PARTE 4

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PARTE 4

Cuando estas encerrado tanto tiempo podría parecer algo improductivo para cualquier persona normal, pero tratándose de Terry el estar en el cuarto de castigo era más que satisfactorio ya que no tenía que tratar con las monjas y mucho menos con toda la sarta de estudiantes que siempre lo miraban mal. ¿Me ven como si fuera de lo peor?, dijo para sus adentros mientras daba una fumada a su cigarro, según sus cálculos al día siguiente lo liberarían de su prisión – si supieran lo mucho que me gusta estar aquí – dejo salir el humo de sus pulmones, en ese momento se escucharon pasos dirigiéndose a donde se encontraba – ya le traen la cena al perro – sonrió con ironía, en ese momento se escuchó como metieron una llave y abrieron los cerrojos, se sentó en la cama y apago el cigarro con la suela de su zapato, cuando la puerta se abrió vio que era la hermana Josephine pero no llevaba la charola con los alimentos.

- Puedes ir a tu habitación – ordenó la hermana que de inmediato se percató del olor a tabaco aunque no dijo nada al respecto.

- Pensé que tendría otro día más de vacaciones – Terry se volvió a recostar en la vieja y polvosa cama.

- La directora te levantó el castigo – a la monja parecía no agradarle la idea.

- El buen duque abogo por mí – replico mientras se ponía de pie y tomaba su saco para echárselo al hombro – supongo que la donación fue muy... generosa – la monja lo miro con reproche. Terry solía ser así pues sabía que los privilegios que gozaba de la escuela no eran para nada gratis.

- Ve de inmediato a tu habitación – le volvió a ordenar – date un baño y en un rato te llevaran la cena – añadió la religiosa, Terry supo que el castigo no había sido levantado del todo pero la verdad era que tenía ganas de darse un buen baño con agua caliente. La hermana Josephine lo acompaño hasta su habitación, los pasillos estaban vacíos seguramente los alumnos estaban cumpliendo con sus penitencias, la mujer abrió la puerta para que él joven entrara y una vez que esto sucedió cerro con llave – ¡ese chico es toda una calamidad! – dijo para sus adentros. Terry aventó su saco a la silla que estaba frente al escritorio, luego se quitó la camisa y el pantalón, levanto con ligereza un brazo y olisqueo.

- ¿Doy asco? – fruncio la nariz, a Terry le gustaba estar siempre presentable y limpio, pero ahora sentía que era otra la necesidad para tomar un baño. El haber estado en el cuarto de castigo lo había llevado a pensar en lo que estaba pasando por su mente, por su cuerpo y por sus emociones - ¿Terry deja de pensar en él? – se llevó una mano al rostro para cubrirlo, volteó hacia el espejo y observo su imagen reflejada, se sentía que no era él o tal vez estaba descubriendo a su verdadero ser. Se metió al baño y se metió a la tina de agua caliente, se sentía tan aliviado que tardo un rato en salir , escucho como la puerta se abría y casi de inmediato se cerraba – ya me trajeron la cena – pensó mientras seguía disfrutando, tenía los ojos cerrados cuando de manera inexplicable unas imágenes se revelaron en su mente golpeando de manera abrupta sus sentidos, los ojos verdes de aquel jovencito y su cuerpo semidesnudo se hicieron presentes - ¡necesito sacarlo de mi cabeza! – se incorporó de una manera en la que pudo quedar sentado en la bañera, sentía él corazón acelerado y también sentía que su cuerpo comenzaba a reaccionar ante dichos recuerdos sacudió la cabeza para que aquellos pensamientos lascivos se desvanecieran, al movimiento el agua impregnada en su larga y castaña cabellera salió disparada en gotas que salpicaron el suelo y la pared. Cuando salió del baño se terminó de secar su cabello, se puso ropa limpia y mucho más cómoda, su uniforme sucio ya no estaba seguramente quien le llevo la comida lo habita tomado para lavarlo, Terry miro la charola de comida sobre el escritorio, a decir verdad si tenía hambre y esa comida que había en la charola era mucho más decente y apetecible que lo que le llevaban al cuarto de castigo. Ya había pasado bastante tiempo desde que había llegado, así que suponía que los demás estudiantes ya estaban en sus respectivas habitaciones durmiendo y como él estaba cansado luego de cenar se dispuso a hacer lo mismo, se sentía un poco abochornado así que dejo el ventanal abierto solo bajo los visillos, se recostó en la cama y cerró los ojos esperando que el rostro de aquel mocoso no apareciera de nueva cuenta frente a él, apenas empezaba a conciliar el sueño cuando el sonido de una rama lo hizo reaccionar, volteó a la ventana pensando que había sido el viento, se dio la vuelta hacia la pared para tratar de volver a dormir, pero de nueva cuenta un sonido llamo su atención, se puso de pie tratando de no hacer ruido, se colocó a un costado del ventanal para sorprender a quien estaba tratando de entrar a su habitación.

UN EXTRAÑO Y LOCO AMOR...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora