Tu chica entró en el local.
Estaba junto a un chico rubio muy alto. Tenían las manos entrelazadas y eso me hizo pensar mucho en ti.
Se sentaron en una mesa cerca de la barra y tu chica pidió una tila. Se veía preocupada y sus ojos marrones estaban manchados por unas grandes ojeras.
Él lo sabe... - escuché a la morocha decir.