episodio ii- recuerdos y sentimientos

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- ¡¡No no no no!!

Una bola de nieve impactó sobre la espalda de Sansa, que se había intentado cubrir detrás de uno de los árboles sin éxito.

Allí estaban, como niñas de 5 años, divirtiéndose en peleas con bolas de nieve, en uno de los momentos que disfrutaron tanto que olvidaron por completo todo lo que les rodeaba, solo eran ellas dos y la nieve.

Al cabo de un rato ambas acabaron lanzándose al suelo cubierto de nieve y observando el cielo nocturno y estrellado.

- Hacía tanto tiempo que no reía de esta manera, gracias Sansa por todo esto, de verdad- Margaery sonrió mientras seguía tumbada poniendo su atención en una de las estrellas que le había llamado la atención.

-Necesitaba compensarte por todas las veces que me ayudaste anteriormente, a veces me hacía olvidar lo mal que lo llegaba a pasar, y después de la muerte de mi padre no había sonreído hasta que llegaste, me hiciste muy feliz, ¿sabes?- Sansa ya no miraba al cielo, centró su mirada en Margaery, en su pelo, su nariz ligeramente arrugada, sus ojos que seguían mirando al cielo, su boca que formaba una pequeña sonrisa, la cual no tardó en imitar inconscientemente mientras observaba después cada uno de sus rasgos, algunas veces le costaba imaginar lo hermosa que era, aun después de tanto tiempo y de las circunstancias que le habían hecho tener un aspecto más sucio y apagado, que se había desvanecido, no solo por el baño, si no por esos breves momentos que habían pasado hoy, que habían provocado que esa luz en sus ojos volviera. Entonces recordó aquella duda que le quedaba ¿qué le había hecho apagar esa luz por aquel tiempo? - Bueno ¿quién empieza? Ya sabes, a ponerse al día.

- Creo que aún lo tengo todo muy reciente aunque haya pasado más de un año y no me siento preparada para contártelo. Aunque bueno... lo pasado, pasado está, lo importante es que hemos llegado vivas hasta dónde estamos y ahora tenemos nuestra recompensa. Un momento de paz y tranquilidad observando estrellas, ¿no crees?- Su mirada y su sonrisa mostraban un gran entusiasmo, fascinada ante este momento.

- Me parece bien- Añadió neutral mientras volvía a fijar su vista en el cielo - Pero eso no quita que haya ganado la pelea de bolas de nieve.

Margaery dio un pequeño golpe en el brazo de Sansa mientras ambas reían. Después dejaron de reír para hacer contacto visual. Estaban a tan solo unos centímetros, en silencio, observando cada rasgo de sus caras. Margaery sintió el impulso de acercarse poco a poco, con el corazón a mil por hora.

- Sansa, ¿dónde estás?

Aquellas palabras vinieron como si de un jarrón de agua fría derramándose en ellas se tratara. Ambas se levantaron rápidamente, desorientadas y sin entender lo que habían sentido en ese momento. Sansa tardó unos segundos en reconocer aquella voz.

- Es mi prometido, me voy, nos vemos mañana- Sansa mostró una leve sonrisa triste y se fue dejando huellas de sus pasos sobre la nieve acumulada en el suelo.

Margaery se quedó estática, aquella palabra le había causado un dolor en el pecho, seguía sin entender todo esto y en su camino a su habitación no paraba de reflexionar, repetir mentalmente esa escena y lo que le había hecho sentir. Ese hormigueo en el cuerpo, esos latidos fuertes, rápidos e intensos que hacían pensar que su corazón quería abandonar su cuerpo en aquel mismo instante, la forma en la que todo su cuerpo temblaba levemente de forma involuntaria, como si tuviera miedo, como si le intimidara, pero no la temía ni le intimidaba, era algo más.

Cuando llego a su habitación, dejó todo su peso y tensión sobre el frio colchón mientras y cerraba los ojos recordando lo ocurrido hace unos minutos. De repente ese sentimiento inundó su mente y su corazón, el cual seguía en su ritmo acelerado. Y se dio cuenta entonces de que ese sentimiento le resultaba familiar, y pronto pudo ver reflejado esos sentimientos en aquellos días hacía tanto tiempo en Desembarco del Rey. Cuando su vista coincidía con la de ella y comenzaba a temblar involuntariamente mientras su corazón y estomago hacían de las suyas. Cuando paseaban justas, hacían bromas, reían, contaban anécdotas. Ese sentimiento había estado escondido en ella durante todo este tiempo y la barrera que lo presionaba no dejando verlo con claridad se había evaporado en un chasquido, combinándose entre ellos y, ahí estaba, eso era.

Había estado y está enamorada de Sansa

¿Enamorada sería la palabra? Le intimidaba, se le hacía grande, le agobiaba esa palabra. No sabía lo que era amar ya que nunca lo había experimentado, amaba a su familia, sí, pero esto era otra clase de amor, lo que si sabía es que nadie en su vida le había hecho sentir esto, le había hecho sentir tantas cosas en tan poco tiempo con una sola cosa, lo que parecía su constante, la única razón del despertar de su corazón, ella.

Como era en aquellos tiempos, como es ahora. Por mucho que cambiase en cuanto a actitud, autoridad, fuerza, inteligencia, físico, seguía produciendo en ella las mismas reacciones. Desde que Cersei la encerró, desde la explosión, desde todas las muertes que había presenciado, una barrera se había formado en ella, que le impedía ser la Margaery que era antes, pero gracias a ella, esa barrera que contenía todo se había esfumado y entonces la Margaery triste, apagada, débil se había transformado en la Margaery fuerte, decidida, inteligente que era. Gracias a ella, la única persona importante en su vida que aún conservaba de su pasado.

La rosa roja - sansaery Donde viven las historias. Descúbrelo ahora