la pantera

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Esta historia se ubica en los cafetales de Chiapas, donde la selva es fresca y frondosa, donde los cerros hacen que tus ojos vean un paraíso.
Yo era un joven en esos tiempos. Corrían los años de 1908, en las épocas del General Díaz, yo me desplazaba de la Ciudad de México hacia la sierra de Chiapas, a ver como iba la producción de café.
Pero en unos cafetales al norte del estado, me sorprenderían para siempre...
En esos cafetales, no había nadie trabajando, la gente estaba refugiada en sus casa de palma y madera, tapadas por el frio de aquella zona.
Era un espacio amplio, lleno de parcelas y senderos verdes al lado de estas.
El dueño de aquel lugar era alguien, solitario el cual estaba enojado pues los trabajadores habían hecho huelga al encerrarse en sus casas. Lo que me pareció ridículo al principio fue la excusa por lo cual hacían esto, decían que había una pantera en la selva, que los atacaba en la noche, y durante el día los acechaba con sus grandes ojos negros.
Yo solo me reí, pues se me hacia algo tonto, ¿por que no solo podían agarrar un rifle y matarla?
El jefe del cafetal me dijo: - No, no debe ser asesinada es un animal demasiado inteligente nos guiaría a una trampa y morirían mas de mis trabajadores-.
Yo pensando que debíamos de hacer algo astuto para atrapar a aquella fiera me organicé con los trabajadores y el jefe.
Nuestro plan era hacer un perímetro alrededor del cafetal, y poner a alguien de carnada que correría hacia una trampa en la selva  y cuando fuera necesario el jefe,  la accionaría y la atraparíamos.
En la noche todos estaban en sus posiciones, solo había silencio y sonidos de animales.
Cuando de repente se oyó el gran  rugido alrededor de nosotros que provocó un miedo tal que la persona que estaba de carnada estaba temblando completamente desde sus pies hasta su cabeza, temeroso de que la fiera lo comiera como sus otros compañeros.
Entonces se apareció enfrente de la carnada la majestuosa pantera y de acuerdo al plan el joven corrió y justo cuando la trampa debía de ser activada, no se encontraba nadie allí, por lo cual la pantera devoró al pobre muchacho. Nosotros veíamos como aquel animal se escondía entre la espesa selva.
En la mañana, después de todo aquel fracaso, me preguntaba, ¿Dónde estaba el jefe?
Fui a su cabaña de el, y le hice aquella pregunta.
El me contestó que en verdad le aterraba aquel animal y no estaba listo para poder asesinarlo por lo cual en vez de accionar la trampa solo huyó.
Aquella noche haríamos lo mismo, pero en un diferente lugar y ahora sin el jefe, y ahora yo mismo traería un rifle para darle fin a la vida del animal.
Corría la noche, y era momento, todos estaban aterrados, para ser la carnada así que yo mismo me ofrecí, cuando la vi a través de las hojas me invadió un miedo profundo, pero seguía recordando el plan.
Cuando se lanzó a tratar de atraparme me dirigí hacia la trampa a los bordes del cafetal donde aventándome, mas adelante de la trampa me logré salvar de sus garras y la atrapamos, tomé mi rifle, pero algo estaba raro en aquella pantera, ¡no tenía una oreja!
Lo peor de todo esto es que se libró de aquella trampa hecha de sogas, por lo cual esta solo tenía ojos para mi, como si tuviera algo contra mi.
Así que cuando trato de comerme, rápidamente accioné mi arma y lo maté.
Todos estábamos festejando, hasta que vimos como lentamente esa pantera se convertía en un hombre, y no solo cualquier hombre, si no que el jefe...
En ese momento todos susurraron un nombre: Jacinto, Jacinto.
Y mas tarde me enteré, que aquel hombre fue golpeado por el jefe, y que Jacinto al dedicarse a la brujería se había rumorado entre los trabajadores que le había dado una maldición. Horas mas tarde Jacinto murió de una infección por los maltratos físicos del jefe. Y a partir de allí se habían dado los ataques de aquella pantera

la noche donde nadie duermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora