Voy camino a mi cruz, me harán cargarla hasta el monte donde me crucificaran. El guardia que me conduce no es precisamente amable conmigo, pero ¿Que importa ya? Todo eso pierde importancia al estar tan cerca de mi muerte. No quisiera pensar tanto en eso, pero no creo tener muchas opciones ¿En que debes pensar el día de tu muerte? Nadie me dio instrucciones.
Pasamos por el patio de la guardia. Un largo pasillo que conduce desde donde estaba mi celda pasando por enfrente de un patio lleno de soldados que me miran con desdén. Hoy particularmente hay muchas personas civiles en el patio quienes tampoco me ven con aprobación. Pero ¿Que importa? El sol en mi rostro es maravilloso, la luz que no entraba en mi celda es ahora un bien precioso y respirar un aire mas limpio es como un golpe de energía para mi cuerpo cansado. Este largo pasillo conduce al parte de atrás, donde esta la cruz que me corresponde llevar.
Allí esta ese hombre, Jesús, y me llama mucho la atención. Tal parece que ha sido azotado, su cuerpo lacerado es una evidencia de la brutalidad romana, es simplemente grotesco. Se ensañaron con ese hombre. Sus heridas sangran, y nadie las trata, no tiene aspecto hermoso ni majestad, tiene una corona de espinas y mas golpes de los que puedo contar, su ropa rasgada y ensangrentada. Sin embargo nada de eso es lo que capta mi atención, es El. Recuerdo que hace rato pensaba que este hombre debió hacer algo muy malo para que lo traten así. Bien, ya no lo pienso. Y es que no puedo hacerlo, no se como es posible pero ese hombre no luce como alguien que haría algo malo, su presencia, su mirada es la de alguien lleno de bondad, no hay rencor en El, se ve que esta sufriendo, y sin embargo El no expresa sufrimiento. No parece que lo consuman los pensamientos de muerte como me consumen a mi, a pesar de que el guardia me dice que seré crucificado junto con El.
Aun así, el verlo tengo sensaciones que parecen contradecirse, me calma, pero al mismo tiempo me inquieta. ¿Que sera de mi después de hoy? Moriré, pero ¿Y luego? Nunca me he preocupado por eso, y tal vez ya sea muy tarde, seguramente no lo puedo arreglar a ultima ahora, y si así fuera, ¿Como? ¿Seguiré al Dios de los judíos o a los de los romanos? ¿Que tal si ninguno tiene razón y desperdicio mis ultimas horas? No, si hay algo después de la muerte, lo enfrentare con valentía, ya es muy tarde para preocuparse por eso.
Pero entonces me surge la duda: ¿Porque ver a este hombre me afecta? ¿Porque tiene poder sobre mi? Hay algo en El. No se lo que es, pero me afecta. Luce como alguien muy puro, como alguien cuyo corazón no esta dividido sino que tiene una sola causa, pero ¿Como podría yo saber si lo es o no? Eso no tiene sentido, tal vez lo que sucede es que mi mente esta buscando algo en que creer antes de morir, no lo se, y no lo entiendo. Lo único que se es que ese hombre me afecta. Entiendo porque tiene tantos seguidores, ni si quiera me ha visto y su presencia ya me afecto.
-"¡Yo no lo conozco!" Grita un hombre en el fondo, refiriéndose a Jesús, en ese momento un gallo canta el fondo y parece ser una alarma, pues Jesús voltea hacia el hombre que acaba de negar conocerlo. Aquel hombre parece muy afectado por esa mirada, porque huye a esconderse mientras sus ojos muestran una diminuta seña de lagrimas contenidas. No se que acaba de pasar, pero mientras sigo caminando, me consuela que el tal Jesús no solo tiene poder para afectarme, sino también a los demás y se demuestra por el efecto que tuvo en el hombre que dijo no conocerlo.
En fin, hemos llegado, ante mi se alza mi cruz. Tengo mucho en que pensar, mis acciones, mi pasado, el martirio que me espera. Sin embargo, no puedo sacarme de la cabeza a aquel hombre. Deseo hablar con El.
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El ladrón en la cruz
SpiritualEsta es una historia de el primero en ser parte del nuevo pacto. No intento ser históricamente exacto y no insinúo que los hechos sucedieron tal y como son descritos aquí. Es solo una historia de un hombre encontrándose con Jesucristo.