Así como siento el frío en este día en que desciende rocío del cielo, así me siento al no estar en complemento con tu existir, mi gran tesoro de gran valor incalculable y a la vez mi gran castigo y destructora de mi alma, que la llenas de vida y esperanza cuando estas, y la rompes como tiras de papel cuando un enojo nos aleja.
Es mas, celo cada estructura de tu ser, pero no te lo hago saber porque en vez de mis celos te quisiera dar a sentir mi cariño, sin embargo como un lunático borracho así están mis sentimientos, revoleando por todos lados causando caos dentro de mi, eso me pasa al convivir con tu ausencia, al no percibirte.
Pero aún así te muestro respeto cuando cada vez decides alejarte, y como el mas oscuro, sucio, agresivo, frío y penetrante dolor de tortura lenta va destrozando mi centro, va revelando mis lágrimas, va derrotando mi mente sin tener a un verdugo que sea el que me atormente, ese es mi pago conociendo al torturador más grande; la soledad junto a tu recuerdo.
Y aun así al mirarte a lo lejos demuestro todo lo contrario reconociendo que no podría tenerte por el orgullo que retumba con voces a que no te necesitó, aunque de nada sirve sabiendo que es conflictivo, arrasador, envenenante. Y lo que más me causa gracia es que simplemente todo mi pena se derrumba al acercarme, mirarte fijo a tus bellos ojos para decirte un "hola" y reparar el infierno en mi interno.
