Capítulo I: "Temer."

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Siendo ya un mes en la nueva escuela de Shuichi, pronto notó cómo conforme pasaban los días los pasillos y patio eran decorados con calaveras aterradoras y calabazas, en especial con bonitos fantasmas en el jardín de los secretos.

Kokichi no parecía muy convencido con esa idea, comentaba que no era así como se veían los fantasmas realmente. Y Shuichi a todo eso no tenía opinión, pues el único que veía fantasmas era Kokichi, así que a veces solo se limitaba a asentir con la cabeza mientras el menor se ocupaba de tirar esas decoraciones cada dos días.

Se conocía como la festividad de Halloween, si bien Shuichi había escuchado de ella anteriormente, jamás tuvo la oportunidad de celebrarla, pues su tío no solía estar para acompañarlo ni mucho menos sus padres, además, no tenía permitido estar solo fuera en la noche. Regla absurda a su parecer, si incluso se sentía solo en su propia casa.

Pero ya se podía ver la cara de sorprendidos que todos pusieron cuando él comentó aquello, incluso Miu y Kaito se quedaron sin cosas que decir.

Es por ello que ese viernes todos acordaron ir a pedir dulces juntos, por Shuichi.

Encontrándonos entonces en aquel viernes quince minutos antes de que terminara la clase, donde los niños miraban el reloj contando los segundos faltantes.

Era irónico, parecía que cuando se trataba de cosas como esas, los alumnos se volvían los expertos en Matemáticas.

El tiempo iba lento para conveniencia de los menores impacientes, sin embargo solo hizo falta que Angie estornudara y Kaede le dijera "Salud." para que todos desviaran su atención, consiguiendo así que finalmente la esperada melodía sonara. Todos salieron amontonados, a excepción de dos, Shuichi y Kokichi.

Desde aquel evento de las cartas parecían inseparables, sus compañeros estaban convencidos de que al pobre peliazul le habían caído quinientas maldiciones durante ese periodo.

Aunque a este no le molestaba en absoluto, consideraba interesante a Kokichi, incluso más que a otros, algo en el menor le llamaba más la atención, quizás por la forma en la que evitaba deliberadamente algunos temas y el cómo aquello le recordaba a él mismo.
Quizás por sentir que en el fondo eran iguales.

Mientras que otros (la mayoría) decían que Shuichi estaba bajo un hechizo, obligándolo a hacer lo que Kokichi quisiera.

Saliendo del salón, ellos daban mutuamente pequeños avances de sus disfraces.

-Y usaré un gorro que encontré por ahí, sin que mi madre se de cuenta -comentaba el de hebras moradas-.

-Bueno, yo he pensado en pedir prestada la lupa de mi tío, se vería muy bien en el disfraz -le dijo-.

El menor levantó la cabeza con una sonrisa.

-¡Mira! ¡Mi diente se cayó! -exclamó de la nada.

-Oh -el contrario se acercó a ver mejor, demasiado impresionado-. A mí ya se me cayeron casi todos, solo me faltan cuatro.

-¿Tú cuánto crees que me dé el Hada por él? -preguntó fijando su mirada en el diente que tenía en su mano.

-Todo depende de qué tan bonito esté.

-¿Y tú cuánto crees que sea? -se veía aún más emocionado.

Fantasmas [SaiOuma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora