_ Iré a mi habitación. – dijo tratando de ignorar todo. Cerró la puerta de su habitación de un portazo y se tiró en la cama. _ Yo no puedo casarme, no puedo. Tampoco puedo irme y dejar a Michelle así. – se quedó en silencio por unos minutos. _ ¿Por qué no puedo casarme? Yo siempre estuve de acuerdo con que se aprobara el matrimonio con esa chica, ¿Por qué ahora no puedo casarme? ¿Estoy loco o que carrizo es lo que me está pasando? Esa chica esta perdidamente enamorada de mí, yo de ella no lo sé, pero... ¿llevar tanto tiempo de novios? Les había dicho a mis padres que me iba a casar cuando regresaran, ¿Por qué no debo hacerlo ahora? – respiró hondo. _ Tengo que buscar a Michelle. – se levantó y bajó corriendo las escaleras. _ ¡Papá! ¿A qué hora sale el avión? – gritó mientras bajaba.
_ Sale a los dos de la tarde, ¿Por qué?
_ Es de mañana aun, tengo que hacer una diligencia importante, vendré antes de las dos. Dile a la chica que limpia que prepare mis maletas. Ahora vuelvo. – dijo saliendo y encendiendo su moto, subió en ella y condujo hasta el restaurante. Al llegar entró y se dio cuenta que se sentía un vacío enorme. _ ¡Buenos días! – le dijo al jefe de Michelle. _ ¿Ella aun no regresa? – preguntó un poco desesperado.
_ ¿A quién te refieres?
_ A la encargada, Michelle.
_ ella no tiene trabajo hoy. – frunció el ceño y sonrió a medias.
_ Yo la vi esta mañana. – respondió dudoso.
_ Ya le dije que no está. – le respondió de mal humor y le dio la espalda. Joel se quedó mirándolo, entonces no tuvo de otra que acercársele.
_ ¡Hola! Sé que no te caigo del todo bien, sabrá dios porqué. Pero solo quiero hacerte una pregunta, ¿Sabes dónde está Michelle? – él lo fulminó con la mirada y negó. _ Ok, gracias por mentirme. – se giró y se topó con la chica que había llevado ayer a su casa. _ ¡Ah! Hola, ¿Cómo estás? – dijo sin mirarla a los ojos.
_ ¿Vienes a buscarme? A esta hora no puedo salir, es en la tarde.
_ Bueno, vendré por ti en la tarde entonces. No te me pierdas, ¿Ok? – besó su frente y salió. _ ¿Dónde puede estar? – condujo hasta el parque y recorrió todo el lugar buscándola, pero no la halló. _ Si yo hubiese sabido que se iba a poner así solo por unas flores, no me hubiera preocupado por saber de ella. – dijo sentándose en su moto. _ ¿Dónde estás Michelle? ¿A dónde fuiste? Te juro que te diré la verdad, si vienes antes de las dos, me disculparé por haber roto tus flores y buscaré otras iguales a esa y las sembraré para ti.
Varias horas después Michelle apareció en el restaurante. Se veía triste, afectada por lo que ocurrió con sus flores. Al llegar se sentó al lado del pequeño jardín y las lágrimas comenzaron a salir de su rostro. Joel al verla se dirigió a ella corriendo.
_ Michelle? Me tenías preocupado, ¿Dónde estabas? Oye... siento mucho lo de tus flores, la verdad me dolió cuando las vi así en ese estado... ¿estás bien?
_ No puedo estar bien si ellas no lo están. – Edmundo debía salir de viaje en media hora, pero cuando vio a Michelle bajó de su moto y se acercó.
_ ¡Michelle! – gritó desde la otra calle, ella se giró y lo miró con desagrado.
_ ¿Qué hace el aquí Michelle? ¿Están saliendo? – ella negó. _ ¿Por qué te busca entonces?
_ Joel, ¡en estos momentos no estoy para dar explicaciones y mucho menos para soportar una escena de celos! No estoy en mis cinco sentidos Joel, perdóname. – le habló un poco fuerte. Entonces Edmundo cruzó la calle y la tomó por el brazo. _ ¡Suéltame! – gritó desesperada. _ ¡¿Quién carrizo te crees para tocarme las veces que te dé la gana?! – Edmundo se quedó sorprendido por la forma en que le habló. _ Te he dicho millones de veces que me dejes en paz, que no me sigas, que no quiero saber nada de ti. ¿Por qué no te largas de mi vida de una vez por todas? Vete, que tu presencia me molesta, ¡me fastidia! ¿No lo notas? – Edmundo se sintió humillado y despreciado por primera vez en su vida. _ Vete niño presumido, vete. – le dio la espalda y se marchó. Joel se quedó observándolo con ganas de matarlo.
_ ¿No escuchaste que te fueras? – él se quedó observando a Michelle y luego bajó la mirada.
_ Perdóname. – susurró. _ Por favor perdóname, no fue mi intención. – se dio media vuelta y subió a su moto. Llegó justo a tiempo, ya sus padres iban saliendo para el aeropuerto. Él tomó su identificación y se fue con ellos. En el transcurso del camino no dejaba de pensar en ella, en las palabras que le dijo. Edmundo estaba sin ánimos, estaba triste... de tanto pensar, una lágrima dejo caer. ¡Edmundo estaba llorando! Él nunca pensó llorar por algo o por alguien.
Michelle se encerró en el baño del restaurante, sacó una foto, la miraba un poco melancólica y comenzó a llorar.
_ ¿Por qué yo? – dijo en sollozos. _ ¿Por qué a mí? – Joel toca la puerta.
_ Michelle, ¿estás bien? ¿Puedes salir un momento? – ella seco sus lágrimas.
_ Estoy bien, solo quiero estar sola. – respiró hondo y secó sus lágrimas. _ No todo es llorar, no todo es reír, todo es, simplemente vivir. Debo secar mis lágrimas y volver a sonreír. – secó sus lágrimas, se levantó y le regaló una sonrisa a su amigo. _ Lo siento, pero estoy bien, mírame.
_ ¿Podemos hablar?
_ ¿Ya no estamos hablando?
Pasaron varios días y Michelle hacia su rutina diaria pero esta vez sin echarle agua a Skyler y a Kaleth, le ha dolido. Pero su entorno no son solo ellas, hay muchas más.
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Simplemente vivir ©️ (Completa)
Short StoryEdmundo: Un chico simpático, alegre, con una bella sonrisa y un físico que a cualquier chica enamora por completo. Su vida son las mujeres, su diversión jugar con ellas, su felicidad, verlas rogar a sus pies y su miedo, enamorarse. Michelle: Una chi...