{Narra Harry}
La mano levantada de papá nos asustó a todos. Mamá nos obligó a colocarnos detrás de ella, protegiéndonos con sus brazos. Esperé expectante a que le hiciera daño a mamá, si le llegaba a golpear lo mataría con mi espada, la misma espada que me regalaron la Navidad pasada.
Sin embargo, se quedó allí, con la mano alzada y el cuello rojo de rabia. Sus ojos eran como la lava, se derretían en odio y Gemma temblaba a mi lado. Creí que era por el frío, papá había dejado la puerta abierta cuando entró de la nada. El viento se colaba a la casa, pero cuando le vi el rostro a Gemma, el otro lado, comprendí todo.
Papá había golpeado a Gemma y su mejilla estaba roja.
Envainé mi espada de juguete y me zafé de la protección de mamá. Corrí y grité contra papá, pero de pronto todo se volvió negro y lo único que logré captar fueron los gritos de mamá.
Pero desperté en seguida. Me dolía el pecho y la pierna, comencé a llorar del dolor, encogido en el suelo. Miré a mí alrededor y vi a papá sentado en el suelo lamentándose. Del pasillo venía Gemma, muy precipitada, con unas maletas y mamá con unos cuantos bolsos y mi peluche favorito. Me levanté y lo fui a buscar, pero antes de alcanzarlo, papá se lo quitó de las manos.
Observé aterrorizado cómo lo estiró hasta arrancarle la cabeza. Fue instantáneo: Lo odié como nunca antes había odiado a alguien. Había golpeado a mi hermana, intentó agredir a mamá y decapitó a mi gato de peluche. Ya no sería su hijo y no quería volver a serlo jamás.
—Niños, nos vamos —oí decir a mamá, pero los oídos me zumbaban y era como si me estuviera gritando del otro lado de un acantilado, casi como un murmullo.
Las cosas eran como de película. De un momento a otro nos encontrábamos dentro de un taxi, con Gemma limpiándose las lágrimas mientras la música de sus audífonos estaba a reventar y con mamá maquillándose al otro lado, casi golpeándose ella misma en la piel. Quería abrazarla, que me protegiera, que me dijera que todo estaba bien, pero ni siquiera me miró durante el camino y me sentí el niño más solo del universo. Sin padre y sin madre, y mucho menos sin peluche, no sabía que haría ahora. Gemma no era una opción, la quería mucho pero siempre nos la pasábamos peleando, ella no podría cuidarme.
Comencé a pensar que tal vez a dónde sea que nos dirigiéramos era para abandonarme, parecía que ya nadie me quería. Me ignoraban a pesar de que traté de defenderlas y me sentí como el peor perdedor de la historia con 8 años.
Me quedé dormido el resto del viaje y desperté cuando mamá me sacudió ligeramente el hombro. La miré y me puse a llorar de inmediato, no quería que me abandonaran. Comencé a decirle que me portaría mejor, que no sería tan débil, que haría mis tareas y que sería el mejor alumno para que se sintiera orgullosa. Al verme así, me tomó en brazos y me meció en ellos por un rato.
Afuera ya estaba lloviendo y no podía distinguir el lugar en el que estábamos, pero sí que estaba seguro de que era el lugar más grande que había visto en mi vida. La casa era enorme, con arbustos a cada lado del camino para los autos y con árboles en cada extremo, aunque con la lluvia no se podía apreciar demasiado.
Mamá me bajó del auto y nos mojamos un poco, corrimos hasta la entrada de la casa por la cual tuvimos que subir unos peldaños para poder refugiarnos. Ni siquiera esperó a que Gemma y yo nos secáramos, tocó el timbre en cuanto el taxista comenzó a bajar las maletas.
Cuando abrieron la puerta, un aire tibio nos golpeó en la cara. Un hombre nos había abierto la puerta y detrás de él, estaban unas niñas muy extrañas. Iban vestidas con unos trajes lilas y esponjosos, se veían ridículas. Me asustaba estar allí, quería estar con mamá, y sin embargo, algo me hizo cambiar de opinión.
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Marry me (Harry y tu) (Adaptada)
FanfictionMi abuela sentía una debilidad por Harry, siempre le consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre. Ella creía que a él le faltaba cariño, pero la verdad es que no. Incluso mis padres querían más a Harry que a mí. Era un niño demasiado con...