Ya es mi segunda semana aquí en la ciudad que sobre un manantial de sentires nació. La Rioja a mi espalda susurrándome volver a su vera, bajo la copa que tanto me dañó, pero que tanto aprecio.
Todas las mañanas el frío de estas tierras me saluda en mi camino a la facultad, árbol de inimaginable sabiduría que día a día a simples personas como yo sus frutos ofrece, allí los brazos de mis compañeros siempre abiertos están, una gran familia formamos, Salamanca y su magia aparece incluso en el más misero tachón que de en mi cuaderno por mi torpeza, haciendo brotar así la vida familiar entre todos nosotros.
Otro detalle que observe fue la dualidad de la Salamanca nocturna, ella es una dama de dos caras, la cara tierna que refleja su mirada sobre la Luna, la cual se mira noche a noche en el Tormes queriendo ser tan bella como lo es está ciudad.
Sin más, bajo su abrazo 4 breves versos se me ocurren:
En tu albo mirar
En tu fluido cantar
En tu arcano tocar
Sin duda, nace mi amar.
La tierna y bella Salamanca que todas las noches a su balcón se asoma a ver al Tormes cantar es contraria a su gemela, la movida Salamanca, la joven de estos días, la que sus manos tiende a sus compañeros y ahoga sus penas a la par que caricaturiza sus acciones. Con ambas hermanas he estado y sin duda, sólo una me ha enamorado.
¿Qué mas me queda por deciros? Tan solo que mis pies a está ciudad que se creo para enamorar me han traído, a esta ciudad que roca a roca cuenta una leyenda una historia, a esta ciudad que sus brazos tiende a todos, a esta ciudad en la que da igual quien y como seas, porque serás amado; después de estos días, sé que Salamanca no sólo está viva, si no que con todos nosotros siente, ama, desea, padece, Salamanca es uno mas de nosotros y nosotros somos parte de ella.