Pretender

185 17 5
                                    

Preparé mi guitarra y mi pedal. Mis cables y mi funda. Pero, sobre todo, me estaba preparando mental y sentimentalmente para no hacer notorio lo que sucedió con Arisa.

Me fui a pie. Pensaba demasiado, más de lo que antes hubiera hecho en mi vida. El día estaba un poco nublado, apenas empezaría a terminar la temporada de lluvias. A mi me encanta la lluvia porque es muy fresca y el agua te hace sentir emocionada. El sol también es emocionante, pero el calor me hace derretirme y sentirme como una gelatina. Pero mucho frío me hace sentir como si fuera una especie de paleta de helado tiesa. En cuanto llegue a casa de Arisa le preguntaré a Saaya que si trae algún pan dulce de la panadería. Tengo muchísimas ganas de un postre. Bueno, dejando eso de lado, ya tengo elaborado mi plan. Espero que todo salga bien a la hora de ponerlos en marcha.

Llegué a su casa. El portón estaba abierto. La abuela de Arisa estaba afuera. La saludé. Me alegra mucho siempre que la veo, es muy amable y buena gente. Me avisó que Arisa estaba haciendo algo en su cuarto, pero que las demás ya estaban abajo.  Fui al almacén. En cuanto bajé saludé a todas. Parecían estar muy animadas y emocionadas. Me contagiaron sus ánimos. Hoy ensayaríamos la nueva set-list y haríamos algunos arreglos para que se escucharan mejor nuestras canciones en los conciertos. Ya había pasado bastante tiempo y Arisa todavía no llegaba. Les dije que revisaría su cuarto para ver si estaba bien o había sucedido algo. Subí las escaleras y salí del almacén. Pasó tanto tiempo que ya estaba empezando a bajar el sol.

Caminé hacia su cuarto. Estaba totalmente a oscuras. Abrí la puerta silenciosamente y me metí al cuarto. Al principio no veía nada, pero cuando avancé pude ver a Arisa en posición fetal, en la esquina de su cuarto. Llevaba un vestido totalmente negro, con florecitas bordadas. Me entristecí mucho al verla. Le pregunté:

-¿¡Arisa, estás bien!?

Arisa levantó su rostro. Sus ojos estaban muy rojos y ella estaba algo hinchada, como cuando acabas de llorar. Se veía muy confundida. Prendí la luz. Le pregunté de nuevo lo mismo. Ella volteó a verme, y su mirada confundida pasó a una de odio y tristeza. Me gritó muy enojada:

-¿¡Qué haces aquí estúpida!? ¿¡Cómo te atreves a venir después de lo que me hiciste!? ¡Te odio! ¡Lárgate! ¡Fuera de aquí!

Me lanzó un cojín con muchas fuerzas en la cara y se puso a llorar en la esquina. Yo me salí muy aterrorizada y triste de ahí. Fui lentamente al almacén. Bajé con las chicas. No pude hace ni siquiera una expresión facial. Las chicas se preocuparon mucho al verme. Me preguntaron rápidamente que qué había sucedido. Yo me senté en uno de los sillones, sin poder procesar lo que acababa de vivir, miré hacia la nada y pensé en voz alta:

-Arisa me odia... Lo p... perdí... todo...

No pude evitar empezar a llorar. Todas estaban muy confundidas y preocupadas. Saaya vino hacia mí y me dio un abrazo. Las demás al ver eso se acercaron a hacer lo mismo. No dijeron una sola palabra. No pude evitar romper en llanto, acababa de perderlo todo. Mi Arisa... Mi doncella... Pude entender su simpatía en su afecto. La calidez que ellas me brindaban era casi tan confortante como la que me daba Arisa cuando lo hacía.

Cuando estábamos a mitad de ese momento, pudimos ver a Arisa bajar por las escaleras. Su vestido negro y su presencia pesada y sombría hacía que nos intimidara. Llegó hasta abajo y nos dijo:

-Lo siento mucho... P-pero les voy a tener que pedir que se vayan por hoy... Hasta nuevo aviso... Perdónenme...

Arisa se volteó muy triste y subió las escaleras. Nosotras estábamos muy asustadas y confundidas. Recogimos nuestras cosas y salimos por el portón. Cuando estábamos afuera de la casa de Arisa les dije a las demás:

¡Mi Luna Misteriosa! (Kasumi x Arisa Pt. 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora