Mi salvador

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Me dirigí al centro del salón frente al gran espejo que cubría la pared, me coloque en mi posición inicial para poder empezar el baile; no lo voy a negar, me sentía nerviosa ya que era el último ensayo y no sabía si estaría preparada para algo así. Me calme respire hondo y me deje llevar.

Cuando la música empezó a sonar sentí que todo a mi alrededor desapareció.

No había soledad.

No había inseguridades.

No había peleas.

No había nada.

Solo la música y yo.

Sentí que estaba tocando el cielo con nada salto, que con cada giro el mundo se detenía, que con cada paso cortaba el aire.

Mi cuerpo ya no reaccionaba a mis ordenes, solo se dejaba guiar por el song de la música; luego empecé a sentir cosas que antes no había sentido -mejor dicho, que no había querido sentir en todo el dia- el comportamiento de Michelle; la conversación con Brandon; la pelea de Yeimi con Cole. Me estaba sintiendo abrumada, no sé porqué pero... Está empatía, me hacía sentir sus dolencias, sus frustraciones... El pecho me dolía, sentía que el corazón se me iba salir. Ya no veía nada, pero mi cuerpo seguía sin parar.

Cada paso era más fuerte.

Mas decidido.

Más rápido.

Ya me estaba sintiendo como el personaje que iba a interpretar, su rabia, su dolor, su desesperación... Su soledad...

Estaba a punto de terminar la música y yo estaba en mis últimos pasó, ya casi sin aliento, mi cuerpo tenso, mis ojos cristalinos apunto de llorar.

La música terminó dando su último golpe igual que yo. El sonido de los aplausos me sacaron de mi trance, levanté la mirada y la srta. Knightley me miraba con orgullo, miro mi reflejo en el espejo y en mis ojos veo todo. Todo lo que mi personaje sintió; me levanté y seguimos con los ensayos, me dirigí a los baños para lavar mi cara y respirar un poco, sentía que el alma se me escapa del cuerpo, estaba cansada, agitada de todo; sentía que no podía más, pero bailar me ayudó de mucho. Ya no estaba tensa, no estaba frustrada.

Salí del allí y seguí con los ensayos como si nada hubiera pasado. La srta. Knightley nos estaba exigiendo mucho, todos estabas muy agitados y agotados. Pero valía la pena, era el gran debut. Teníamos que dar el todo por el todo. Dejar el alma en el escenario, bailar hasta que los pies nos sangraran. Tener bien las posturas, la expresión, la mirada. Manejar bien el espacio, ni checar con nadie y siempre estar sincronizados.

La vida de un bailarín la creen muy fácil pero no lo es. No saben la presión que sentimos cuando subimos a un escenario. Cuando nos preparamos para una competencia. Estar pendiente de que los vestuarios nos queden bien. Que el maquillaje no se corra de su lugar. Retocar si es necesario. Apretar bien los peinados y accesorios; y pare usted de contar cuantas cosas más.

No es tan fácil, pero es lo que amamos, es lo que hacemos, no hay mayor satisfacción de cuando baja el telón y el baile resultó todo un éxito, oír a las personas aplaudir y gritar de la emoción. Muy pocas personas lo saben, pero que más se puede hacer.

Tomé mis cosas y fui a los vestidores para cambiarme de ropa; me despedí de todos y salí de la Academia, decidí irme caminando hasta mi casa ya que no quede muy lejos de aquí. Cómo unos cinco... cuatro cuadras más o menos, así que emprendi mi camino.

Todas las calles estaban solas, no había ni un alma. Pero no me preocupe, bajé mi mirada al suelo para ver las sombras y asegurarme de que nadie me seguía, ví la sombra de un hombre, así que empecé a caminar mucho más rápido, pero el tipo seguía mi paso.

🥀FUE POR TU BIEN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora