Capítulo 3: Eres hermosa

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Toda la comprensión llegó a mi. No me habían engañado, sólo me había equivocado. Había conocido a Christopher, sí, luego, su familia llegó, pero él es tan parecido a su hermano que su propia prima lo confundió con Christian, entonces yo, besé a Christian, su hermano gemelo.
¿Por qué no se me ocurrió lo de hermanos gemelos?
<Quizás porque él no mencionó que tenía un hermano>
Es verdad, el sólo mencionó a su tía y a su prima.
-¿Tú la besaste? -Christopher le exigió a su hermano una respuesta, y yo quería convertirme en una mosca y huir de ahí por lo que estaba a punto de decir.
-En realidad...
-Si hermanito, no pensé que fuera tu novia, no puedes culparme por tener esos labios frente a mi y haberlos besado.
Suspiré, Christian me había salvado, yo me lancé encima de él como un vampiro y él se culpaba de chuparme la sangre, él no sabe cuan agradecida estoy ahora.
-Pero... -Christopher miró de su hermano a mi repetidas veces, reservando para él miradas severas y para mi miradas de disculpas.
Me pregunto cuánto se demora en ocurrir la metamorfosis.
<Sin duda no lo suficientemente rápido para que desaparezcas volando>
Miré a Christian que se acercaba lentamente, y movía los labios, pero no sé que me pasaba porque escuchaba las palabras, pero no las entendía, estaba muy ocupada tratando de buscar una diferencia que me permitiera reconocer a cada uno... todavía no la encontraba.
-¿Qué quieres decir?
Miré a Christopher. -¿Qué quiero decir con qué?
-Es con Christian. -Si, ni siquiera me estaba mirando, debería haberme dado cuenta.
Odio cuando me pierdo en las conversaciones, en serio, lo odio, pasa cada vez que me desconecto y las palabras fluyen y fluyen y todas entran y salen sin yo siquiera saber lo que significa, es por eso que miré de nuevo a Christian que se encontraba a mi lado, muy cerca de mi.
-Quiero decir, que si tienes interés en la chica, ve por ella... o yo lo haré. -Una sonrisa sarcástica al más puro estilo Damon Salvatore apareció en boca, y yo lo amé, pero también lo odié por lo que había dicho.
¿Se supone que soy la chica de la que están hablando? ¿En serio? Ésto es tan estúpido, y tan vergonzoso, acaba de empujar a su hermano a un lugar incómodo, y a mí a un lugar más incómodo, lo odio.
-No deberías ir detrás de ella, ni creo que tenga tiempo para estupideces.
-Al menos creo que le encantarán mis estupideces, al igual que a la última.
<Uh uh uh, ahí hay historia, y de la buena.>
No quería, pero tuve que concordar con mi consciencia, ahí hay historia, y si algo me había enseñado The Vampire Diaries es que eso es malo, aún más cuando hay dos hermanos en esa historia.
Y ¿en serio están hablando de mí como si yo no estuviera aquí?
Sin embargo quería saber, saber lo que va a responder Christopher, y si eso me hace un poquito chismosa, al menos sabría lo que estaba pasando, pero no respondió, de un instante a otro su mano se encerró en mi muñeca y me jaló a su lado, luego le envió una mirada de muerte a su hermano, y si las miradas mataran, Christian estuviera tendido en el piso ahora mismo.
-Creo que acabas de decir que te ibas.
-¿Y dejarte con mi chocolatito? Si, no lo creo.
La mano de Christian se encerró en mi muñeca y me jaló a su lado como lo había hecho Christopher hace unos segundos, sin embargo, la mano de Christopher nunca me soltó, y yo sólo me pude manejar para fruncir el ceño al apodo que Christian acababa de añadir a la lista.
-Ella. No. Es. Tuya.
<No están peleando por ti.>
Si, ya me di cuenta.
No, ellos no estaban peleando por mi, ésto es más bien una pelea del pasado, entre ellos, una en la cual de alguna forma, yo estoy dentro.
Dios, hace calor aquí.
Yo amo los triángulos amorosos, en serio, los amo, porque me gusta ver cuando alguien se pone celoso y sólo quiere partirle el cuello a esa persona que siente que es una amenaza, es tan lindo, y tan intenso. Ahora sin embargo la vuelta de 180° me queda pequeña. No lo soporto, se siente tan extraño y tan incómodo, aunque ni siquiera soy yo la que está dentro de la figura geométrica más complicada que se ha creado en la historia de la matemática.
