Episodio 2.

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Ojos Rubíes.

Episodio 2.

"Acompañada"

...

Delfina Tossone, una chica que proviene de argentina, o eso fue lo que leyó en su historial de quejas... Ahora mismo se encuentra en el comedor, comiendo una banana mientras se disponía en revisar su celular.

-"Espero que te esté yendo bien, hija"

No evita sonreír de medio lado. Le escribe...

-"Claro que si mami, al llegar a casa te cuento lo que ha pasado" –Sube su mirada por unos momentos y se atraganta un poco al ver al rubio allí. Observándola con una diminuta sonrisa. Cierra sus con fuerza, agarra su jugo para beber de él y así pasar el pedazo de banana que le quedo en su garganta, una vez calmada y frotándose junto con golpes en su pecho abre sus ojos para mirar otra vez a Albert pero...

-<<Ya no está...>> -Siente un escalofrío en toda su espalda- Uhm... <<Tengo miedo, ese hombre es muy extraño>>

-¡Hola! –Un joven de la nada aparece delante de ella sentándose sin siquiera preguntar si podía hacerlo-

-... -Desde un inicio se había asustado pero, usa su indiferencia en él rápidamente-

El rubio por su parte caminaba hacia su siguiente aula, aun no empezaba las clases pero se adelantaria. La manera en que hizo quedar en ridículo a esa pelirroja le emociono bastante por no decir que le excito, ha cambiado tanto su pequeña Verona.

Estaba muy contento de haber separado al estorbo Leo...

-N-no lo entiendo. –El joven observaba sus calificaciones- ¡Yo juro haber sacado buenas notas!

-Leonardo, aquí dice lo contrario. –Habla su padre con un rostro decepcionante-

-Hijo, ¿No fue fácil para ti? Debiste decirnos.

-¡No! ¡Ha-hablo en serio! –Mira a su profesor- ¡Profesor Albert, dígale que lo que digo es verdad!

-Monasterio... no niegues lo evidente, acepta de una vez tus calificaciones -Albert entrelaza sus dedos cubriendo sus labios que se curvan en una malévola sonrisa, sin Leo en su camino tendría a la morena solo para él-

Él rostro de desconcierto y sufrimiento del muchacho lo complace bastante.

-Leo, debemos llevar a una Universidad más... Apta para ti, iremos a Washington.

-¡¿Qué?!

Ahora podría estar todo el tiempo con su pequeña alumna, no por nada había solicitado trabajo en la Universidad Raccoon al enterarse de la inscripción de la chica, y conseguir la plaza fue cosa de niños con su envidiable currículum le hablaron de inmediato, saco un folder de su maletín, en letras rojas se leía Verona Fernández, era el expediente de la chica, sabía de buena mano que la morena era una excelente estudiante, aunque un poco perezosa ya que tenía la costumbre de dormirse durante las clases, Albert vio en ello una oportunidad, sin duda sacaría provecho de ello <<Las estudiantes castigadas suelen quedarse por las noches a detención, aunque mi clase es la última, quizá la deje dormir un par de horas>> Sabía que tratándose de Verona los castigos no funcionarían si quería que ella acudiera a él, aunque claro eso solo sería al inicio.

-Eres tú, el muchacho que...

-¡Me alegra que me recuerdes! –Sonríe grande mostrando sus dientes blancos mientras cerraba sus ojos- A pesar de tener pendiente lo que dijiste pero, me gustaría acercarme a ti. Yo también soy nuevo.

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