Error de activación... o "si mi ama viviera"

...si mi ama viviera...

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-error de... ¡ah! - otro dispositivo muggle se estrellaba en el suelo. Hace una semana que vivían juntos, hace una semana que el más joven Malfoy vivía en el numero 12 de Grimmauld Place, pero no fue fácil. Después de la guerra mágica, Draco vivió escondido con sus padres en diferentes partes del mundo, el y su madre ansiaban regresar a su mansión, estaban confiados en que recibirían alguna clase de indulgencia, después de todo, Harry había salvado la vida una vez gracias a Narcisa. Sin embargo, Lucius no estaba tan seguro de ello, y buscaba una manera de contactar con otros mortifagos y crear una resistencia que pusiera fin al famoso Harry Potter.

El rubio se dejo caer en la cama, rodando sobre las sabanas nuevas, aunque todos los muebles eran viejos propiedad de la familia Black, las sabanas, las cortinas y la alfombra era nuevas, también lo eran el papel tapiz y las túnicas en el armario. Aunque esta habitación era mucho mas pequeña que la suyo en la mansión, debía hacerse a la idea de que esta seria su nueva casa. Rodó nuevamente sobre la cama, sonrió dejando de lado el videojuego que Potter le había prestado, el cual yacía en el suelo con otros artefactos muggle que exmortifago había lanzado.

Una semana atrás.

Lucius Malfoy y su familia dormían en una apestosa posada en las afueras de Londres, al menos el dormía. Narcisa, su esposa empacaba solo lo esencial.

-vamos Draco...- la mujer despertaba con cuidado a su hijo para salir de la posada sin ser vistos. En secreto había enviado un mensaje de ayuda, en su momento le salvo la vida, y esperaba que ahora le salvara la vida a su hijo. Los meses escondiéndose junto a su esposo, comiendo casi nada le habían demacrado la cara y el alma, porque Narcisa Malfoy tenía alma y estaba dispuesta a sacrificarla por su hijo, Draco estaba más decaído que nunca, necesitaba amigos, amigos que le llevaran por el buen camino, que lo apoyaran y amaran, amigos como Harry Potter.

Casi habían llegado al campanario de la vieja iglesia, cuando un mago encapuchado descendió de una escoba justo frente a ellos.

- ¡Potter! - el joven rubio exclamó con sorpresa y algo de confusión, detrás de el y su madre escucho la voz de otro hombre exclamar el mismo nombre.

Lucius estaba del otro lado de la calle apuntando a Harry con su varita. La salvación de Draco era Harry, el había venido a ayudarlos, los llevaría a ambos a un lugar seguro, donde ningún mago los atacaría por su pasado. Un nuevo inicio para ambos.

-Draco, ven...- lucios llamo a su hijo a sus brazos sin dejar de apuntar a Harry. Como si estuviera hechizado Draco dio un paso en dirección a su padre, Narcisa lo detuvo.

-No Draco, no podemos seguir escondiéndonos, ve con Potter, estarás a salvo...-

-no voy a dejarte...- Narcisa lo empujaba en dirección del campanario, Potter lo esperaba a escasos metros de distancia.

-nunca voy a dejarte solo, ve... ¡Corre! -empujó a su hijo a los brazos de Harry - ¡Desmaius!

Aún era de madrugada cuando los hechizos volaron entre los padres de Draco, Harry lo jalo del brazo obligándolo a montar en la escoba, dio un par de vueltas en el aire esquivando los hechizos que rebotaban por toda la calle, muy tarde intento dar vuelta para recoger a Narcisa, su cuerpo yacía en el suelo cerca de la acera, Lucius lanzaba hechizo hacia ellos, el joven rubio se aferraba a su túnica, lo mejor seria poner distancia y llevar a su preciado dragón a un lugar seguro.