●Capítulo 3: El primer beso - I parte.

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10 años


Sol y Fátima no dejaban de fastidiarme. De un día para otro les había entrado en la cabeza la odiosa idea del primer beso. Era repugnante, yo seguía creyendo que eso era sólo un método para traspasarse baba.



Fátima nos había confesado que un chico de la escuela le pidió un beso y que ella se lo había dado. A la semana llegó Sol diciendo que consiguió que un niño la besara. Y ahora esperaban mi turno.



Mis labios estaban sellados, no besaría a nadie. No estaba dispuesta a correr ese riesgo, podría contagiarme alguna enfermedad, besarse era muy peligroso.



—Vamos, no tiene nada de malo. Es la mejor sensación del mundo, son como miles de mariposas en tu estómago... —argumentó Fátima mientras comíamos helado en la terraza de mi casa.



—Y además te tiemblan las rodillas... es tan romántico —siguió Sol y ambas suspiraron a la vez. Yo resoplé y me llevé una gran cucharada de helado a la boca.



—No, gracias. Paso. Y aunque quisiera, jamás lograría que alguien me besara, soy _____ la descerebrada, ____ la torpe, _____ la inútil... —podría seguir nombrando los apodos que me ponían mis compañeros, pero no quería amargarme la tarde recordando lo cruel que podían ser los niños.


Lily me decía que no les prestara atención, que nuestro padre era el jefe del de ellos y que si me apetecía podía hacer lo que quisiera. Lily se estaba transformando en una chica malvada con el correr de los años.



—Bueno, entonces con un niño que no vaya a nuestra escuela —me dijo Fátima y algo se encendió en su mirada. Noté que Sol estaba con el mismo rostro cómplice, se miraron y sonrieron.



—Y que esté cerca, que te conozca y que se muera por ti. ¿Se te ocurre alguien Fati? —preguntó Sol. Me estaban asustando, sonreían de una manera amenazadora.



—Sea quién sea, no lo haré. Sólo tengo diez años, quiero vivir mi infancia sin enredos amorosos.



—¡_____, es normal! —exclamó Fátima. Que testarudas eran mis amigas.



—¡No lo haré! —les grité—. No besaré a nadie.



—Bien, si esa es tu decisión —Sol se cruzó de brazos y miró de soslayo a Fátima, quien hizo lo mismo y se pusieron de pie—. No beses a nadie, no te podemos obligar. Pero... nunca mencionaste algo sobre si un niño te besara.



—¡No, no, no, no! —les espeté. 

Marry me (Harry y tu) (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora