6. Ella te gusta

107 11 0
                                    

Max

La mañana siguiente que llegué al salón, Becca y Greg ya estaban ahí. Ambos hablaban mientras Greg comía una bolsa de papas fritas.

¿Qué rayos con sus desayunos?

—¿Qué haces comiendo frituras tan temprano? —pregunto tomando asiento en mi lugar dejando la mochila sobre mi escritorio.

—¿Qué? —pregunta él girándose un poco para poder verme—. ¿Quieres un poco?

—No —sacudo la cabeza—. Prefiero algo que sea menos cancerígeno.

Él se encoje de hombros comiendo otra papa. —Tú te lo pierdes.

Becca se ríe haciendo que pose mi mirada en ella. —¿Hiciste lo que te pedí?

Ella rueda sus ojos. —Hola, Max, estoy bien, gracias por preguntar —dice con sarcasmo.

—Si hizo ¿qué cosa? —se entromete Greg con curiosidad—. ¿Qué tenía que hacer?

—Becca.

—Lo hice —responde finalmente—. Fui a su casa, parecía estar bien, dijo que estaba resfriada, pero estoy segura que era mentira, no parecía estar enferma, sólo tenía la mano vendada y parecía algo nerviosa.

Greg suelta una maldición. —¿De quién carajos están hablando?

—¡De Ayla! —le contesta Becca malhumorada y gracias al cielo ella no había llegado porque sino estuviera escuchando todo lo que estábamos hablando—. Max me pidió ir a ver si estaba bien porque ayer no vino a clase.

Y sí, lo que decía Becca era totalmente cierto. Después de notar que Ayla no había venido a clase ayer le pedí a Becca que fuera a verla porque bueno, a lo mejor era tonto considerando que no me quería cerca, pero estaba algo preocupado ¿qué tal y si le había pasado algo o estaba enferma? No podía estar con la duda, así que decidí pedirle el favor a Becca.

Greg procesa todo para luego abrir la boca sorprendido, girándose poco a poco hacia mí y estoy seguro que se había dado cuenta de todo, era como si sus neuronas hubieran hecho una conexión inexplicable.

—Ella te gusta —afirma sorprendido.

—¿Y hasta ahora lo notas? —se ríe Becca.

—¿Cómo que su mano estaba vendada? —evado el tema, es decir, todo lo que había dicho era importante, pero que su mano estuviera vendada hizo eco en mi cabeza.

—Sí —respondió rascando su mejilla con pereza—. Como si se hubiera caído o cortado, no sé, sólo sé que estaba vendada.

Me hundo en mi asiento pensando en cómo pudo haberse lastimado ¿acaso se habrá caído? O ¿estaba cocinando y se cortó accidentalmente con el cuchillo? O ¿se había quemado?

Tantas hipótesis y preguntas vienen a mi cabeza justo cuando ella llega. Mi mirada vuela a ella quien traía el cabello recogido en una coleta baja como solía usarlo y me doy cuenta de que no traía su violín. Ayla no traía su violín, cosa que me hizo extrañar, ella misma dijo que no salía de casa sin él por las clases que daba así que ¿por qué no lo traía?

Ella camina hacia su asiento lazándonos una mirada a todos.

—Hola —saluda con una sonrisa forzada.

—Hola —contestamos todos al unisonido.

Ella se sienta e inmediatamente Becca toca su hombro preguntándole algo que no pude escuchar. Mi mirada va a Ayla queriendo ver si su mano seguía vendada como Becca había dicho y...sí, su mano izquierda estaba vendada de la palma y no parecía ser un rasguño, porque sea lo que sea que le había pasado había sido algo lo suficientemente fuerte para tener que vendarla.

Flores En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora