámaras; un reality, nada es extraño. Quieren mantener a sus participantes vigilados para el entretenimiento.
   Mientras tanto, unos diez minutos pasaron, Sou despertó, sintió la necesidad de ir a hacer sus necesidades. Entró y al escuchar el sonido del agua de la regadera, pegó un salto en su lugar y se disculpó por la intromisión. Cuando estaba por salir, escuchó que Soraru lo llamó.
—¿Sou...kun? —se escuchó desde el interior de la ducha—, si eres tú...¿Podrías alcanzarme una toalla? La olvidé por completo.
   Sou está muy nervioso, aunque no sería la primera vez que veía un hombre desnudo, ya que en su instituto los hombres después de cada deporte se duchaban juntos; hombres de su edad. Vió por todo el baño un lugar donde deberían estar las toallas, y para su suerte, encontró una cómoda debajo del lavabo. Sacó una toalla y apoyándose en la puerta de vidrio templado, se la intentó alcanzar a Soraru. Para la mala suerte del menor, deslizó y cayó sobre la puerta ocasionando que ésta se abriera. Tiene ambos brazos y el pecho en contacto con el agua de la bañera, en resumen, Soraru y parte de Sou están dentro de la bañera. Sou pensó que el lado malo era que ahora estaba completamente empapado. El agua que la ducha sacaba corría desde su cabeza hasta sus pies aún estando en el suelo de la bañera. Las mangas de su suéter absorbían el agua haciendo que ésta se expanda por su brazos hasta su pecho. Él se sonrió a sí mismo por la suerte que fue cerrar los ojos justo al caer. Entonces no vió nada, pero ¿Por qué Soraru no dijo nada?
—¿Por qué sonríes? —se escuchó una risa de parte de Soraru, quien afortunadamente logró cubrirse con la espuma que se usó durante su baño. Es como si se lo veía venir.
—¿Eh? —Sou fue ingenuo al abrir los ojos, aunque fue más por reflejo. Si alguien te habla mírale a los ojos, o por lo menos, así lo educó su familia—. ¡Oh lo siento tanto Soraru-san! —el pobre chico alcanzó a ver el torso, al parecer trabajado, de Soraru.
   Siendo bruto, pero sin querer serlo, le arrojó la toalla al rostro a su mayor e intentó correr, pero Soraru lo detuvo. Sou no entendía el motivo de aquel agarre. Rápidamente se ruborizó y se maldecía por haberse apoyado en aquella puerta causante de esta situación.
—¿Sou-kun, podrías traerme otra toalla? —Sou, aún estando completamente rojo, vió por el rabillo del ojo que la mano de Soraru sostenía una toalla empapada—, ha caído de mi rostro hasta la bañera...está empapada.
   Sou le dió fin a la situación. Fue a tomar otra toalla y, esta vez, la colocó en un perchero, especialmente para toallas, y salió de su pesadilla suspirando. "¿Por qué no se me ocurrió antes? Eres un idiota Sou", pensó, "claro, un perchero para toallas...ahora sí me siento despierto".
   Mafumafu apareció viendo como el pequeño de la casa suspiraba estando apoyado en la puerta del baño.
—¿Qué pasa Sou-kun, extrañas a tu familia? —pensó inocente—, oh vaya, estás empapado...¿Te traigo una toalla? —dijo apoyando su mano en el picaporte.
   Sou lo miró con una expresión de susto, por más que Mafumafu no había aparecido de sorpresa. Negó con la cabeza repetidas veces y Mafumafu alejó su mano. El pequeño intentó tranquilizarse y le advirtió que no debía entrar en el baño, puesto que Soraru estaba aseándose. Se despegó de aquella puerta y se fue escaleras abajo a buscar otro baño.
Si la casa es tan inmensa, debería tener dos baños.

   —¿Qué...acaba de pasar? —se preguntó Dasoku.
—Vaya...todo tan rápido e inesperado —dijo Neru—, ¿Seguros de que aquí no hay libretos? Fue un verdadero drama —susurró para sus compañeros.
—Nunca...nunca pensé en emparejar a Soraru y Sou.
—Yo tampoco.
—¿Por qué Kashitaro y Piko piensan en eso? Pensemos en el físico de Soraru.

   Los presentadores comenzaron a opinar sobre aquella vergonzosa situación para ambos participantes, pero más parece para Sou.
   Una vez en el comedor, Sou se encontró con Eve alistándose, al parecer va a salir. Eve al verlo le sonrió y luego preguntó por qué está empapado. Sou no pudo explicarle, sólo tartamudeaba, entonces Eve a trote fue a buscar toallas en una repisa que hay en su habitación y la de Soraru; se la colocó en la cabeza y otra en los hombros.
—Podrías resfriar —dijo alejándose—. Anoche encontré otro baño por la casa, está contiguo a mi habitación —Eve fue hasta la encimera, donde está la cafetera. Tomó una taza y se la alcanzó a Sou.
—G-gracias —dijo Sou—. ¿Saldrás? —jugando con la taza entre sus manos, por poco se le cae por un movimiento torpe.
—Oh, cuidado —dijo Eve con una pequeña sonrisa—. Iré a almorzar y hablar con unos amigos. ¿Tu trabajas hoy?
   Sou asintió a su pregunta y comenzó a secarse el cabello mientras Eve se despedía con una leve sonrisa.
   Eve no había planeado bien cómo ir hasta la ciudad y menos una excusa para Sou. Realmente va a una salida con amigos, pero es una cita grupal. ¿Entonces por qué no mencionó que más que un encuentro con sus amigos era una cita grupal?
   Finalmente se decidió en conducir uno de los autos. Eligió uno de ellos con temor de que alguno otro de la casa quisiera usarlo más tarde pero no podría. Aún con esa preocupación en su cabeza, salió rumbo a la ciudad de Tokyo. Una cámara de Développement lo seguirá todo su día.
En total 45 minutos, casi una hora en llegar a destino. Afortunadamente el camino desde la casa a la ciudad estaba bastante despejado.
   Entró a un cibercafé, el cual está lleno de jóvenes adultos tomando café, haciendo trabajos de la universidad y usando las computadoras. Todos voltearon a ver a Eve, se preguntaban por qué hay una cámara siguiéndolo. Rápidamente Eve encontró a sus amigos, ellos levantaron los brazos alegres, así llamando la atención de su querido amigo. Él trató de decirle a sus amigos que se comporten normalmente, que no deberían preocuparse por la cámara y actuar con normalidad.
En total, dentro de ese grupo de personas, hay tres chicos y cuatro chicas. Eve sabía lo que le esperaba; hablar con una de ellas.
   Él nunca fue bueno hablando con mujeres. Desde la escuela, cuando tenía que colaborar en un grupo de estudio con alguna niña de su salón, no podía hablar, tartamudeaba...aunque más bien fue así hasta con los chicos, pero éstos últimos se hicieron sus amigos y le facilitó el habla. Con las chicas era otro problema, ¿De qué pueden hablar? ¿De chicos, maquillaje? Eve no estaba interesado en eso y no sabía cómo empezar una conversación con ellas. Desde entonces es súper tímido. Con el paso del tiempo mejoró, ¿Pero cuánto?
—Mucho gusto~ —dijo una de ellas. Una chica que parece tener unos veinte años. Es adorable y rubia. Se vió un poco nerviosa, pero decidió ignorar aquella cámara que vino con Eve.
—Ho-hola... —el chico se ve incómodo, no sabe hacer nada más que hundirse en su silla. Eve aprovechó que la chica fue al baño y se acercó a uno de sus amigos—. K-Kiyo...¿Puedo irme?
—¿De qué hablas, Eve? Acabas de llegar. Sólo habla un poco con ella, no te hará nada. Es muy tierna~ —dijo viendo que ella estaba volviendo. En efecto, es una chica muy mona, es baja y parece una niña—. Antes...ella dijo que le gustó una de tus canciones.
—¿En serio? P-pero...
—No sabe que la compusiste tú, no iba a revelarte así como así, tranquilo —aclaró Kiyo—. Ella solo ha mencionado el nombre de la canción, hablen sobre eso. Ya verás tú si le cuentas.
   La idea de Kiyo surtió efecto. Eve y aquella chica hablaron hasta que terminó esa cita. A veces ella cometía una que otra torpeza verbal o en sus acciones, como cuando tomaba la taza, eso le recordó a Sou esta mañana y la taza de café.
Ya era hora de despedirse. Eve sintió la necesidad de volver cuanto antes a la casa, para devolver el auto por si alguno de los participantes quería usarlo.
   Mientras conducía, pensaba en el parecido que podía ver entre esa chica y Sou. Pensó que ambos se veían tiernos, tienen unos ojos llamativos y son pequeños. Sou, a diferencia de aquella chica, no es tan rubio, es más un castaño tan claro que parece rubio.
Eve al pensar eso se sonreía como tonto. Se pasaría todo el camino a casa pensando en Sou...

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