7. Partidos

105 14 0
                                    

Ayla

Pasaron varios días en los cuales no hablé con Max, sólo llegaba a Francés saludaba a todos y me sentaba en mi lugar.

Pero, a pesar de mi pequeña disputa y actitud hacia Max él se había quedado atrás de mí ocupando el lugar de Becca, quien uno de esos días se había sentado conmigo a la hora del almuerzo.

—¿Puedo sentarme? —pregunta de pie sosteniendo una bandeja con comida.

Asiento. —Sí.

Ella sonríe y se sienta acomodando sus cosas. Parece algo insegura de qué decir o hacer así que ve a a su alrededor, y bueno, no había nada interesante que ver, estábamos en la cafetería y todos estaban con sus grupos de amigos comiendo y hablando.

Finalmente posa la mirada en mi dando un pequeño y suave golpe a la mesa.

—Oye, lo siento ¿sí? —suelta de repente—. Lo lamentamos, no sé ni siquiera porque, es decir, no hemos hecho nada malo que nos hayamos dado cuenta, sólo hemos tratado de ser tus amigos porque nos agradas —hace una pausa—. En especial a Max, y tú has sido muy grosera con nosotros y eso no es justo. Y pueda que lo que acabo de decir te moleste, pero es la verdad.

Se queda en silencio tomando un respiro como si se hubiera estado conteniendo de decir eso desde hace tiempo y a pesar de que ella está esperando una mala reacción de mi parte, es lo contrario porque sonrío.

—Está bien, no tienes porqué disculparte.

—¿De verdad? —pregunta y asiento en respuesta—. ¿Eso quiere decir que estamos bien?

—Sí —sonrío.

Ella resopla luciendo aliviada. —Eso bueno porque ya necesitaba una amiga —se acerca un poco como queriendo contarme un secreto—. Por si no te has dado cuenta mis unicos amigos son dos chicos, no puedo hablar con ellos de citas o de como el periodo me mata de dolor.

Eso me hace reír.

—Entiendo. Por cierto ¿dónde están?

—Tenían una reunión del equipo —se echa hacia atrás reincorporándose. Toma el tenedor empezando a comer una ensalada, que saludable—. Mañana tienen un partido importante.

—Eso me dijo Max.

—Oye, deberías venir —me apunta con su tenedor como si se le hubiera ocurrido la mejor de las ideas—. Así pasamos tiempo juntas, además estoy segura que a los chicos les encantará que estés ahí.

—No lo sé...

—Oh vamos —lleva algo de lechuga a su boca sin dejar de hablar—. Será un buen rato, compramos palomitas y refresco, es más, yo invito.

Becca me ve ilusionada y emocionada pareciendo genuinamente deseosa que vaya, pero no estaba segura porque eso involucraría dejar a mamá sola con Jeff y no estoy segura de que eso sea una buena idea.

—Vamoooos —insiste poniendo su mejor rostro de cachorro abandonado—. Será por la noche y el partido sólo dura una hora así que estarás en casa temprano.

—Esta bien —acepto sin pensar—. Iré contigo.

—¡Sí! —da un pequeño grito luciendo de verdad contenta—. Te aseguro que no te arrepentirás.

—Eso espero —aparto algunos mechones de cabello de mi mejilla—. Porque no me gustan mucho los deportes.

Eleva una ceja. —¿No te gustan o no sabes de ellos?

—Creo que ambas.

—Bueno, déjame decirte que eso no es válido hasta mañana después del partido, mientras tanto tu comentario no tiene validez.

Flores En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora