🥀FUE POR TU BIEN ©

La Broma

Bueno, antes de contar cómo mi vida se volvió un desastre de un segundo a otro. Me presento ...

Soy Celeste Hutson, una chica de diecisiete años. Se podría decir que soy tímida, dulce, callada pero solo soy así por dentro, por fuera soy fría, seca, cruel y directa. Mi cabello es de un color rojo fantasía -lo sé, lo sé, no soy la típica chica de preparatoria de cabello castaño, negro o rubia a la que acostumbra- mis ojos son grises, soy de estatura media, mi cuerpo es normal ...

Ni muy voluminosa ni muy tabla, pero si tengo mis buenas caderas -al menos- en cambio mi mejor amiga Michelle, es totalmente opuesta a mi... Tanto personal como físico. Ella es manipuladora, coqueta, atrevida; su cabello es de un castaño claro, casi rubio y corto, un poco más alta que yo sus ojos son de color miel, su cuerpo esta un poco más desarrollado que el mío. Pero ya hablaremos de ella más tarde.

Muchos creen que solo soy una emo que se corta las venas por mí apariencia, pero se equivocan...

Soy una bailarina de ballet profesional.

Curioso ¿No?

Ese es un secreto que tengo desde pequeña, no quiero que nadie lo sepa para evitar burlas. Estoy en la mejor academia del país, la Academia Dukree, estoy aquí desde que era una niña pequeña. Michelle es la única que lo sabe, a parte de mi tía Shantal, que cuida de mi desde que mis padres fallecieron cuando solo tenía ocho años; ellos murieron en un accidente aéreo. Iban a un viaje de negocios, el avión perdió el control y se estrellaron.

Mi madre era una mujer muy bella, además de ser una bailarina profesional de ballet, ella iba a crear una academia, por ello hicieron el viaje de negocios, a hacer los últimos trámites que faltaban para tener el estudió. Mi corazón empieza a estrujarse en mi pecho, me duele solo pensar que ellos me dejaron sola, mi tía me da ánimos, la amo pero no es suficiente, quiero a mis padres junto a mí. Pero la vida no es justa.

¿Cierto?.

Mis ojos se hacen más pesados, los voy cerrando hasta que todo se vuelve negro y me arropa la dulce y fría noche. Haciéndome caer en un sueño profundo del cual amaría no despertar más nunca en mi vida.

Al día siguiente me desperté sin ánimos de nada, mi tía desde el pasillo me decía que me levantara para ir al instituto, me levanté fui al baño, cepille mis dientes e hice el resto de mis necesidades, cuando salí del baño, me vestí con mi uniforme, que era una camisa blanca de botones manga larga, una falda a cuadros hasta las rodillas, unos calcetines blancos hasta la rodilla y sobre mi camisa mi coloque una corbata de color rojo, para terminar me coloco mis zapatos negros, me maquillo de forma sencilla, simplemente un poco de polvo, me delineó mis ojos y pinto mis labios de color vinotinto -como amo ese color- tomo mi bolso, mis lentes, mi celular y bajé hasta la cocina, había una nota en la mesa la cual decía

Allí te dejen desayuno y el almuerzo para que para cuando te de hambre. Que tengas un buen día mi niña, besos

Tomé el desayuno y el almuerzo, lo guardé en mi mochila y salí de la casa, di media vuelta para cerrar la puerta con seguro, además de guardar las llaves en mi mochila y sacar mi reproductor de música con los audífonos, coloco una canción de rock pesado -y repito no soy una chica como de la que seguro acostumbras mucho ver- volví a darme la vuelta y caminé hasta el instituto totalmente desanimada.

Cuando llegue al instituto veo a todos los alumnos hablar, y veo a Michelle y ella me ve, se acerca y me saluda; tenía las mangas a su camisa dobladas a los codos, la falda estaba más arriba de lo que debería, y estaba maquillada de una forma que de verdad parece una niña fresa, sonó la campana del instituto y nos dirigimos a nuestro salón de clase, en cuanto entre me senté en la última fila y Michelle delante de mí; en ese momento llegó el profesor de literatura, un hombre de unos cuarenta años, era delgado y alto, su cabello era castaño canoso, vestía un traje color gris, empezó a dar la clase pero no le preste nada de atención a la clase, ya que todavía tenía los audífonos puesto.