DÍA 47: Despejando la mente

2 1 0
                                    

El pasado, solo no puedo tratar de escribir esto sin mirar mi ventana, es cruel pero es algo que ya no debe preocuparnos, supongo que cada quien tiene algo que lo atormente. Creo que ya he sido lo suficientemente grande para entender la metodología de la vida, para nada me ha divertido aunque nadie dijo que lo seria.

Sé que he sido la persona que ha podido cometer todos los errores posibles, nadie está dispuesto a soportarlos, solo tal vez haya un día donde comprenda que no todo lo que se hizo fue tan bueno, solo ese día sabré que he madurado y dejado todas las cosas que corrompan mi integridad.

Mi pasado nunca fue bueno, yo siempre digo eso, es mejor solo no dar detalles de ello. Antes de iniciar este diario mi visión de la vida era un poco caótica, acomplejada para ser exactos. De cierta forma creí que el universo vivía en mi contra pero es estúpida esa concepción, algo tan grande no podría solo fijarse en mí, hay problemas muchísimos más grandes que la insigficante vida de un pobre joven español. Así que decidí darle vueltas a las tablas, sentir la vida como si fuera única, que de por sí, así es. Entonces una frívola mañana, sin ser planeado quise plasmar mi vida, darle sentido a lo que es real.

El primer día de este diario quizás fue uno de los más emotivos, lo digo porque me emocionaba la idea de escribir algo, era como una ventana abierta para dejar los medicamentos de lado. Sé que no he hablado de esto, me apena hacerlo, nunca se lo he comentado a nadie, ni incluso a Victoria. No es algo que se va contando por la calle. Es algo de mí que no me hace sentir orgulloso.

De niño fui muy inquieto, estoy hablando alrededor de mis catorce años, fue en diciembre si mal no recuerdo, no disfruto para nada escribir esto, pero me es necesario dejarlo plasmado en este pequeño cuaderno. Estaba en el parque y se me acercó un hombre para preguntarme algo, no sé qué me habrá dado él, era algo líquido, pero desde allí mi cerebro no funciona de manera normal. El médico psiquiatra me recetó unos medicamentos para contra restar los efectos de aquella droga que me habían dado, funcionó. Como consecuencia ahora soy dependiente de esos medicamentos, si no los consumo mi sistema nervioso solo colapsa.

Suena raro, pero por mi dependencia a los medicamentos es que soy distribuidor de estos mismos. Me apasiona mucho mi trabajo, me gusta bastante ayudar a las personas.

Ya falta poco para mi viaje a Galicia, estoy muy ansioso por ello. Debo admitir que no agrada la idea de dejar a mi papá solo unos cuantos días, quizás le pueda suceder algo malo. No sé qué hacer, ojalá no pase lo inevitable estando yo tan lejos de mi padre, pero de seguro mi hermana Ana María lo cuidará muy bien.

Mañana será la gran fiesta, espero que todos la pasemos muy bien.

Los dados

Lancemos los dados

Miremos que caerá

Si sale par, me quieres

O quizás me puedes amar

El problema es

Si no es así

Puede que te engañe

Pueda que no sea feliz

Lancemos tres veces

Vamos a ver quién ganará

Es un juego de suerte

Porque nadie sabe, que rol tocará.

Suerte del paseo

Dicha del tahúr

Así es como se juega

Busca un ataúd

Los dados ya cayeron

Y la cifra no te gustará

Uno cayó en dos

Y el otro un número impar

Ahora tienes la respuesta

Con qué suerte correrás

Ya lo he anunciado

Lamentablemente vivirás

Lo hemos acordado

Quedó escrito en el papel

Nadie te ha obligado

A seguirme y a obedecer

Porque así fue los resultados

Lo dejamos al azar

Nadie tuvo la influencia

De querer ganar

Te lo dije

Lo anuncié

Pero aun así quisiste

Volver a nacer.

EL DIARIO DE VÍCTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora