Capítulo 2: Llámenme cobarde, pero es lo que hay.

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Falta una semana para la escuela, y la idea de que pronto estaré rodeada de chicos y chicas que se burlarán de mí no me causa nada de gracia. En realidad no es que los chicos en la escuela estén constantemente encima de mí, sino que a veces me miran mucho, otras veces se ríen, y algunas veces, los más aventurados, me dicen cosas como "fea". Así es como funciona el bullying en la escuela donde estudio, y estoy agradecida de que sea así porque he visto películas, muchas películas, y sé que podría ser peor, así que simplemente no me quejo, ya que muchas personas lo tienen peor.
Han pasado dos días desde lo ocurrido en la casa de al lado con Christoph... con Christian, y el ha venido a verme dos veces, las dos le dije a mis padres que le inventaran una excusa, y así lo hicieron, así que no lo he visto más desde aquel día. Aunque mis padres no han dicho nada, sé que están un poco curiosos por saber cuál es mi relación con "Christopher" como le dice mi mamá, ya que él muy descarado vino aquí diciendo que se llamaba así, y aunque yo le he insistido en que se llama Christian, ella dijo que nadie mentiría sobre su nombre, pero él lo hizo, mi padre ni siquiera quiso discutir conmigo así que él ni menciona el tema, y yo estoy feliz ya que ellos no han presionado para que yo me explique, sobretodo por el hecho de que me estoy escondiendo, llámenme cobarde, pero es lo que hay.
El caso es que, la segunda vez él trajo mi ropa, de la que me había olvidado, y si yo no hubiera sido tan miedosa, y hubiera salido al menos esa segunda vez, le habría dado también la ropa de su prima, y no tendríamos más ninguna razón para vernos.
Estos dos días me quedé encerrada en el segundo piso, lo convertí en mi refugio físico y mental. Puedo comer cuando quiera, ya que tengo una cocina y refrigerador, en realidad en este segundo piso hay todo lo necesario para una casa, sólo que mis padres no entran mucho aquí porque decidieron darnos privacidad a mí y a mi hermano, sólo que mi hermano ahora no está aquí, así que es como una casa para mí, aunque me la pase encerrada todo el día en mi cuarto viendo películas y comiendo. Mamá me ha preguntado si estoy deprimida al menos un millar de veces, y la última vez, para que dejara de hacerlo, le dije que extrañaba a mi hermano, lo cual es una verdad a medias, papá en cambio sólo piensa que es el período, y como él le tiene fobia a todas esas cosas de chicas, simplemente no articuló palabra alguna.

No pienso mucho cuando decido ponerle fin a mi miseria. Mientras en la pantalla plana estaba "Suicide Squad", me levanté y fui directo al baño, me bañé y me lavé el cabello, me vestí con lo primero que tomé de mi armario, que resultaron ser un short corto y una blusa larga, lo cual es totalmente mi estilo.
En una bolsa de cartón metí la ropa de la prima de Christian, que aún tenía olor a detergente desde que mi mamá la lavó y decidí dejarla tirada en donde la puso mi madre ya que me traía recuerdos de ese día, aunque a decir verdad no he dejado de pensar en eso, así que no es como si hubiera hecho diferencia alguna.
Ni siquiera sé el nombre de su prima.
<No es como si hubieran hablado mucho>
Le sonreí con tristeza a mi reflejo en el espejo, porque la verdad es que mi consciencia era más realista que yo, ¿y que dejaba eso para mí? Me siento tan realista como Mickey Mouse, y eso es decir poco. La verdad es que hace dos días, a pesar de todo, quería que algo de aquello fuera real, que él en verdad quería hablar conmigo y saber de mí, y todo ese tiempo la voz de mi consciencia estuvo tratando de abrirme los ojos, y aún así yo sigo creyendo en cuentos de princesas.
-Soy estúpida, ¿verdad?
<¿Si digo que sí dejarás de pensar tantas estupideces?>
Cerré los ojos y respiré lentamente, los abrí de nuevo y miré mi reflejo.
Estoy perfecta.
<Deberías maquillarte>
Miré mi tocador repleto de instrumentos de maquillaje. Empecé a ponerme nerviosa cuando miré algunos sin saber para que servían, así que salí del baño rápido antes de que mi consciencia me empujara a hacer cosas de las que me arrepentiría.
Mi respiración se aceleró en cuanto llegué a la acera y mi corazón comenzó a gorpetear fuerte en mi pecho.
<¿Tienes un caballo en el pecho?>
Ignoré lo que la estúpida voz de mi consciencia me decía (si, porque a veces es mejor ignorarla), y caminé unos ochos pasos cuando ya estaba frente a casa de Christopher-Christian.
¡Que rápido!
<¿Demasiado rápido para tu gusto?>
Sin embargo, cuando iba a tocar el timbre, por el rabillo del ojo vi a un chico que me llamó la atención.
Ésta vez iba totalmente vestido, pero aún así se ve sexy, alejándose en dirección a la playa.
Descarado pero sexy.
No lo pensé dos veces antes de correr tras él, si eso significaba que me saltaba la sesión de tener que ver a su prima o a su tía, por mi es perfecto.
<Cobarde.>
Sin embargo, cuando me acerqué tuve que parar para mirar su trasero escondido en un pantalón de mezclilla y su ancha espalda forrada con el jersey verde que se aferraba fuertemente a sus músculos.
<Como tú quisieras hacer.>
Cállate.
Me obligué a mi misma a dejar de mirar su trasero y giré mi cuello sólo para ver cómo nos observaban Daniela y sus amigas desde sus asientos en el parque.
Oh, esto va a ser divertido.
-Christian.
Él se giró hacia mí y me miró sin un rastro de reconocimiento en su cara.
Ok, esto no era lo que esperaba.
Primero que todo, el muy sinvergüenza respondió al nombre de Christian cuando muy claramente le dijo a mi mamá que se llamaba Christopher, y en segunda, sé que no hablamos mucho tiempo, pero tampoco era para que se olvidara de mí tan rápido.
-¿Si?
La pregunta me molestó el doble, dado que fue en tono de: "¿Qué quieres extraña?", así que empujé la bolsa hacia su pecho, de forma tal que no tuvo otro remedio que tomarla.
-¿Qué es esto?
-La ropa de tu prima.
Miró dentro de la bolsa y luego a mi repetidas veces, y a decir verdad esto ya comenzaba a irritarme, sobretodo porque sentía el peso de la mirada de mis "amigas" en mi costado, y me estaba incomodando.
-¿Qué hago con esto?
-Sólo quiero que se la devuelvas por mi, me siento muy avergonzada por lo que pasó ese día, así que realmente no quiero ir a dárselo en persona.
-Perdona, pero no sé de qué hablas.
Él extendió la bolsa de vuelta hacia mí y por poco me da un ataque nervioso cuando me imagino que es lo que estarán pensando Daniela y sus amigas.
Si yo estuviera viendo una escena como esta, pensaría que la chica se está confensando con un regalo, y él chico la está rechazando, lo cual es terriblemente vergonzoso, aunque esté tan lejos de la verdad como pueda.
Dios, ayúdame a que éste chico tome esta bolsa.
Una estúpida lágrima empezó a deslizarse por mi mejilla derecha, últimamente estaba tan llorona, que ya ni siquiera me molesté cuando ésta hizo un recorrido hasta mi barbilla.
Christian se congeló con la bolsa en sus manos y me miró con preocupación en sus ojos.
-¿Estás bien?
¿Tú qué crees?
-Estoy bien, no te hagas el preocupado.
Una risa sarcástica salió de su boca y amé el sonido, tanto que pensé que deberían convertirlo en una canción. -Oh amor, estoy preocupado, nunca finjo nada.
-Me llamo Vanessa, no te hagas el loco.
Su mirada no era sorprendida, más bien divertida mientras me miraba directamente a la cara. Había algo diferente en el tono de color de sus ojos, podía jurar que eran del color de la esmeralda, pero hoy se veían más claros.
¿Será que cambian con el clima?
-Bueno, Vanessa, aún así te seguiré diciendo amor.
-Como quieras, no creo que nos volvamos a ver
-Bueno amor, he escuchado historias absurdas de algunas chicas inventando excusas para hablar conmigo, como aquellas que nos miran desde el parque.
Me tensé cuando, efectivamente, desde el rabillo del ojo pude notar que la mirada insistente de las tres chicas, aún estaban puestas en nosotros, él, al parecer se dió cuenta, porque una sonrisa tiró de sus labios.
-Pero esto es algo nuevo. -Continuó, mientras alzaba un poco la bolsa en sus manos.
Estoy comenzando a pensar que fue un terrible error aceptar su ayuda aquel día.
<Creo que tiene un trastorno de personalidades múltiples.>
-No quiero coquetear contigo si eso es lo que estás pensando, sólo vine a devolverte algo que me prestaste.
-Ok, te daría un beso, pero no viniste a coquetear conmigo, es una lástima.
Puedo jurar que su mirada se ancló a mis labios por unos segundos y de la nada mi corazón comenzó a gorpetear de nuevo en mi pecho, y de un momento a otro sentí una sed enorme y una imperiosa necesidad de humedecerme los labios con mi lengua, pero no lo haría mientras él me estuviera mirando.
Ahora mismo me siento más estúpida por haber venido a darle la bolsa con la ropa a él en vez de ir a su casa, por ser tan cobarde las cosas se volvieron más difíciles.
-Si, es una lástima. -Traté de que en mi voz no se notara que en realidad lo sentía, llenando de sarcasmo esa frase y tragué en seco, luego, cuando su vista se alejó de mis labios, solté un suspiro de alivio.
-Entonces, ¿no quieres probar?
De querer, quería, sólo que no entendía a que juego estábamos jugando aquí, estaba más confundida que nunca, y no sabía el significado oculto detrás de las palabras de Christian.
-No, gracias, creo que voy a pasar.
Se inclinó y se acercó más a mi, de modo que estábamos frente a frente, con nuestros labios casi rozándose y nuestras narices casi chocando, yo sólo aguanté mi respiración, porque estaba segura de que si me movía sólo un centímetro, acabaría besándolo.
-¿Segura? -Su aliento cálido chocó contra mi piel y yo casi me desmayo de un ataque de nervios
Asentí porque si abría la boca habría un 99,9% de probabilidades de que me lanzaría sobre él y no estaba dispuesta a cargar con las consecuencias, pero luego un loco pensamiento cruzó por mi mente.
Daniela y sus amigas nos están mirando.
<Oh no, ni lo pienses.>
Sólo será un beso.
<Seguro que no lo dice en serio.>
Pero ¿y si es en serio?
<No te atrevas>
Unas últimas palabras que me hicieron decidirme en hacerlo pasaron por mi mente:
-Si tu quieres puedes irte, después de todo, nosotras aún tenemos oportunidad con él.
-Entonces se...
Christian se quedó callado cuando me lancé hacia él.
Mira mi oportunidad, Daniela.
<No, no lo ha...>
Incluso la voz de mi consciencia se apagó cuando cerré mío ojos y mis labios tocaron los de Christian, después de eso sólo hubo sensaciones.
La primera sensación fue un estremecimiento al principio que recorrió cada parte de mi cuerpo acompañado de una descarga eléctrica, y eso iba a ser todo pero Christian no se apartó, luego de unos segundos puso una mano sobre mi cabello, empujándome contra él.
-Abre la boca, amor. -Dijo contra mis labios, y lo hice, segundos después su lengua estaba entrando en mi boca, trayendo consigo todo tipo de sensaciones nuevas que estaba segura que los chicos de los libros no le hacían sentir a sus novias. ¡Chúpate esa, Hardin Scott!  Mientras, puso su otra mano alrededor de mi cintura, y me empujó hacia él, y yo, sin saber que hacer con las mías, las subí y las puse en su pecho, que aún a través del pulóver se sentía duro, y pude sentir el latido de su corazón que golpeaba fuertemente, como si quisiera salirse de su pecho. Aventurándome a lo desconocido, hice que mi lengua visitara su boca, y él con un gruñido de aceptación me estimuló, y ya en ese momento todo era boca-lengua. Su lengua jugueteó con la mía a la vez que él me apretaba más contra su cuerpo, apretando mi trasero, lo cual no me importó. Sus dientes mordieron suavemente mi labio inferior y luego volvió a cubrir mi boca con la suya, y el beso que hace segundos era lento y suave, ahora era duro y hambriento.
No sé cuánto tiempo pasó cuando nos separamos, sólo sé que estábamos jadeando por aire y mirándonos fijamente, mientras yo todavía pensaba en esa descarga de electricidad que recorrió todo mi cuerpo al principio.
-No pensé que lo harías.
<Yo tampoco.>
Y ahí, cualquiera que fuese el hechizo que tuviera encima, se desvaneció, porque lo siguiente que hice fue lo más estúpido.
-Lo siento.
Él se agachó para recoger la bolsa que en algún momento del beso dejó caer, y cuando se incorporó, me miró tan sorprendido como si le hubiera dado un puñetazo. -¿Que tu qué?
-Que lo siento.
En estos momentos ya no se me hacía tan buena idea lo de besarlo, y si eso no era buena idea, mucho menos lo era disculparme por besarlo, ya que eso daría a entender que me estaba arrepintiendo, y en mi mente en este instante no había nada como esa palabra.
-¿Tan malo fue besarme?
Eso es lo que debería preguntar yo.
-No es que haya sido malo... -Y di comienzo a mi discurso con diarrea verbal incluida. -sino que estabas ahí, y yo pensé "Oh, talvez sólo un beso", ya que estabas insistiendo y yo creía que lo hacías en serio, y por eso me lancé sobre ti, porque estabas tan cerca y accesible e insistente que pensé que no le haría daño a nadie pero después me di cuenta de que sólo bromeabas y de que soy una estúpida cuando tú estás aquí fingiendo que no te acuerdas de mi, cuando claramente nos vimos hace dos días...
Christian tomó mis manos que estaban volando por todos lados y las aguantó con las suyas. -No eres estúpida y sería imposible olvidarte.
Yo tomé todo el aire que pude tomar para reponer el tiempo de mi pequeño discurso y lo miré, conmovida porque a pesar de todo es muy dulce, aunque lo estuviera diciendo para callarme.
-Gracias.
Él asintió y se quedó mirándome, y yo entré en pánico, pensando en que demonios se suponía que hiciera ahora. Para no hacer nada precipitado, sólo dije:
-Bueno, gracias, y lo... -Iba a decir "lo siento", pero no cometería el mismo error dos veces. -nos veremos por aquí.
-Espera, ¿qué?
Comencé a juguetear con mis manos, "abriendo y cerrando, abriendo y cerrando", y me puse más nerviosa, si siquiera eso era posible.
No sabía que esperaba él que le dijera, no era como si no fuera todo un estúpido juego desde el principio, un juego de mentiras, si, definitivamente un juego de mentiras, además, no es como si no hiciera ésto con diferentes chicas todos los días, y ese simple pensamiento me hizo recordar:
-¡Genial!, Christian y otra de las chicas que se folló.
Ante el pensamiento de él con otra chica, perdón, con otras chicassss, en plural, mi sangre hirvió, pero después me calmé porque no había razón para ello, así que lo miré como si por mi cabeza no pasara un pensamiento homicida.
-¿Qué?
-¿Eso es todo? ¿Me das esta bolsa, me besas y te vas?
-¿Y qué quieres que haga? -Mi voz salió temblando un poco, y me obligué a tener un poco de autocontrol, porque si no lo hacía lo besaría porque tengo unas enormes ganas de besarlo de nuevo, y luego lo abofetearía por ser un completo-estúpido-cambia-chicas-cada-noche.
Hay muchas cosas que amo: los k-dramas, el k-pop, el pop, Bruno Mars, Maroon 5, Bebe Rexha, Shawn Mendes, Charlie Puth, Harry Potter, la nutella, la pizza, el chocolate, dormir... Pero también hay muchas cosas que odio, el bullying y la escuela son unas de ellas, pero acababa de añadir una a la lista, los chicos mentirosos, y estaba segura de que Christian o Christopher, o como sea que se llame es uno de ellos, y lo odio más cuando no sé ni siquiera que diantres está pensando él mientras me mira sin saber qué decir, porque ni el mismo está seguro de que hacer ahora.
-No deberías esperar mucho si no sabes lo que quierses.
Di media vuelta para dirigirme a mi casa pero Christian tomando mi mano, me impidió marcharme.
-¿Y si digo que te quiero a ti?
Ok, eso no me lo esperaba.
<Te digo que es bipolar.>
Era extraño, porque no percibí esta sensación cuando nos vimos la primera vez, pero aquí estaba yo ahora, con él de nuevo, y yo también lo quiero.
<Seguro que es porque no se besaron la primera vez.>
Tal vez sea por eso, pero daba miedo, al parecer después de la primera vez, siempre vas a querer más, sobretodo porque antes siempre pensaba que era asqueroso ver a las parejas besándose todo el tiempo, como si no hubiera nada más importante que hacer, pero resulta que ahora lo único que quería hacer era poner pegamento sobre sus labios y poner encima los míos para probar su resistencia. Y da miedo, esto que es tan real me da miedo, porque siempre me he permitido soñar, ya que en los sueños no puedo lastimarme, pero siendo real era algo muy diferente, si es real, va a doler.
Pero entonces me di cuenta de que con "te quiero a ti", más bien era un forma muy linda de decir "te quiero follar", lo cual es insultante.
-No voy a ser otra de las chicas que Christian se folló. -Para todo lo que estaba sintiendo ahora mismo, me felicité a mi misma por decirlo sin emoción alguna, pero aún así no me gustaba todas las cosas que me hacía sentir el día de hoy, me hacía sentir muy vulnerable, y eso no es bueno.
Lo que más me dolió fue la mirada que me dirigió, algo para lo que definitivamente no estaba preparada, y que me hizo pensar por unos segundos que él también sentía algo, sólo por unos segundos, porque aunque era imposible que tan sólo con conocernos sintiéramos algo el uno por el otro, yo lo estaba sintiendo.
Su mano lentamente soltó mi muñeca y al instante me sentí mal por lo que había dicho. Esas palabras tenían la intención de hacer que me dejara en paz, y ahora que lo había logrado, simplemente no se sentía bien.
-Yo...
-Está bien... yo, debo irme.
Mientras lo observa irse en dirección a la playa nuevamente, pude sentir como la mirada de Daniela y las chicas cavaban un profundo hueco en mi costado, y esa estaba lejos de ser mi prioridad, así que hice caso omiso de ellas.
<¿Por qué no lo estás siguiendo?>
Se supone que tú eres la voz de la razón, deberías decirme que lo deje ir.
<La voz de la razón soy yo, no me digas qué decir.>
Más tarde voy a disculparme con él.

Mi padre me dijo que volviera rápido para la cena a pesar de que son las 19:20 y nosotros cenamos exactamente a las 20:30, y de que le dije que sólo iba a casa de Christopher-Christian unos minutos. Aunque sé que no ha dicho nada sobre el tema de la famila de al lado, creo que secretamente no le agrada mucho el hecho de que pase tiempo con el chico de la familia de al lado.
Creo que fue bueno no decirle lo del beso.
Practico ejercicios de respiración por unos segundos antes de decidir qué es suficiente, así que toco el timbre. Segundos después siento que alguien abre la puerta, y camina unos pasos hasta llegar a la reja que nos separa, la cual abren también, dejando ver a un chico en un short corto y con todo el torso descubierto, por unos segundos me distraje con la vista que tenía frente, pero su voz me trajo de vuelta al mundo de los vivos.
-Hasta que al fin te dejas ver. -Él está sonriente, sin ninguna pista de la molestia que tenía hoy al mediodía, lo que me da una especie de alivio... y algo más que no es alivio.
Así que solo yo lo siento, seguro que ya te follaste a otra.
<Discúlpate.>
Verdad, fue para eso para lo que vine.
-Sólo quiero disculparme por lo de hoy, ya sabes, por lo que dije al final, no quería decirlo en serio y realmente.... -Mientras más hablaba, más confundido parecía él, así que opté por callarme.
-¿De qué hablas?
Si, esto se está poniendo más raro de lo que podría ponerse, de seguro si es bipolar y debí haberle hecho caso a mi consciencia y mantenerme alejada, sólo que no lo hice, y ahora estoy aquí, con un chico que tiene recuerdos de mi a intervalos.
¡Un momento! Si él no recuerda, no tengo que disculparme.
<Solo hazlo.>
Ahí va otro discurso. -Sé que de seguro quieres hacer como si ese beso no hubiera ocurrido, créeme, yo también lo haría, pero es que por un momento, sólo por unos segundos pensé que habías sentido algo y me dió miedo porque en realidad pensé que lo que tú querías era follar como había dicho tu prima, pero yo estaba tan insultada que te solté esas palabras, y entonces parecías tan dolido y te fuiste triste y te iba a seguir pero decidí que de seguro no querías hablar conmigo así que te di tiempo y ahora vine a disculparme, pero de nuevo finges que no recuerdas...
-Espera un momento... ¿me viste hoy y nos besamos?
Asentí avergonzada, mirando al piso y deseando que La Madre Naturaleza permitiera que se abriera un hueco en la tierra y me tragara.
-Entonces tu...
-Tal vez no vuelva hoy... oh, amor, ¿qué haces aquí?
Levanté la mirada, y al instante deseé no haberlo hecho. Christian o Christopher estaba delante de mí, mirando a otro Christian o Christopher que estaba parado en la puerta de entrada de la casa, quien me miraba a mi.
¡¿Qué carajos?¡
<Oh, chica, estás en tantos problemas.>
-No eres mayor de edad, así que vuelves hoy. -La voz de la tía desde dentro de la casa fue la que rompió el silencio, y mientras, el entendimiento se habría camino hacia mi cerebro.
De un momento a otro los dos me estaban mirando, uno frente a mi medio vestido, y el otro preparado para salir.
Hermanos gemelos, qué gracioso.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora