"...No puedo seguir escribiendo, estoy a punto de quedarme sin sangre"
Y entonces, entendimos porque la letra era roja y desprendía un olor putrefacto.
También comprendimos porque a un lado de la carta se encontraba un dedo.
"...No puedo seguir escribiendo, estoy a punto de quedarme sin sangre"
Y entonces, entendimos porque la letra era roja y desprendía un olor putrefacto.
También comprendimos porque a un lado de la carta se encontraba un dedo.