En serio, ¿quién demonios inventó el triángulo?
Quien quiera que sea esa chica de la que ellos hablan, lo siento mucho por ella. Si antes pensaba que estas situaciones eran intensas, ahora simplemente son demasiado intensas para mí, ya no serán lo mismo para mí donde quiera que lo vea.
Ahí va otra de mis ilusiones.
-Si ella no es mía, para ti no queda nada.
Sentí como las manos de ambos se tensaban alrededor de mis muñecas. Si esto seguía así, el azul de mis dedos iba a rivalizar con el del genio de Aladdin.
Aunque realmente ya estaba atascada de forma extraña como sustituta de una parte faltante en una figura geométrica que comencé a odiar exactamente hace unos minutos, no quería enredarme más en la situación, si es que se podía, así que aclaré mi garganta de la forma más audible posible, haciendo que la atención de ambos se tornara hacia mí. En ese momento me sentí tan pequeña que pensé que la metamorfosis ya había hecho efecto, pero al sentir la mano de Christian apretarse en mi muñeca me di cuenta de esa sería una salida muy fácil.
¿Cómo es que a Gregorio le funcionó?
-Yo...- volví a aclarar mi garganta porque la voz que habló no se sentía como mía, parecía que pertenecía a alguien más pequeña e insegura. -Yo debo irme, mis padres me están esperando para comer, ¡Dios, estoy hambrienta!
<¿En serio, eso es lo mejor que puedes inventar?>
No me juzgues, esto está intenso.
Sin embargo mi patético intento tuvo resultado, ambos soltaron mis muñecas, pareciendo haber recordado que yo en realidad no tenía nada que ver con esto.
Acaricié mis muñecas a la vez que les dirigí un "buenas noches" y daba media vuelta.
-Ahora si me disculpas, voy a acompañar a mi chocolatito.
-Oh, no..
El brazo de Christian se asentó encima de mis hombros y me arrastró los ocho pasos de vuelta a la entrada de mi casa como si no pudiera soportar estar unos segundos más en esa casa. Apoyé mi espalda a la reja, esperando que sólo se fuera a donde quiera que sea, pero al contrario de lo que yo pensaba, se quedó mirándome unos buenos segundos.
-Bueno... buenas noches.
-Quiero hablar contigo mañana.
Y me di cuenta de algo, o sea, es obvio que él sabe que tiene un hermano gemelo, yo no lo sabía, pero es su hermano. Cuando lo confundí, él debió darse cuenta de que en realidad, lo estaba confundiendo con su hermano. ¿Por qué no me lo dijo?
-¿Tú lo sabías, verdad?
-¿Qué cosa?
-Cuando nos conocimos, que en realidad yo pensaba que eras tu hermano.
-Si, pero...
-¿Por qué no me lo dijiste?
-Por dos razones: eso no era algo que yo tuviera que decir, era de mi hermano.
Asentí, porque en realidad, tenía sentido, eso es algo que Christopher debería haberme dicho, más bien como una advertencia de: "tengo un hermano gemelo, ten cuidado y no lo beses", eso hubiera sido de mucha ayuda.
-¿Y la segunda razón?
De la nada sus labios estaban presionados contra los míos, y su cuerpo presionándome contra la reja, sus manos viajaron hacia mi cintura y me pegaron aún más a su cuerpo, como si quisiera fundirse conmigo, y ahora mismo no tenía ningún inconveniente. Sin mi permiso mis manos subieron a su cabeza, acariciando su pelo mientras mi boca se abría y le daba paso a su lengua. En el momento en que su lengua entró en mi boca, solté un gemido, mi cuerpo me estaba traicionando, pero la verdad es que se sentía tan bien, que no me importaría ahora mismo. Cuando su boca abandonó la mía iba a protestar, pero las palabras se perdieron cuando sentí como empezaba un camino de besos desde mi barbilla hasta mi cuello y fueron reemplazadas por un suspiro. Mis ojos cerrados y mi cabeza inclinada hacia atrás a la vez que el hacía magia con su boca. En serio nunca, NUNCA, pensé que esto se pudiera sentir así.
Por segunda vez su boca me abandonó, haciéndome abrir los ojos, sólo para ver como él se inclinó hasta llegar a mi oreja, donde mordió, obligándome a cerrar los ojos de nuevo a la sensación de un estremecimiento recorrer todo mi cuerpo.
-Esta es la segunda. -Susurró en mi oído.
Yo sólo me quedé ahí tratando de encontrarle sentido a sus palabras y de tranquilizar mi respiración. Cuando por fin las palabras tuvieron sentido, abrí los ojos pero ya Christian no estaba frente a mí, sino a unos buenos metros lejos de mí, caminando hacia la avenida.
-Vanes..
-Ahh, ¡papá! -El salto que di hubiera dejado en ridículo a los canguros, mi papá estaba al otro lado de la reja, mirándome fijamente, y yo sólo deseaba que él no haya visto el intercambio de afecto que tuve con Christian hace unos segundos.
-¿No vas a entrar?
-Si, ya voy.
El corto camino a la casa que normalmente tomaba un minuto se sintió como una eternidad. Mi papá no hablaba y yo no sabía que decir, tenía la impresión que él había presenciado el beso hace unos segundos. Me excusé con mi papá, diciéndole que ahora entraba, y subí por las escaleras hacia el segundo piso, pero a mitad de camino volví a dar otro grito cuando sentí mi nombre de nuevo.
-¿Te asusté? Lo siento.
-¿Christopher?
Él asintió. Estaba en el pequeño patio de su casa. Debido a que mi casa estaba más adentrada, desde la escalera se podía ver el pequeño patio trasero de su casa y la puerta trasera. Lo único que separa su patio de mi casa es la reja verde que bordea su casa.
-Siento no haberte dicho. -Estaba sentado en la mesa, si, en la mesa, no a la mesa. Una botella con cerveza en sus manos.
-No te preocupes, ya lo superé.
<Yo no lo creo, todavía sigues besuqueándote con su hermano.>
Ya sabía que tardabas mucho.
<Yo sólo sé cuándo hacer mi entrada>
-También por lo de hace rato.
Yo asentí no sabiendo que responder a eso, y me sentí incómoda por unos segundos hasta que el habló de nuevo.
-¿Estás molesta?
Me encogí de hombros. -Supongo que una ligera advertencia no hubiera estado de más.
Él se rió y me alegré de que un poco de la tensión que nos rodeaba se fuera.
-No es por falta de intentos.
Me pregunté a que se refería, pero entonces recordé el día que nos conocimos cuando yo salí corriendo y él me llamó, o las dos veces que él trató de hablar conmigo.
-Supongo que entonces también es mi culpa.
-La verdad es que no suelo decirle a cada chica que conozco que tengo un hermano gemelo al instante de conocerla, supongo que debo empezar a hacerlo.
-Entonces, ¿conoces muchas chicas? -Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas, ahora mismo sonaba como una novia celosa, y lo único que quería hacer era rodar escaleras abajo para evitar escuchar su respuesta.
-Ninguna que me interese.
-¿Será gay?
-No, no soy gay. -Su tono divertido no me pasó desapercibido.
-¿Cómo...
-Hablas lo suficiente alto como para escucharte.
Y así como así, la tensión volvió a envolver el ambiente. Estábamos lo suficiente lejos y me alegré por eso, ya que él no se daría cuenta de cómo mi respiración se quedó atrapada en mi garganta los largos segundos que estuvimos callados.
-La verdad es que me da celos que mi hermano te haya besado, siento que me robó algo.
Me quedé callada viendo cómo llevaba la botella hasta su boca y envolvía la boca de la botella con sus labios, y por un momento me pregunté cómo se sentirían sus labios presionados contra los míos, me imaginaba que sería muy diferente a los de su hermano.
-La verdad es que fuí yo quien lo besó. -Lo dije tan bajo que pensé que él no lo escucharía.
-¿Por qué?
-Pensé que eras tú. -Mi confesión lo dejó confuso por un momento, y cuando al fin abrió la boca para decir algo, yo lo corté. -Te aconsejo que la próxima vez que conozcas a una chica le digas que tienes un hermano gemelo, un pequeño aviso va a ahorrarte problemas con una chica que realmente te guste.
-Ya perdí mi oportunidad para decírtelo, no creo que eso importe ahora.
¿Por alguna casualidad, quiere decir que le gusto?
<Ahora mismo, hasta yo me quedé sin palabras.>
-Vanessa, ¿no vas a comer?
Aparté mi mirada de Christopher para ver a mi papá al pie de las escaleras, y cuando volví a mirar a Christopher, él se estaba despidiendo de mi con su mano, no me dió tiempo a responder porque un momento después ya había dado medía vuelta y se dirigía a la puerta trasera de su casa.
Dado que ya había olvidado lo que quería buscar en mi cuarto, bajé las escaleras y seguí a mi padre hasta el comedor, donde ya nos esperaba mi madre sentada a la mesa, y la comida servida.
Durante toda la cena mi mamá me estuvo dirigiendo miradas de reojo, me estaba estudiando y ya yo quería meterme debajo de la mesa para esconderme de su vista.
-Tu hermano viene dentro de dos meses.
-¿De verdad? -De la nada olvidé todo lo relacionado con Christian y Christopher, o del hecho de que mi mamá aún me estaba juzgando con la mirada, o de que mi papá estaba muy callado en su asiento y de que seguro eso se deba a que me vio besando a Christian, porque la verdad es que extraño mucho a mi hermano.
La última vez que lo vi le dije que no lo iba a extrañar y que me iba a quedar con toda la herencia, sin embargo lo extraño. Han sido dos años desde que se fue a Italia a estudiar, y ahora solo faltan dos meses para poder verlo. Dos meses. Aunque realmente hablo con él todas las semanas, pero no es lo mismo que tenerlo frente a mí y poder abrazarlo.
-Viene con su novia.
-Espera, ¿qué?
-Con su novia, vienen los dos juntos.
-¿Y por qué me entero ahora de que tiene novia? -Y a decir verdad ya la odiaba, porque sabía que cuando llegaran los dos juntos, mi hermano no iba a tener tiempo para mí.
-Nos lo dijo hoy, planea pedirle matrimonio.
-¿Pedirle matrimonio? -Una risa carente de humor salió de mi boca. -¿Qué clase de estupidez es esa? Él sólo tiene 19 años, ¿por qué demonios le va a pedir matrimonio?
-Vanessa, vamos a hablar de otra cosa.
Miré a mi papá que al fin había decidido hablar. -¿Y qué es más importante que esto? ¿Ustedes van a dejar que lo haga? Esto es tan ridículo.
Me paré de la mesa arrastrando la silla con la intención de dirigirme a mi cuarto.
-Siéntate.
Miré a mi papá desafiándolo con la mirada, pero su expresión no dejaba espacio a desobediencias, por lo que me senté en el borde de la silla, esperando que esto fuera rápido.
-¿Pudiste ver a ese chico?
Me pregunté porqué éste cambio de tamaño tan brusco, pero aún así respondí. -La verdad es que son dos hermanos, son gemelos.
-¿Ya aclaraste todo ese tema con él entonces? -Asentí en respuesta. -Entonces, ¿no tienes que verlo más?
-¡Jorge! -Mi papá no se molestó ni en mirar a mi madre, en cambio, su mirada estaba pegada a mi, impacible.
-Sólo digo, no me da muy buena espina.
-La verdad es que viven al lado, lo que quiere decir que es probable que los vea todos los días.
-Entonces, ya los conociste a los dos. -No era una pregunta, sino una afirmación, es por eso que no me molesté en responder.
-¿Te diste algún golpe? -Mi mamá me estaba juzgando de nuevo con la mirada, así que era mejor decir la verdad.
-No, ¿por qué?
-¿Qué tienes en el cuello?
Llevé mi mano al cuello, peo mi mamá me dijo que al otro lado, mi corazón dió un brinco cuando mi mano tocó el lugar donde Christian me había besado. Cuando Christián me estaba besando no me había preocupado debido a que pensaba que mi piel era lo suficiente oscura como para eso, pero al parecer eso no es así, y hay partes de mi piel que son sensibles a los chupones.
Te voy a matar cuando te vea, Christian.
-Parece un hematoma, ¿cómo te lo hiciste?
Miré a mi papá, me estaba escaneando.
-Debió haber sido un mosquito, habían muchos allá afuera.
-No creo que los mosquitos dejen hematomas. -Mi mamá no estaba ayudando.
-Será alergia. -Ya, en serio, no sé qué más inventar.
-Está bien, vamos a dejarlo así por hoy.
Me tragué el suspiro de alivio y aguanté las ganas de salir corriendo al segundo piso. Cuando llegué al baño, me miré en el espejo y pude ver qué efectivamente, había una marca negra en el lado derecho de mi cuello.
<Te dejó un lindo regalo.>

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