Jake, después de la escuela hace lo que más le gusta hacer, ir a caminar. Aprovecha este tiempo para pensar, reflexionar y también para organizar un poco su mente y ahora más en estos momentos que ni él mismo sabe qué está sucediendo. El día fue bastante raro, Jake se queda pensando "¿Qué sucede con esa chica? ¿Qué pasa con él?" No sabe lo que está sintiendo.
—Quizá debería ir a casa a descansar y olvidarme de esto—Dijo en voz baja.
Mientras Jake caminaba hacia su casa, no dejaba de preguntarse lo mismo a cada instante. No era de esos que sienten muchas cosas por las personas, él era más alguien frío, calculador, bastante antipático, era muy sociable a pesar de todo esto, ya todos lo conocían así y se acostumbraron a su manera de ser.
Pero aún estando rodeado de gente, él se sentía bastante solo, prefería estar sólo, haciendo sus cosas, dibujando, leyendo, o simplemente sumirse en sus propios pensamientos alejándose de la realidad.
Por fin llega a casa, callado, como siempre, va directo a su cuarto, tira su mochila a un lado y se recuesta en su cama. Pone su brazo en el rostro, entrando en un trance de sueño y junto a esto pensando sobre su día.
—Quizá todo esté en mi imaginación—Dijo en voz baja quedándose dormido...
Llega la hora de la cena, su madre lo llama para ir a comer, este se despierta y toma una ducha antes de bajar al comedor.
Jake llega al comedor, ahí está su madre y su hermano sentados.
—¿Qué tal tu día, hijo?—Preguntó la la madre interesada.
—Nada interesante—Respondió Jake mientras se servía de comer.
No quería hablar con su madre al respecto, es más, no le gusta hablar sobre nada. Es el chico que es bueno con todos, pero casi nadie conoce nada sobre él.
Jake va a dormir, no sin antes pensar otra vez en aquella chica que lo dejó pasmado. No puede dejar de pensar en ella. Es como si lo hubiesen hechizado sólo con el simple hecho de mirarla, pero él ignora este sentimiento y simplemente se va a dormir.
Al otro día, Jake despierta como si nada hubiese pasado, hace sus cosas preparándose para ir a la escuela. Se desayuna y se despide de su mamá no sin antes tomar un sándwich que le había preparado su madre para almorzar.
—Adiós mamá—Dijo mientras iba hacia la puerta.
De camino hacia la escuela, camina con paciencia, como si el tiempo se hubiese parado, cuando de repente se encuentra con su amigo Haniel.
—¡Hey Jake!—Gritó Haniel desde la esquina.
—Buenos días—Dice Jake indiferentemente.
Haniel se acerca corriendo hacia Jake, para ir juntos a la escuela. De alguna forma ellos se hicieron mejores amigos ya que el año pasado se odiaban ambos debido a que los comparaban en muchas cosas. Precisamente esto fue lo que los unió, su similitud en gustos, personalidad y manera de ser, se llevan muy bien y se tienen bastante confianza, tanta que no tienen miedo de contarse todo mutuamente.
—Oye, ayer estabas muy extraño—Dijo Haniel con un tono burlón.
—¿Qué dices? Estaba completamente normal—Dijo Jake un poco nervioso.
—¡Vamos! Te conozco lo suficiente como para saber que no es así, anda cuéntame—Dijo Haniel un poco más serio.
Esto provoca un silencio entre ambos, Jake no sabe qué decir debido a que ni él mismo sabe el porqué actuó así en ese momento, nunca le había pasado esto al ser alguien de pocas palabras. Jake está pensando en esa chica, es lo único que le pasa por la mente y no sabe qué decirle a Haniel.
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Espacio
Любовные романыUn chico bastante insensible ante todo, ve a una chica que lo deja completamente con la mente en blanco. Es una historia en el cuál Jake hará lo posible para estar con Alma, una chica de cabello castaño y unos ojos preciosos color miel.