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BoruSara: Mundo alterno
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| Strong Woman Sarada. |
Boruto se echó en el respaldo de su silla y miró el techo blanco de su oficina. Nunca le desagradó el color, le daba igual, hasta que lo tuvo que ver a diario en el mismo momento e instante. Resopló levantando ligeramente los mechones rubios que caían revueltos en su frente. ¡Estoy harto, dattebasa!
Si le hubiesen dicho que trabajar en una oficina sería tan aburrido jamás hubiese aceptada, vale, se lo dijeron, pero no quería parecer un cobarde—decepcionar a su padre— ante los demás. Solo era un mes más y podría volver a su vida no planeada como siempre. Y, es lo mejor ¿no? ¡Que aburrido vivir un día si sabes que sucederá!
—¡Hey! —giró en su silla y miró al hombre que miraba desde el cubículo de a lado— deja de dar vueltas en tu silla y tráeme diez cajas de papel triple A.
Boruto se irguió atragantándose con su saliva ¡Que asco! Lo peor que puede suceder, tosió y se tocó la garganta. —¡¿Diez?! ¿sabes cuánto tardaré?
—Ya hubieses traído cinco ¡Date prisa!
Se levantó de mala gana. ¿Quién se creía para darle ordenes?
—Solo mi mamá me manda —murmuró caminando con las manos en los bolsillos.
Llegó en minutos a la bodega, miró entre las cajas y encontró el tipo de papel que pidieron, ¿cómo iba a llevar tantas? Podía llevarlas de dos en dos, pero tendría que subir y bajar las escaleras 5 veces. Este no estaba siendo su día.
Apiló una caja sobre la otra, no podía creer que simples hojas de papel sean tan pesadas. Hizo fuerza y las cargó, no le resultaron muy pesadas como recordaba.
—¡Ja! y decían que mis horas de ejercicio no iban a servir de nada.
Las bajó de nuevo y apiló dos más, se inclinó para tomarlas y miró las que quedaban, después iba atener que regresar por otras cuatro y dar una vuelta más por dos cajas. Recordó los regaños de su madre que no debía alzar cosas pesadas, pero luego miró las escaleras.
"Ni que me fuera a morir"
Apiló la otra e hizo fuerza para cargarlas. Primer intento: fallido.
—No me fallen horas en gym. —hizo fuerza de nuevo y las cargó. ¡Vamos, vamos! Intentó ir de prisa a las escaleras, sus mejillas estaban levemente rojizas por el esfuerzo.
"Solo son dieciocho escalones ¡sí puedo!"
—¡No puedo! —las dejó en el descanso de las escaleras y se recostó en una—¡maldito vecino de cubículo!
—Ya estoy subiendo —se escuchó la voz de Sarada desde abajo. Boruto se reincorporó de prisa.
