La rosa roja - sansaery

Introducción: dulce nueva vida

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Margaery no sabía cuánto tiempo había pasado, a la vista estaba que tampoco tenía un buen aspecto, aunque le ayudaba a pasar desapercibida entre la muchedumbre. Nunca se arriesgaba a pasar mucho tiempo en un lugar, pues siempre podría haber alguien que algún día la reconociera y entonces sería su final.

Y allí estaba ella, con su cabello mucho más corto y lacio, que había adquirido un tono bastante más oscuro por la suciedad, apenas comía pero se las apañó para sobrevivir asaltando lugares, en los que siempre terminan descubriéndola, y se ve obligada a matar a gente, mucha gente, tanta que había perdido la cuenta, y aunque acabó siendo algo casi rutinario, no podía evitar sentirse culpable, aun así, estaba extremadamente delgada, pálida y su bello rostro ahora estaba cubierto de suciedad y se notaba muy cansado. Lo que más cambió de ella fue su mirada, sus ojos siempre iluminados, llenos de luz, alegría, pasión, que despertaban en todos un pequeño destello de positividad, ahora eran apagados, dando todos los efectos contrarios.

Todas las noches se acordaba de su hermano, Loras, y de Cersei, la odiosa Cersei, la cual siempre recordaba todos los días. Pensaba tanto en su muerte a manos de ella, que era lo único que la mantenía aún en pie, su sed de venganza, aunque siempre acababa rechazando esa idea, sabiendo que no reunía la fuerza física suficiente como para poder contra ella, y menos contra todo un ejército. Fueron segundos los que faltaron para poder salvarse ambos, pero él era mucho más lento, siempre lo había sido, y apenas podía mantenerse en pie. Cuando Margaery quiso mirar atrás, solo pudo ver una gran explosión con fuego valyrio, y después, todo se volvió oscuro. Despertó al poco tiempo, y vio a su hermano a pocos metros, muerto. No tuvo tiempo de acercarse a él, pues se acercaba gente y podían verla, así que todo lo que pudo hacer fue correr mientras sus lágrimas salían descontroladamente, y que tan arrepentida estuvo, todos los días lo recuerda, y se culpa de ello. De no haber podido acercarse a él, aun estando muerto, y poder despedirse, decirle que le quería y que siempre había querido lo mejor para él.

Pero ahora, por fin había acabado todo. Había llegado a sus oídos que Cersei había muerto en Desembarco del Rey junto con su hermano Jaime Lannister. Al principio pensó que podría ser falso, pero empezó a escuchar a mucha gente hablando de lo ocurrido, por lo que no pudo evitar sentir un gran alivio y euforia ante tal noticia. Hablaron sobre Daenerys Targaryen, hija del Rey Loco, masacrando la ciudad, quemando por completo Desembarco del Rey y matando a prácticamente toda la población.

Un grupo de caballeros que pasaban por allí comenzaron a dar nuevas noticias y ella se acercó para escuchar atentamente. Mencionaron que el nuevo rey de los Seis Reinos sería Bran Stark, ya que Invernalia formaría un reino independiente, con Sansa Stark como reina.

Sansa

Hacía mucho tiempo que no escuchaba hablar de ella.

Un montón de recuerdos vinieron a su cabeza costosamente.

¿Sería como aquella inocente chica que solía ser cuando la conoció? Aquella chica de mirada perdida, que rezaba y trataba de complacer a todo el mundo en busca de mostrar toda la bondad que podía poseer, y sobre todo, asustadiza, aún más después de haber visto a su padre morir. Margaery no dejaba de pensar en aquella chica, apenas la recordaba, pero había algo que podía visualizar con bastante nitidez. Sus ojos. Esos ojos azules, pero ahora la imaginaba con una mirada mucho más segura, no como hacía unos años. Una mirada de poder y autoridad, pues ahora era la reina.

Sentía la necesidad de volver a verla, y tener la oportunidad así de que la recordara y con suerte, que conservara esa amabilidad con la que la acogió al principio.

Los caballeros se dirigían a Invernalia, pero antes descansarían en un bosque muy cerca de donde ella se encontraba. Aprovechando la oportunidad, mientras que los demás dormían y uno de ellos se levantó porque había escuchado un ruido que le había alertado, producido por ella, la que con un movimiento rápido y silencioso, lo apuñaló, acto seguido, se hizo con su caballo, su ropa y reservas de comida que éste tenía, y se dispuso a comenzar su camino hacia Invernalia, en busca de su querida amiga, qué tan querida era que si con suerte la recordara, volvería a tener una vida como la anterior, llena de caprichos.

No dejaba de pensar en lo que sería su nueva vida, hacía tanto tiempo que no se miraba tan siquiera en un espejo que no sabía qué aspecto tendría.

Aunque por las miradas asqueadas de la gente cuando ella pasaba cerca suya, podía hacerse una idea.